Casi me orino de la risa al leer las declaraciones del Ministro de Defensa Colombiano, Juan Carlos Pinzón, en el diario regional merideño Pico Bolívar, del domingo 09 de Marzo:
“Nos contaron que hay criminales que están viniendo del otro lado de la frontera generando cierta inseguridad y eso implica tomar algunas medidas, de hecho se anuncia un incremento de pie de fuerza aquí en Cúcuta de cerca de 150 policías”. Cuac, cuac, cuac, jaja ja. En verdad que estoy escribiendo y no paro de reírme. No se si por la estupidez de esas declaraciones, al darle creencia al cuento que le echaron o por las medidas que dice tomó, para enfrentar a los “delincuentes venezolanos”, que supuestamente le “contaron”, comenzaron a operar en el lado colombiano fronterizo.(Cuando se entere de los que están en Bogotá, seguro le da un sincope)
Primero, que se haya dado de cuenta después de 3 años (5/09/2011), de ejercer el cargo de ministro de la defensa (tarde piaste pajarito), que en la zona fronteriza y especialmente en la capital del Departamento de Santander, se hayan anidados innumerables delincuentes venezolanos, que son los que mueven el contrabando de mercancías, drogas, gasolina y sobre todo, su producto mas elaborado, la captación de sicarios para introducirlos en Venezuela y realizar crímenes de tipo político.
Segundo, que con 150 policías más, va a frenar a los delincuentes colombos-venezolanos que operan en la ciudad de Cúcuta. En 2013 Cúcuta fue posesionada como la ciudad 22 más violenta del mundo por la Business Insider y actualmente tiene 1.844 policías activos para la zona Metropolitana que tiene mas 900 mil habitantes. Nos parece muy difícil que para controlar, a un alto porcentaje de habitantes de esa zona, donde se desarrollan actividades delincuenciales, puedan ser suficientes 150 policías mas. Eso sólo puede suceder en el mundo de subuso.
Tercero, dicen los mismos habitantes de la frontera colombo venezolana, que Cúcuta es la ciudad más segura del mundo, pues allí uno puede dormir en sus calles con los bolsillos llenos de dinero y nadie se atreve a robarlo, pues “ladrón no roba a ladrón” . Eso me comentaron la última vez que estuve en esa ciudad de visitante curioso para observar el desarrollo de su comercio. Noté que muchos venezolanos trabajan en San Cristóbal y duermen en Cúcuta, pues allí se sienten más seguros y con lo que ganan en Bs. compran mercancías venezolanas, se abastecen de gasolina y luego la revenden en Cúcuta quintuplicando sus ingresos monetarios. Al revés muchos colombianos trabajan en Cúcuta y duermen en San Cristóbal, donde también multiplican sus pesos al cambiarlos por bolívares que les sirve para adquirir baratísimo los productos venezolanos.
Algunos colombianos, colombos-venezolanos y venezolanos, funcionan como tres grupos de nacionalidades que se han puesto de acuerdo en nuestras fronteras comunes, para delinquir, cobrar vacunas, hacer negocios sucios, arruinar la economía venezolana y sobre todo debilitar nuestra unidad monetaria favoreciendo al dólar norteamericano, que es realmente la moneda oficial de esa región. Si en alguna parte no se ha logrado sembrar el sentido de patria es allí. Así que nos da muchas ganas de reír, cuando el Ministro de la defensa colombiana, descubre que “hay delincuentes venezolanos en Cúcuta”, algún día descubrirá que también hay delincuentes colombianos en San Cristóbal y que los paramilitares y sicarios trabajan fehacientemente por ser los dueños de esa región.