Guarimbero mordió a su perro por este negarse a morder a su vecino

UNO

Esta son dos historias que voy a contar y ocurrieron en los diez días de guarimbas que hemos soportado los vecinos después del día de la juventud y me las contó el adulto mayor y jubilado profesor Marcos Herrera quien vive en una urbanización de clase media (ya van por media clase). Esta es una urbanización cerrada por rejas ilegales por todos lados que los ciudadanos más arrechos han colocado para según ellos, resguardarse y protegerse de los delincuentes, violando de este modo el libre transito de aquellas personas que no están de acuerdo con semejante arbitrariedad. Aunque con la colocación de estas rejas no han disminuido para nada los robos a las residencias por la sencilla razón de tener como residente al jefe de los forajidos y unos cuantos de sus compinches que pasaron de malandros a guarimberos de la noche a la mañana, a quienes se les paga para realizar las ladillosas guarimbas. La primera historia sucedió así: Este chamo violento de dieciséis años tiene un lindo perro llamado “Caribe” de la cual estaba orgulloso hasta que este se negó a atacar al chavista profesor, vecino de este facineroso. El atribulado profesor jubilado intentó salir del acoso y el encierro involuntario a lo que nos tienen sometidos estos hijos de papá y mamá. No contó el malandro con que el profesor Marcos se había ganado el cariño de su bravo can. El perro se negó a morderlo y el malandrín de la rabia le mordió una pata. Esta mala acción de maltrato contra un animal le ganó una soberana mamadera de gallo y un alias que no podrá quitárselo para toda la vida, así tenga que mudarse de lugar. Ahora lo llaman “muerdeperro” y anda tirándole coñazos a quien se atreva llamarlo así.

DOS

La otra historia tiene que ver con el mismo profesor. Este por fin logró salir de su involuntario encierro y se dirigió a caminar, por prescripción médica por su avenida favorita y comprar unos víveres y unas frutas. Se llevó su “bolsa ecológica” de tela. El querido profesor es un consumado ecologista, evita las bolsas de plásticos, sustituyéndolas por una mochila de colores que ya es famosa en el lugar en donde vive. Se levantó muy temprano y aún “los buenos muchachos” no habían colocado la acostumbrada barricada de palos, basura, cachivaches y cauchos. Cuando regresó, los guarimberos y sus papás ya habían montado su diversión.

TRES

Cuando lograron avistarlo se le fueron encima no solo para quitarle su mercadito, sino para propinarle unos cuantos golpes y empujones. Uno de ellos le pidió que gritara ¡Muera Maduro! y Marcos le respondió ¡Viva Chávez, Carajo!... El carajito lo amenazó con el puño y le grito: ¿Qué te pasa viejo pendejo?..¡, Chavista de mierda!.. Aunque estaban encapuchados, Marcos Herrera los fue nombrando uno por uno. Fulanito, zutanito, perencejo, a todos los conocía porque habían sido sus alumnos en secundaria y los había dirigidos como manager en un equipo de beisbol menor que nadie quería por indisciplinados y desobedientes. Los ayudó económicamente, les consiguió los ganchos y los uniformes y lograron el subcampeonato cuando nadie daba medio por ellos. Uno de ellos le arrebató el bolso para robárselo, pero el más fortachón se lo devolvió, lo sacó del sitio y lo llevó hasta su casa. Salí a saludarlo, le pregunté si le habían hecho daño. Me dijo que su ex alumno le había confesado que le estaban pagando por guarimbear – estoy pelando, profesor me botaron del trabajo – Sabe una cosa, compadre, me golpearon, insultaron, llamándome chavista, viejo pendejo, pero me sentí más fuerte que ellos y más joven. Lo que no saben esos terroristas es que a sus edades, son todos unos ancianos, unos vejetes. Son las almas muertas de Gogol.

PUNTO Y APARTE

Se regó el chiste por todo el Municipio y hasta lo publicaron por Facebook con foto y todo. Se corrió la bola que los guarimberos habían tomado una Tanqueta de la Guardia Nacional y habían capturado a un cubano. Cuando levantaron la puerta de la tanqueta, efectivamente de allí salió un cubiche, Se llama José Barreras, (n. en Cabaiguán de Santa Clara, Cuba) es periodista y psicólogo cubano-venezolano actualmente alcalde de Palavecino y se hizo el loco con las guarimbas. Estas se les escaparon de la manos según sus propias palabras.


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Antonio Fernández Lunardi


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