“Mírale las ojeras a ese muchacho. Se ve que tiene semanas sin dormir bien.”
Mi esposa se refería a Jorge Rodríguez, quien el domingo en la noche se dirigía al país.
Mientras veíamos a los políticos de oposición contorsionando la realidad para presentar la elección como ilégitima, mientras veíamos a los políticos de nuestro lado haciendo maromas retóricas para justificar su escasa capacidad de convocatoria, olvidabamos el gran triunfo de la jornada: la exitosa organización de las elecciones.
Una elección es un proceso técnicamente complejo que conlleva coordinar a) la acción de decenas de miles personas que administran la votación con b) la acción de millones de personas que acuden a votar. El manejo del flujo de información tiene que garantizar la integridad de la voluntad del elector, ser susceptible a ser auditado y al mismo tiempo debe ser procesado con la mayor celeridad posible.
En la elección del cinco de diciembre todo esto tenía que ocurrir, además, en un ambiente de presiones, amenazas e incertidumbres políticas.
El proceso electoral del domingo fue una contundente demostración de capacidad técnica. Que no solamente es loable per se, sino que también nos indica que los venezolanos poseemos los recursos y las habilidades necesarias para implementar con éxito políticas públicas de alta complejidad.
El CNE y Jorge Rodríguez forman parte del paradigma de institución y funcionario que necesitamos, si es que en verdad queremos que el socialismo del sigo XXI se haga algún día realidad.
Necesitamos mil más como Jorge Rodríguez.
gmata@telcel.net.ve