Fabricantes y distribuidores guardan una dependencia recíproca, ambos se complementan en sus funciones comerciales[1]. Sin embargo, controlado un mercado, los segundos tienen a respetar sin chistar las disposiciones de precios impuestas por el fabricante al distribuidor mayor, y asimismo les ocurre a todos los demás integrantes de la cadena de intermediarios. Sin embargo, la mayor dependencia e indefensión ante posibles alteraciones de precios la sufre el consumidor final que no es fabricante ni mayorista ni menorista. Por eso el Estado debe entrar en su auxilio.
La Superintendencia de Precios, ganancias y precios debe abocarse a una multiauditoría que en paralelo vaya cubriendo los costes y precios de la fábrica al distribuidor, de estos a sus respectivos clientes distribuidores, y de los costos recibidos y precios fijados por el detallista al consumidor final.
Auditada una fábrica, se alimenta la data que servirá de guía para el ajuste de costos de los intermediarios y de estos entre sí para fijarles los precios contentivos de la ganancia que puede ser menor o igual a 30%, de tal manera que se estima que habrá anualmente una suerte de congelación de precios elásticos según la dinámica propia de los centros productivos y de la mejor organización de las cadenas de distribución, de su logística y tiempos de rotación, todo lo cual tenderá a un abaratamiento progresivo de costos y precios.
Hemos estimado que a Venezuela empezará muy pronto a importar fabricantes en lugar de importar mercancías. Serán muchos los capitales, ociosos o no, de Europa y de los propios EE UU, países donde ya sus economías no resisten más cargos de explotación de sus trabajadores ni mayores precios a sus consumidores, y sus tasas de ganancia son relativamente más bajas que la nuestra.
Refuerza esta esperanza el incuestionable hecho de los ajustes del Fondo Monetario Internacional que obliga al cierre o achicamiento de muchas empresas en la Europa abatida hoy por enormes e impagables deudas públicas impagables en las mismas condiciones de décadas atrás. La ayuda que brindó EE UU a la derruida Europa de posguerra terminó. Por su Parte, las regulaciones de la tasa de ganancia que priva en EE UU busca evitar desequilibrios internos en su PTB ya que tasas mayores acarrearía la adopción de economías demandantes de menos capital constante y más mano de obra, una posibilidad que paradójicamente frenaría las ventas de las empresas de la industria pesada que ha sido tenidas como pilares económicos fundamentales, aunque ya hemos visto cómo muchos de esos dinosaurios suelen caer por su propio peso.
[1] El ciclo del capital pasa por las fases de compra de medios de producción y mano de obra, la de de imputación de costos y precios de la producción, y la de la venta de sus productos a su correspondiente clientela. Es la conocida cadena. D-M-(Mp+FT)-M’-D’, donde D’ resulta mayor que D, y M se transforma en M’.