El poder del capital financiero determina que la autonomía fiscal, monetaria y financiera de los Estados sea relativa, pues las transacciones financieras internacionales no son fácilmente regulables, ni siquiera por EEUU. Es difícil elaborar autónomamente la política económica, incluso sostener soberanamente el valor de la moneda.
Inducir, hacer insolubles y explotar errores, fomentar la corrupción y “hacer sufrir” la economía son clave para desestabilizar.
No hay leyes macroeconómicas independientes del poder mundial. Es un desafío afrontar la crisis con medidas integrales, corrigiendo errores, combinando política fiscal, monetaria y financiera. En medio de la destabilización, la liberación del tipo de cambio podría vaciar las reservas internacionales, lo cual derrumbaría la economía. Es prudente la liberación progresiva que adelanta el Gobierno vía el Sicad 2.
Es correcta la negociación que el presidente Maduro ha propuesto. Como él lo ha dicho, la solución de la crisis no puede castigar a los pobres. Los que se han beneficiado obteniendo superganancias, como los bancos, deben ser los principales contribuyentes. Es esencial la reforma fiscal. No pueden pretender ganar en la mesa de negociación lo que en 18 elecciones el pueblo venezolano ha derrotado. Hay errores gubernamentales, pero relevar de responsabilidad al sector privado es cerrar las soluciones. ¿No estuvo detrás del golpe de Estado de 2002, del paro petrolero de diciembre de 2002-enero de 2003? ¿No está detrás de la corrupción habida en Cadivi y la desestabilización?
Expropiar bienes de los corruptos como el asalto a Cadivi; crear compromisos legales sobre volúmenes de producción para los receptores de créditos estatales, lo que vale para productores capitalistas y empresas de propiedad social; prohibir la emisión de dinero inorgánico; respaldar productivamente al bolívar y golpear la tendencia importadora y al endeudamiento para ir cerrando los efectos del modelo petrolero, y fortalecer el poder popular con un programa de producción comunal asociado a mercados locales.
Líderes empresariales no pueden desestabilizar y chantajear en la calle y en la negociación querer imponer medidas antipopulares para destruir la base social del Gobierno. Dos caminos que conducen al derrocamiento. Juego cuadro cerrado con el presidente Maduro.