Que viva Changó

La oposición golpista una vez más se embarca en el tenebroso bongo de la traición para cruzar el Leteo, el río que conduce al inframundo, hacia la muerte, el barquero esta vez no es Caronte sino Bush, tan ciego como este, quien en lugar de pedir una moneda al pasajero, ofrece dólares para llevarlos a la otra orilla, hasta el infierno, donde el can Cerbero de los medios, con sus tres cabezas ladra a los cuatro vientos: Fraude, fraude "El Presidente Chávez está subvirtiendo las instituciones democráticas al utilizarlas para restringir los derechos de los que están en desacuerdo con él. La democracia está en peligro".

La estrategia ha quedado descubierta, el barco ha llegado a la otra orilla y la procesión fantasmagórica desciende allá para hundirse en el lago del olvido, donde en poco nadie los sabrá nombrar, pues olvidaremos sus nombres y recordaremos la ignominia en la que nos quisieron hundir eternamente, entregando el país por 40 monedas.

Nuevamente intentaron ahogar el espíritu de nuestras tradiciones, primero fue cuando alzaron la mano contra la Navidad, con el paro petrolero, ahora el 4 de diciembre ignoraron el día de Santa Bárbara, una de las manifestaciones de la religiosidad popular más fortalecida en los últimos tiempos, que gana adeptos con su manto rojo, su copa y corona de oro y su espada. Una santa prodigadora de abundancia que en el sincretismo religioso de nuestros pueblos caribeños encarna a Changó, la luz del rayo atravesando el cielo, el trueno arrollador, el fuego en el bosque, la fuerza destructiva y a la vez, dador de vida. En medio de su poder y energía él aniquila todo lo negativo; de este modo hace las cosas fértiles y puras.

Si algo nos caracteriza a los venezolanos es el espíritu de Changó que impregna nuestras almas de risa y bonachonería y a la vez nos insufla con el fuego que consume a bocanadas, disparando rayos, con hacha y machete.

La materia de la que está hecha nuestras almas no aparece en los manuales de la CIA y los brutos que aquí la representan se han puesto de espalda a nuestro pueblo, despreciando lo más sutil de nuestra esencia. Por eso no van a lograr su cometido.

Nuestra cultura debe ser el escudo más refractario y la punta de la lanza con la que debemos defender la patria; nos cohesiona y nos entrega a los códigos que sólo nosotros comprendemos, nos alimenta y nos hará invencibles.

¡Que viva Changó, señores!

elmacaurelio@yahoo.es


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Marco Aurelio Rodríguez G. (El Macaurelio)

Periodista, Politólogo, poeta, escritor, humorista y ensayista. Columnista en varios medios, digitales e impresos.

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