Pildoritas 23 (año VII)

¿Será que los consumidores finales vamos a “verle el queso a las tostada” cuando estemos ante la caja registradora?

Ajá, tenemos la ley, tenemos al gobierno en la calle, se están dando golpes certeros y contundentes a los pocos casos que han podido ser detectados o por la inteligencia oficial o por la popular, no se le ha visto, eso sí, la cara a los delincuentes para que el pueblo los conozca y quienes están actuando como ellos escarmienten y por lo menos lo piensen dos veces antes de seguir delinquiendo y pisoteando las leyes, en perjuicio de la gente, y muchos de ellos en connivencia con los planes desestabilizadores y por esa vía enriqueciéndose de manera vulgar.


Todo ello está bien porque como dijo uno de tantos incrédulos en la eficiencia, no del gobierno al más alto nivel, sino en algunos mandos medios y bajos, pues quien lo preside se ha desgañitado llamando a ser eficientes pero además ha dado ejemplo de dedicación y trabajo en la calle y gestionando en todas las áreas: “por fin como que se le está viendo el queso a la tostada”,

Ahora bien habrá que preguntarse como ya se escucha de la gente sobre todo en las colas de los supermercados y demás comercios a los que hay que acudir obligados para la satisfacción de las necesidades básicas, ¿Cuándo y de qué manera los beneficios de la Ley se van a percibir en cada persona, en cada familia, en fin en el último eslabón de la cadena de comercialización que somos los consumidores?.

Hasta ahora nada se percibe, una gran cantidad de rubros de alimentos, medicinas, repuestos, productos de limpieza y aseo personal, papel higiénico, insumos para reparaciones industriales como por ejemplo el alambre de cobre para el embobinado de motores, baterías, cauchos etc., sigue desaparecida como por arte de magia de los proveedores al detal y todos sabemos que su causa es el acaparamiento, en muchos casos, para esperar que baje la marea y llevarlos a Colombia para lograr las enormes ganancias que el cambio monetario produce.

El problema real ahora mismo es que quien acuda a adquirir algún bien, no sabe cuál es el precio al que según la ley se lo deben vender y entonces se ve obligado a pagar lo que le cobren sin poder constatar si lo están especulando o no.

Se hace necesario entonces establecer una forma expedita para que los consumidores estemos perfectamente enterados de los precios de cada producto que vamos a adquirir, la publicación en sitios visibles de los comercios, se cumple en muy poquísimos de ellos y en los que se hace, lo que se dice en los carteles no se respeta dentro y además por la premura, por la alta cantidad de clientes que tendrían que hacer cola frente al cartel para ver los precios y porque no es factible que cada consumidor vaya a comprar con papel y lápiz en mano para copiar los precios de cada articulo que requiere, hay que implementar una manera explicita y fácil, que como dije en un articulo anterior puede ser el que se obligue al establecimiento a la entrega, a la entrada, de un folleto con todos los precios, en base a la Ley, de lo que allí se expende, lo cual es muy fácil con la tecnología con que contamos y porque para el vendedor no es nada difícil simplemente mandar a copiar de su inventario la lista de rubros y de precios. Es lo que hay que hacer porque si no el consumidor no se va, aunque quiera, a aprender como si fuese el padre nuestro, todos los precios que la nueva Ley debe garantizar para que se acabe de una vez por todas la especulación

Es más para que no se diga que es un atropello y que se le está ocasionando un gasto extra al comerciante, que se descuente lo que invierta en la elaboración del folleto, del impuesto sobre la renta y así todos contentos y quien no lo esté de parte de los comerciantes, pues que se vaya con su música a otra parte porque aquí se le acabó el pan de piquito (ojala), y que se queden en el campo del comercio quienes en verdad sean honestos y se conformen con las ganancias justas que prevé la Ley. Entonces si es así, podremos afirmar que ahora sí “se le está viendo el queso a la tostada”.-

Todavía no, pero no podemos ser tan pesimistas como para cerrarnos a la posibilidad de creer que si se puede derrotar la guerra económica, hasta ahora estamos comenzando, aunque hay que aceptar que falta una acción más agresiva de todas las instituciones, por ejemplo es poco o casi nada lo que se le ha visto hacer a los alcaldes con sus policías y si son de oposición menos, es aceptable porque no le podemos pedir peras al olmo, esa gente tiene otros objetivos y a sus planes les benefician las consecuencias de esa guerra, lo que es inaceptable es que con toda la fuerza armada, policía nacional, estadales y municipales, 21 gobernaciones y 255 alcaldías, 99 diputados nacionales, cientos de diputados regionales y centenas de concejales, la mayoría de los consejos comunales, sindicatos y organizaciones populares etc., no sea esta revolución capaz de garantizar una derrota contundente a las pretensiones de una oposición que van más allá de ser absolutamente propias, porque bien sabemos que es un ingrediente más de lo que el imperio persigue en sus acciones de reconquista de lo que perdió hace ya 16 años, por lo que paga muy bien a los apátridas que se prestan para ello desde posiciones que una democracia plena como la nuestra les permite.-



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Saúl Molina


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