En vías de extinción el reciente complot desestabilizador imperial, el balance es tremendamente negativo: decenas de heridos y asesinados; daños a infraestructuras y el rechazo de millones de compatriotas, sin importar su tendencia política. Como en el 2002, nuevamente la contrarrevolución mostró su verdadera faz.
A lo anterior, debemos sumar el notable retroceso político de la MUD, presa de la zambumbia de cálculos politiqueros y personalistas que la caracterizan. Su falta de resolución para diferenciarse de los violentos la hace cómplice de la esquizofrenia guarimbera. En una complacencia tontorrona y esperando aprovecharse de la movilización antichavista, dejaron que su facción más siniestra les copara la audiencia.
Algunos, tímidamente se desmarcan de la conspiración, pero a su vez rehúyen en participar en los diálogos de paz, estableciendo unas condiciones cuyo único objetivo es sacar ganancias que legítimamente no han sabido ganar. Mientras, en su mismo seno, personajes como María Corina Machado y Antonio Ledezma, conspiran no solo contra el gobierno legítimamente electo, sino contra la supuesta unidad que viven pregonando, solapando su discurso y acciones conspirativas en el entresijo de zancadillas y maniobras. La MUD quiso pescar en el río revuelto de la violencia, y los violentos terminaron empujándola a convalidar el terrorismo. Al mejor estilo uribista, la MUD tiene su Para-MUD.
Ni una palabra dicen sobre localidades tomadas por opositores violentos, en mancuerna con paramilitares y alcaldes fascistas, Mérida y Táchira son solo un ejemplo. Se hacen los locos ante el atrincheramiento doméstico de Ángel Vivas (nacido Táchira) a quien urge atención psiquiátrica. Rechazan, como todo el país, los deplorables excesos represivos, pero obvian que el Presidente Maduro los condena, que el Ministerio Público está actuando, al punto que, funcionarios del SEBIN y de la GNB están siendo procesados. Buscan, con tanto silencio inútil, inhibir la respuesta del gobierno para restaurar la paz y a la vez exigen la libertad de sus in fraganti y confesos. Me pregunto, ¿Serán capaces los que se proclaman como demócratas en la MUD, de entender que también son víctimas de los “pacíficos” terroristas?
Por último, buen ejemplo el que dio la dirigencia estudiantil opositora en comunicado de varios centros universitarios. Aunque no coincido con su visión y críticas del panorama político, debo reconocer su sensatez al fijar posición contra los violentos y en defensa de la Constitución. Una importante lección que debieran aprender quienes “dirigen” la MUD.