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“Estoy hasta la coronilla, señor”, dijo la señora M, cuando apenas me había sentado en la amplia butaca. Yo vivo aquí desde que nací. Este es un bien familiar. Aquí crecí yo. Me casé y mis padres me dieron un ladito. Después que ellos murieron yo quedé como dueña del inmueble. Y aquí nacieron mis tres hijos, ya grandes, por supuesto. Y le juro, yo nunca había visto algo semejante a esta barbarie. Me siento extraña. Estos venezolanos, si así se les puede llamar, no parecieran nacidos en la Patria de Simón Bolívar. Esto es el fin del mundo. Alguien tiene que ponerle un freno a estos vándalos. El municipio Chacao, era la joya de de los municipios de Caracas y de todo el país. Ay, Dios, como extraño a Irenita, usted sabe, Irene Sáez, quien puso es municipio como una tasita de oro. ¿Y ahora, ni parecido… Ay, no señor, estoy asqueada y enferma. No aguanto más. Este Muchacho es un pazguato, como decía mi mamá.
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La señora M, siguió hablando, y fue cuando me soltó: “Señor, yo no soy chavista. Yo fui adeca, como mis padres, hasta hace unos años atrás. Hoy no comulgo con nadie. Este país, los radicales, el extremismo, lo están llevando por un barranco. El ejemplo, es Chacao. No dejan que este señor, Maduro, quien no me cae nada bien, por cierto, gobierne y complete su período. Yo no vote por él, pero es el Presidente que eligió la mayoría de los venezolanos. Ahora es el Presidente de todos nosotros, los nacidos, en este país, queramos o no. ¿Usted, me comprende? Por esa razón es que vendo mi apartamento. Si usted sabe de alguien, hágamelo saber”. Le comenté que no se apresurara a la venta de su inmueble, ya que los Cancilleres de UNASUR habían logrado iniciar el diálogo que los venezolanos esperaban entre el gobierno y la oposición llamada democrática. Y esto fue lo que dijo: “Mire, señor, yo estoy muy vieja para creer en pajaritos preñados. Yo, a mi edad, he visto mucha agua correr bajo el puente. Lo que quiero decirle es que esta barbarie no parará por ahora. Yo que se lo digo. Acuérdese de aquel viejo dicho que reza: más sabe el diablo por viejo, que por diablo.
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Le pregunté a la señora M, si se iría al exterior, una vez que vendiera el apartamento. Y, al respecto, dijo: “Yo no puedo irme de mi patria, la patria de mis padres y mis abuelos. Mire, me cuesta mucho, es doloroso, para mí, abandonar a Altamira. Tengo dos hijos y una hija, todos profesionales. Tengo un gran tesoro en mis nietos. Mire, mi apartamento está a una cuadra de la Plaza Francia, antes la Plaza Altamira, construida por el urbanista Luis Roche ¿Sabe una cosa, señor, mis abuelos conocieron al constructor Luis Roche, y llegaron hablar con él, sobre todo mi abuelo. Esta zona fue una hacienda agrícola. Entonces, como usted puede ver son muchos los recuerdos, pero aún así estoy decida a salirme de Caracas. ¿Usted conoció la Auto-Escuala Rossini, media Caracas aprendió a manejar allí, incluyo a mis dos hijos y a mi hija… Ay, Dios, que tiempos aquellos”. Le inquirí sobre el lugar donde le gustaría vivir qué en que parte de Venezuela le gustaría vivir, y me relató que estaba pensando en irse a Caripe el Guácharo, ya que uno de sus hijos vive allí, y además, le gusta el clima. “Quiero paz, en mis últimos días, y aquí no la tengo, hoy día. Esto se echó a perder. Estos radicales están haciendo cosas jamás vista en mi país. Es una lástima. En épocas de Pérez Jiménez o Rómulo Betancourt, ya estos bandoleros estuvieran todos presos. A esos presidentes no le temblaba el pulso para poner orden”, eso dijo.
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Le hice una pregunta sobre los Colectivos, haber que me respondía, y esto fue lo que dijo: “Mire, señor, yo no tengo idea de cómo son, pero yo tengo aquí a la señora Petra. Ella tiene conmigo 12 años. Me ayuda en todo. ¿Y sabe donde vive? En la parroquia 23 de Enero. En un bloque que llaman el 7 machos… imagínese usted… y ¿sabe una cosa? Petra nunca me ha fallado en nada. Hay veces nos ponemos hablar sobre las cosas de la vida… porque eso sí, Petra es de buen hablar, y tiene sus conocimientos. Ella me cuenta que tiene viviendo allí desde hace treinta años. Conoce toda la historia de lo que usted llama Colectivos. Concretamente, me ha hablado del Colectivo La Piedrita y de la Fundación “Alexis Vive”. Me cuenta ella que pertenece a uno de ellos… no me acuerdo cuál, y colabora los fines de semana, cuando está libre de mis servicios. Me contó que tienen panaderías, emisoras, abastos, y que estudian mucho. Además, trabajan colectivamente, eso me lo contó Petra. A mí no me costa, pero le creo a ella… Hay, mijo, mtengo que ir a descansar… no se olvide del apartamento, lo tengo en venta”. ¡Volveré!