Los escuálidos se quejan amargamente. Un par de "carajos" y un "se jodieron" han mancillado sus refinados oídos.
Pero amigos, no hay cosa más triste que un funeral. Y sin embargo, en los velorios en Venezuela se hacían sancochos, se tomaba caña y se sacaban a relucir los mejores cuentos, mientras mas colorados mejor.
En esta era de franquicias funerarias esto se ha perdido, es verdad. Pero José Vicente es un hombre que ha vivido mucho.
Recibida la orden imperial de labios de la vestal María Corína, AD y COPEI se auto-suicidaron. Es sólo natural que a José Vicente le nazca comenzar las pompas fúnebres con un buen par de groserías.
Es cuestión de respetar los muertos.
Saludos cordiales,
Gustavo J. Mata
Físico, Profesor Universitario