Pildoritas 40 (año VII)

La mayoría, expuesta a que una minoría la subyugue, está exigiendo justicia

Leopoldo López está bien preso, no podía ser de otra manera si se pretende preservar la autoridad, la justicia y la paz, se entregó como sabemos porque existen serias evidencias de que había sido colocado como objetivo para eliminarlo y por esa vía, pretender encender la mecha que nos llevara a los venezolanos a una guerra civil y así lograr la anhelada intervención extranjera, que como en otros países del mundo, colocara el frente de un nuevo gobierno, un títere que garantizara el retorno a un sistema de gobierno como el de la cuarta, arrodillado y entregado a los designios del policía del mundo y sus intereses de dominación.

Sé que lo que digo ya es un lugar común pues es una hipótesis innegable y que ya han experimentado otros pueblos durante el siglo XX y lo que va del XXI.

Ahora bien no puede pasar por debajo de la mesa el que hagamos una comparación entre este personaje siniestro y nuestro eterno Comandante, en parecidas circunstancias, y referido exclusivamente a su actitud al ponerse a derecho, en cuanto a que el objetivo de nuestro amado líder era la toma de poder, solamente para devolvérselo al pueblo como ocurrió, porque las diferencias principistas y los objetivos son abismales así como las motivaciones; la actitud de quien ha pretendido fungir como líder de la derecha y se atrevió a hacerlo por la vía de la violencia, al ser detenido no fue otra que llamar a sus vándalos a continuar en la calle y como sabemos las consecuencias han sido lamentables con saldos de muertos y heridos.

Qué diferencia la asumida por Chávez aquel inolvidable 4 de febrero llamando a sus seguidores a deponer sus armas y esperar nuevas circunstancias para que el país tomara un rumbo diferente.

Es de suponer que la conducta, de quien pretende ser líder de las mayorías, promotora de la violencia que se originó porque estaba previamente organizada, precisamente en los municipios en donde la derecha y mayormente la suya, que ya sabemos es la más extrema, porque sus métodos son de un exacerbado fascismo, va a ser registrada en su expediente, igualmente como deben ser registrada cada acción violenta de muerte y destrucción.

Por otro lado ya nadie duda que en los sitios donde persisten las acciones altamente violentas produciendo zozobra, muerte y desolación hay personajes tan responsables como su jefe; es el caso de todos los alcaldes del partido fascista Voluntad Popular como el de aquí en al Táchira quien opera abiertamente, dirigiendo todo tipo de atropellos, financiando, repartiendo droga y retando a las autoridades.

La pregunta es: ¿Si al promotor de la violencia se le dictó orden de captura para ser juzgado, qué está esperando la vindicta pública para proceder con quienes como María Corina Machado a nivel nacional y Daniel Sayago aquí en este Estado, siguen desafiando la constitución y las leyes, promoviendo una violencia incendiaria y provocando pérdida de vidas y bienes?.

Tampoco, ahora que se constituyó una comisión para visitar los pocos lugares donde aún persiste el conflicto, se debería descartar una visita al promotor de la violencia, a fin de exigirle, si es que aún le queda algo de liderazgo, mandar a parar, como en su momento hizo Chávez con la rebelión cívico-militar, lo cual fue el trampolín que a partir de allí le catapultó en el corazón del pueblo.

Claro, las circunstancias y los personajes no son los mismos, Chávez interpretó el sentimiento de las mayorías, este personaje con pretensiones de líder, quizá no se atreve a hacer el llamado por el temor de no ser oído, lo cual sería el fin de su cuestionada y delictiva carrera política.-

La Autoridad como elemento previsto en la constitución para resguardar el orden y evitar la muerte, que por culpa de tres delincuentes, entre otros, que son cabeza visible de la violencia desatada, es para ejercerla, al menos si no se quiere proceder por medio de la fuerza para detenerlos, sí por lo menos a estas alturas se debería, a la, en mala hora, diputada del fascismo, haberle allanado su inmunidad y puesta en resguardo, y sobre los alcaldes también, por lo menos una medida judicial que les obligue a ponerse a derecho o a convertirse en prófugos porque de alguna manera, dentro de lo previsto en las leyes, hay que sacar del juego a estos desalmados, que pretenden a través de la violencia, con financiamiento externo, por cierto un agravante en sus delitos, revertir lo que la mayoría de los venezolanos hemos decidido para nuestra Patria que no otra cosa que marchar con paso firme hacia el socialismo.



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Saúl Molina


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