Ley de Precios Justos ¿Fuente de nuevas matracas?

Desde hace años, en varias entregas hemos estado cuestionando y señalando que algunos indebidos cargos al costo de producción en la empresa privada  servirían para rebajar[1] la tasa de ganancia y con ello ajustarse a la Ley de Precios Justos[2] , en cuanto al tope correspondiente, y así burlarla como lo han venido haciendo con la Ley sobre el Impuesto sobre la Renta (ISR), y podrían  lucrarse dos veces: 1.- porque se trata de costos que se traducen en alzas de precio o sobreingresos, y 2.- porque esconden ganancias absolutas.

Veamos:

Sea 70 = costo, y 21 de ganancia (30%), precio justo = 91.

Para ese mismo precio, con un coste falso adicional (sobreprecio y/o costo indebido) = 10, tendríamos:

80 = costo, y 11 ganancia (18%), precio justo = 91.

Esa tasa de 18% podría admitir incrementos de precio hasta que este llegue a 104; la empresa seguiría dentro de la Ley de Precios Justos, si el mercado tolera el nuevo precio, y aparecería así una novísima matraca.

O sea, costo falso = 80, y 24 de ganancia (30%), precio justo = 104-

Pero, entonces:

Costo real = 70, y 34 de ganancia (49%), precio injusto = 104.

En ese caso, la empresa podría recurrir –lo ha venido haciendo[3]– a los falsos costos de toda índole. Depreciaciones aceleradas e indebidas porque se refieran a maquinarias, herramientas, o a las bragas y botas de los trabajadores; se refieran al personal "indirecto" de mantenimiento, la publicidad, los llamados gastos de representación, los bienes de limpieza, escobas, haraganes, cepillos, detergentes, aromatizadores, aires acondicionados, gastos indebidos  que hasta ahora han terminado pagándoles los consumidores finales.

Un buen Contador sabe que los verdaderos costos reales son otros, pero la moral burguesa está abierta a todo tipo de matracas vendidas como habilidades comerciales. Si a esto se suma la ortodoxia de los manuales académicos… El Estado y sus universidades deben revisar sus dotaciones bibliográficas a fin de que en dichos manuales se respete la Ley de Precios Justos venezolana.

 


[1] Esta rebaja inducida en la tasa d ganancia no es nueva, se trata de un viejo artilugio contable que les ha permitido a los empresarios sobreenriquecerse aceleradamente, porque aumentan cada año la propiedad sobre unos medios de producción que anualmente se lo venden al consumidor sin este recibir nada al respecto.

[2] Lo mismo han hecho algunos contribuyentes para burlar el ISR. Los inspectores corruptos de Hacienda, sembrados prolíficamente durante la 4ta. República, solaparon semejante corrupción. Mientras haya capitalismo y burguesismo, a la vuelta de la esquina se halla un corrupto semejante.

[3] Los Manuales del Contador traen estos costos como algo perfectamente normal y justificado.

 



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Manuel C. Martínez


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