Después de los resultados de las elecciones municipales del 8 de diciembre, las condiciones políticas del país daban para suponer un momento de calma con el fin de que las fuerzas políticas en pugna se reacomodaran, y que la revolución tuviese la oportunidad de disfrutar de la luna de miel que no había disfrutado después de las elecciones del 14 de abril, para darle un fuerte impulso al socialismo bolivariano.

Sin embargo, así como las medidas administrativas tomadas antes de las elecciones lograron potenciar la victoria electoral del 8 de diciembre de 2013, las medidas económicas tomadas en enero de 2014 vinculadas al sistema cambiario, sumado a todos los problemas acumulados por la denominada guerra económica, ha determinado una nueva etapa de incertidumbre dentro de algunos sectores del chavismo sobre el rumbo que se está tomando.

No es mi intención juzgar las medidas, y menos el rumbo que se toma, creo que lo importante es observar como en este momento es necesario revertir los efectos negativos de las mismas desde el punto de vista político. Es por ello que podríamos enumerar algunas acciones que permitirían garantizar el cumplimiento del legado de Chávez ante una crisis económica en desarrollo que se potencia como consecuencia de la escasez, el desabastecimiento y la disminución del poder adquisitivo del salario del venezolano:

1. Profundizar la democracia participativa y protagónica en los procesos de toma de decisión de alto nivel. No es una mera consigna, es una necesidad real adquirida producto de la madurez política del pueblo venezolano, que se ve mermada cuando es la burocracia la protagonista de todas las acciones conducentes a resolver los asuntos públicos prioritarios.

2. Generar un diálogo pendiente entre los distintos factores que componen el chavismo. Desde el hecho de que los partidos del Gran Polo Patriótico tienen meses que no se reúnen, hasta la falta real de incorporación del Poder Popular y Comunal en los procesos decisionales y de acción del gobierno en los asuntos de inseguridad y desabastecimiento o especulación, se ha afectado la capacidad de movilización política en la calle que repercute en la ineficiencia de acciones como la de los “precios justos” que hasta ahora ha sido una esperanza navideña de largas colas y poco saldo organizativo.

3. Abrir espacios sinceros y transparentes para la autocrítica revolucionaria. Asunto que ha sido restringido a la criminalización de la misma, junto a epítetos que parecieran demostrar un repudio muy contradictorio con el discurso oficial.

4. Ampliar la participación de las bases en el Congreso ordinario del PSUV. No asumir la voluntad expresa del Presidente Chávez sobre la caracterización de los delegados del Congreso, electos desde las bases, y sin responsabilidad burocrática ejecutiva, creando delegados “natos” en proporción superior a los electos por las UBCH, es un contrasentido a la aspiración planteada en el punto 1.

5. Abrir un debate real sobre la economía del país, haciendo público el origen verdadero de los inconvenientes que en la actualidad dificultan la solución de los problemas, concienciando así a la población de los esfuerzos que deberán hacerse para resolver el problema de raíz.

El Presidente Maduro tiene aún un gran reto, sumar todas las voluntades revolucionarias para solventar la crisis que los venezolanos sabemos existe en lo económico, y esto pasa por asumir, así como lo hizo Chávez, que el socialismo bolivariano es la única vía, y que este se construye con más y más participación directa, sin medias tintas ni conciliación que valga con la derecha.