Ya que pronto, en horas, mandaremos para el carajo a la OEA y quizá, por fin, a un vecino cómplice del golpe, que no se nos olvide el Country Club, la Lagunita y Valle Arriba.
Ni una foto de guarimbas en las lujosas urbanizaciones de los ricos se asoma por Facebook ni twitter, son los pendejos de la clase media quienes se joden la vida y se trancan sus calles, respiran lacrimógenas y ponen los muertos. ¿Los ricos?, no papá, ellos se asoman un ratico y se encierran a verlo todo por CNN.
Las sobredosis de odio suministradas a la juventud de la clase media se ha convertido en una agresividad fashion, todas y todos con sus gorritas tricolores y sus franelitas que dicen “el que se cansa pierde” cual juego de video se la pasan pegados al Samsung hablando en clave y cuadrando barricadas, reuniendo peroles viejos para incendiar la calle y llevándose el vinagre de la casa para soportar las bombas. Sus papis orgullosos se comentan- ¡carajo, los chamos van a tumbar el gobierno!-.
Tanto odio acumulado termina transformándolos en colegiales ilegales, fuera de la ley, delincuentes. Y nadie hace otra cosa que aplaudirlos allá en sus urbanizaciones medio burguesitas. Para nada, eso de la Conferencia de la Paz es pura paja, se cagan de la risa de quien cree que esa es la salida. La autoridad del gobierno no es autoridad porque Nicolás es ilegítimo y colombiano, la única salida es que Maduro renuncie y que alguien de un golpe ya ¡carajo!!
Esta es la única realidad de la violencia actual en Venezuela, otra es pura charla.
La MUD no va a frenar esta locura, olvídenlo.
Así que luego de analizar y consultar con mi equipo, hemos llegado a la conclusión que la única salida es darle una guarimba al Country Club. Fuera de joda.
¿Cómo es eso de una Guarimba en el Country Club?
Ahh, no es tan fácil. Para los clase media la guarimba es facilita: cerrar las calles y hacer barricadas, gritar consignas, reventar alcantarillas y correr antes de tragar gases.
No, al Country Club hay que hacerle una guarimba muy especial. Hay que cerrarle los bancos y sus cuentas, no las calles. Eso si los vuelve locos. Hay que cerrarles el banco, allí si chillan. Todo lo que les produce dinero. Sus cuentas, sus fábricas, sus centros comerciales y tiendas, sus haciendas y sus aeropuertos, de un solo carajazo. Eso sí, con mucha Paz y Amor.
¡Que escriban un SOS del tamaño de los campos de Golf, ya no importa, cerraremos los cielos y aquí no podrá venir ni un casquito azul a socorrerlos.
Ellos tienen grandes reservas de alimento, podrán aguantar la pela una semana, pero después empezará la locura. ¡Con mis ricos no te metas! Gritarán los jalabolas de la clase media. Hasta se arrecharán porque no les tiramos más bombas lacrimógenas a sus chiquillos.
Pero pasará que se acabará la guachafita.
Rico que se respete, ante una guarimba del Country agarra sus maletas y se va pirando. Aquí que se queden los pendejos de Caurimare y Bello Monte, de Chacao y El Marquéz, pero ellos, noooo, que les pasa?
Ya que pronto, en horas, mandaremos para el carajo a la OEA y quizá, por fin, a un vecino cómplice del golpe, que no se nos olvide el country Club, la Lagunita y Valle Arriba.
Nicolas, de pana. Les has dado todas las oportunidades y te siguen vacilando. Llegó la hora de ponerse serios, hay que parar el bochinche de una buena vez y tu sabes que los culpables son los burguesitos del Country, -¡vamos a por ellos de una buena vez!- La lucha es de clases sociales, pobres contra ricos, salvemos a estos carajitos pendejos que no son los que están manejando el peo, vamos por los ricos que son quienes los utilizan.
Guarimba mata Guarimba, más nada.