Vale hoy recordar a 66 años del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán este extracto del reportaje que bajo ese título publicó Miguel Otero Silva en el diario El Nacional en su edición del 5 de mayo del 48, a casi un mes de ese crimen atroz que sumió a Colombia en una guerra interna sangrienta que aún no termina.
Sobre el dolor de Colombia, sobre la enloquecida reacción de un pueblo que expresaba su furia ante el cadáver del héroe asesinado, se ha tejido la más interesada y absurda leyenda. Los Grandes laboratorios de noticias, no destinados a reseñar lo que sucede en el mundo sino aderezar los acontecimientos de acuerdo con la conveniencia de poderosos intereses económicos, son expertos en mentiras de colosales dimensiones. Ellos suelen convertir los patriotas en filibusteros, transformar los dirigentes en obreros terroristas, trocar los usureros en filántropos y transmutar los instigadores en humanistas.
Pero lo que nunca se imaginó el eximio poeta y novelista, es que, transcurridos un poco más de 50 años después, su diario se haría cómplice mayor de eventos como los ocurridos en nuestro país en estos últimos 15 años, en donde se le ha infringido a la democracia venezolana, socialista y antiimperialista, certeros golpes y todos en estrecha alianza con los sectores más reaccionarios del país. Su capacidad para torcer la realidad mintiendo y manipulando la información no tiene precedentes en Venezuela.
Tal ha sido su capacidad para intentar torcer el rumbo político del país, que basta recordar estas declaraciones que le concedió al mismo diario El Nacional, el Vicealmirante Ramírez Pérez, designado ministro de la defensa por Carmona el 12 de abril/02: Tuvimos un arma fundamental: los medios de comunicación. Si ustedes. El pueblo venezolano vio hoy, el ejército ni la Fuerza Armada hizo un disparo (..) nuestras armas fueron los medios de comunicación. Y quiero aprovechar para felicitarlos a todos ustedes porque (..) han sido los grandes protagonistas (..) también de esto que está aconteciendo (lo entrevistó la periodista Ibelise Pacheco).
Conocimos al poeta y aseguramos que él jamás se le hubiera ocurrido utilizar su periódico para ponerlo al servicio de intereses neofascistas. Su vida fue pública y bien conocida. En ella se advierte que la dedicó por entero a las causas más sentidas de su pueblo, además de que fue un confeso anti imperialista...