Presidente Nicolás Maduro: presiento que usted no está observando al país real de estos momentos. Pienso que todavía está viviendo la euforia previa y posterior al 8 de diciembre, y no lo deja percibir, con claridad, la realidad circundante. O también podría ser que usted mismo está confundido y, por ende, es lo que irradia hacia el chavismo y el resto de la sociedad. Mi olfato político me permite captar nubes enrarecidas en el mundo gubernamental.
En efecto, todo pareciera indicar que la euforia triunfalista del 8 de diciembre, está desapareciendo del pueblo chavista, y poco decir del resto del país. Su gobierno está arrastrando un fardo bien enchumbado, y cada día se descubren más hechos relacionadas con la gran estafa cadivista. Contenedores en los puertos que tenían entre mil, mil quinientos y dos mil días en el completo abandono. Unos con alimentos vencidos, o medicinas vencidas. Y otros con chatarra en su interior. ¿Esos contenedores no son supervisados? ¿No se lleva un registro a partir de su desembarco? Son cosas difíciles de decir, y mucho menos de creer.
Presidente Nicolás Maduro: hay algo contaminante en el ambiente. Algo que intenta decirle a usted y a su equipo de gobierno que un pueblo no puede vivir todo el tiempo de la verborrea, de los discursos, de los clichés y el eufemismo. El pueblo reclama que le solucionen sus problemas más importantes, como lo es el abastecimiento de alimentos, medicinas, equipos médicos, inflación aceptable, como la entrega de viviendas, seguridad, entre otros.
Usted está en estas luchas desde muy joven. Por lo cual debe saber que hay veces, cuando no se escuchan los mensajes, o no se percibe las señales, los pueblos, por muy izquierdistas que sean, su poder y voluntad de aguante, son rebasados por esos problemas, y suceden cosas. Cosas desagradables. Usted sabe a qué me refiero. Pienso que pudiera estar pasando lo siguiente: sus colaboradores más cercanos le tienden una cortina de humo que no le permite ver e interpretar la realidad. Y entre palabras y palabras, aplausos y aplausos, van sucediéndose hechos que va copando la paciencia de los venezolanos.
Usted, por otro lado, tiene la suerte de no tener en la acera del frente una oposición cohesionada en torno a un líder y a un proyecto de país. Cosa que sí tiene usted. Ha logrado, en poco tiempo, de hacerse de un liderazgo. Cuenta con el chavismo, patria o muerte, que acompañó al Gigante Hugo Chávez, y tiene un partido bien organizado, como el PSUV y los partidos aliados. Son pilares fundamentales. Pero, ante el agotamiento. pueden sufrir fracturas peligrosas. ¿Qué hacer? No me toca a mí, por múltiples razones, decirle que puede o no puede hacer. Usted es el líder, pero el líder tiene que saber escuchar los ruidos. Tiene que agudizar el olfato y percibir las señales. ¡Volveré!
Puerto Ordaz, de febrero de 2014