La necesidad de garantizar la soberanía nacional y la continuidad del proceso revolucionario bolivariano socialista requiere de un debate político e ideológico que resulte prospectivo, propositivo y proactivo, de modo que no solamente contribuya a definir situaciones puntuales en cuanto a la gestión pública y la gestión política, sirviendo de soporte a las acciones que habrían de emprenderse de acuerdo a una estrategia revolucionaria a largo plazo en cuanto a lo que sería entonces la construcción del socialismo bolivariano en Venezuela. Sin embargo, ello es visto con sumo recelo por quienes ejercen cargos de dirección política y de gobierno, impidiendo que esto tenga alguna trascendencia respecto al nivel de conciencia, de organización y de movilización de los sectores populares como actores principales en el desarrollo y profundización del proceso revolucionario bolivariano socialista, aun cuando se recurra al discurso y la imagen del Comandante Hugo Chávez como forma legitimadora de sus actuaciones.
Por esto, el debate político e ideológico debiera constituir la mejor herramienta a utilizar para fortalecer la convicción y el compromiso de la militancia chavista y revolucionaria en todos los niveles posibles. De ahí su importancia en la tarea del diseño e implementación de un vasto proyecto histórico de transformación de la sociedad venezolana que, en los momentos actuales, es fuertemente combatido por los sectores reaccionarios del país y por sus mentores extranjeros, ya que entienden que éste tendería a fortalecerse y, por consiguiente, a instaurar un nuevo orden social, político y económico que los desplazaría, el cual se asentaría en la hegemonía del poder popular, dándosele cumplimiento a lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela respecto al ejercicio de la democracia participativa y protagónica.
En la introducción de la Agenda Alternativa Bolivariana, de 1996, el Comandante Hugo Chávez, refiriéndose a la multiplicidad de factores que engendraron la crisis política, económica, social, moral y militar que padeciera Venezuela en las últimas décadas del siglo pasado y la imposibilidad del Estado burgués-liberal para resolverla satisfactoria y plenamente, dejó asentado: "El poder constituido no tiene, a estas alturas, la más mínima capacidad para hacerlo, por lo que habremos, necesariamente, de recurrir al Poder Constituyente, para ir hacia la instauración de la Quinta República: la República Bolivariana". Esta comprensión de Chávez de cuál sería la alternativa a seguir hizo que millones de venezolanos y venezolanas confiaran en su liderazgo para salir del laberinto al cual las élites les habían arrastrado de forma totalmente irresponsable, cuestión que logró más allá de su fallecimiento, al implementar una serie de leyes y medidas que favorecieron ampliamente a los sectores populares antes marginados. Por ello, la estrategia de desgaste llevada a cabo por los grupos minoritarios de la oposición busca que este mismo Estado deje de funcionar bajo la orientación que le diera Chávez, de modo que la lucha de clases (aun sin tener conciencia de ello) halle otros cauces y sea el detonante de una mayor injerencia de factores externos, entre ellos el gobierno de Estados Unidos, evaluando así que todo se reduce a atacar al gobierno y demás instituciones, pero sin entender que enfrenta a un pueblo decidido a defender el proyecto de revolución bolivariana y a reivindicar su soberanía por encima de todo.-