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La periodista Nairobi Pinto, del equipo periodístico de Globovisión, fue encontrada sana y salva. Me alegra profundamente esta noticia, como ser humano, y como colega que soy de ella. Al inicio del secuestro pensé lo peor, pero con el correr de las horas y de los días, le aseguré a una persona de mi entorno familiar, que mi olfato político me decía que ella iba a aparecer sana y salva. Esa sensación fue reforzada por las declaraciones de Gaby Arellano, muy amiga de la periodista, según ella misma afirmó en sus declaraciones. Cuando observé a Gaby Arellano pidiendo la libertad de Nairobi, algo me decía que así iba a suceder. Y en efecto, así sucedió en el día de ayer lunes.
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Pero el elemento más contundente que me llevó a pensar esas cosas, fue cuando supe que sus padres no tenían medios económicos para enfrentar las exigencias económicas del secuestro de su hija. En primer lugar, cuando un secuestro es realizado por el hampa organizada, siempre hay un estudio previo del entorno familiar de la futura víctima, el cual les permite saber cuáles van a hacer sus exigencias para la liberación. La inversión en logística cuesta mucho dinero. En segundo lugar, los secuestradores, hacen contacto con los familiares y les hacen saber lo que aspiran. En el caso de Nairobi, no hubo contacto en ningún momento, de acuerdo a lo que se ha filtrado a los medios, y sobre todo, por las declaraciones de su padre.
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Observé con detenimiento la rueda de prensa del ministro del Poder Popular para la Justicia y Paz, el Mayor General Miguel Rodríguez Torres, ofreció con presencia de Nairobi. Luego de una breve introducción, el ministro le pasó el micrófono a la periodista, quien lucía muy bien. Su rostro se notaba tranquilo y relajado. Habló poco. Sus palabras salieron con lentitud, parecía que cuidaba mucho lo que iba a decir. No se le vio lágrima alguna, cuando sus colegas la abordaron. Ni cuando abrazó a sus familiares. No ahondo en detalles del secuestro. Sólo balbuceó que no la habían tocado. Que el trato había sido bueno y comía tres veces al día. La actitud apacible, por parte de Nairobi no significa nada. Sólo eso. Tal vez, ella sea de esas personas que tienen férreo control sobre sus emociones. Estos elementos no son suficientes para especular, cosa que, por supuesto, no deseo hacer, en este artículo, pero el hermetismo de ella, como la del ministro Rodríguez Torres, así como la del padre de Nairobi, a las afueras de su vivienda, me permite inferir que podría haber sorpresa cuando se culmine la investigación policiaca.
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Lo importante de esta oscura historia es que la periodista de Globovisión está de vuelta sana y salva a su hogar. Nos alegra por ella, por sus familiares y por el gremio periodístico, así como por nuestro país. La noticia de este secuestro recorrió el mundo entero. Voces de todos los sectores se levantaron pidiendo la libertad de Nairobi, la cual se concreta después de 9 días en el “infierno”. Hurra por el los investigadores del CICPC, que desplegaron unos 500 funcionarios para garantizar la vida de nuestra colega. Hicieron presión en dos zonas: en el estado Vargas y Los Valles del Tuy. Algo sabían los investigadores. Hurra por la imagen fresca, bella y relajada de Nairobi. Hurra por sus familiares que siempre creyeron en las autoridades. Hurra por la presión de los periodistas de Globovisión y el gremio periodístico, en general. Pero hay cosas por saber. El CICPC está en la obligación de informar a los venezolanos todo lo que pasó. Para mí, habrá sorpresas. ¡Volveré!
Teófilo Santaella: periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la isla del Burro, en la década de los 60.
teofilo_santaella@yahoo.com