Han pasado casi dos años de la última revisión a fondo de este trabajo (fines de 2012). Creo que los hechos lo han venido confirmando. Es el fundamento general de mi visión geopolítica y de lo que he venido llamando geopolítica de la liberación. Luego he estado profundizando algunos aspectos como:
1) La transformación radical del campo de batalla, de tal manera que hoy las operaciones en los campos de batalla convencionales delimitados por espacios geográficos concretos con la participación de la aviación, las operaciones de fuerzas de infantería, las acciones de paracaidistas, los desembarcos de fuerzas de la infantería de marina, etc. no tiene la misma relevancia de ayer. Esto tiene impactos muy relevantes en la doctrina militar contemporánea;
2) La doctrina de la destrucción mutua asegurada generada durante la Guerra Fría y el conflicto Este-Oeste, que limitó la posibilidad de una guerra nuclear, viene siendo revisada consistentemente;
3) Esos dos acontecimientos están vinculados a la mayor revolución científico-tecnológica que la humanidad haya conocido;
4) Dicha revolución ha estado alimentada por la hegemonía del capital financiero que ha implementado formas de acumulación diaria de milmillonarias sumas de capital financiero fundadas en la especulación, la transformación del papel de los bancos que se han desconectado relativamente de la relación directa con la economía real, la disponibilidad casi ilimitada de capital destinado a la investigación en ciencia y tecnología, la formación de una capa de científicos subvencionados por los bancos y empresas y centros académicos asociados a ellos, que han conformado una cúpula científica, militar y financiera que domina al planeta;
5) El desarrollo de nuevos campos científico-tecnológicos asociados directamente a la dominación del capital y al diseño de sociedades humanas y sociedades naturales adaptadas a las exigencias de la dominación del capital, tales como la geoingeniería, la biología sintética, las neurociencias, la nanotecnología, la manipulación genética y su asociación con técnicas para la dominación de los seres humanos, la robótica, los nuevos campos de la cibernética, la informática y la telemática que han permitido la destrucción de todas las formas de la vida privada y la privacidad personal, creando las bases para el totalitarismo más despiadado que jamás hayamos conocido o imaginado;
6) Sobre esta base, las potencias imperiales se plantean avanzar hacia la superioridad científica y tecnológica absoluta;
7) Si lo logran y parece que lo están logrando, avanzarían hacia la superioridad militar absoluta y la generación de nuevas armas de destrucción masiva de potencia insospechada;
8) También avanzarían hacia la demoníaca ilusión de reconstruir la naturaleza devastada por una guerra nuclear y las nuevas armas de destrucción masiva, sobre la base de vida artificial generada en los laboratorios. En la generación de vida artificial y de formas de vida a partir de la manipulación genética, parecen haber avanzado más de lo que podemos suponer o, repito, imaginar;
9) La superioridad militar absoluta y la creencia en que pueden reconstruir las sociedades humanas y la naturaleza, sobre la base de creaciones científicas y tecnológicas, los ha llevado a revisar la doctrina de la “Destrucción Mutua Asegurada”, es decir la creencia de que pueden destruir a las potencias nucleares como Rusia y China, toda forma de resistencia y reconfigurar al mundo según las conveniencias, necesidades y los imaginarios de los grandes centros del capital internacional asociados al sionismo más belicoso. Es decir, pueden ir a la guerra nuclear y ganarla;
10) Los más descocados de los ideólogos de esta peligrosa pesadilla, creen incluso que pueden colonizar otros planetas y extender un dominio interplanetario. También sus científicos trabajan en esta hipótesis y creen que es posible que en un futuro, sus naves espaciales lleguen a recónditos lugares del espacio exterior. ¿Podrían averiguar, benevolentes lectores, lo que significan los “agujeros de gusano”?; sobre la base de las ideas anteriores he venido hablando de Heliopolítica, como un desarrollo y superación de la geopolítica;
11) También he llamado la atención sobre la importancia estratégica de las políticas neoliberales en el proceso que acabo de plantear.
Ando buscando el espacio y el tiempo para desarrollar estas ideas a ver si tomamos en serio el hecho de que ciertamente estamos enfrentados a la posible destrucción de la humanidad y la naturaleza tal como la conocemos hoy. Es probable que a través de milenios, si lo anterior ocurre, la naturaleza, como ya ocurrió después de la desaparición de los dinosaurios, vuelva a ser floreciente ¿Podrá evolucionar también la especie humana?
Este trabajo que ahora se está publicando, La Estrategia Imperial de Guerra Permanente, sirvió de base para elaborar mi trabajo La Estrategia Imperial de Ingobernabilidad Permanente contra El Proceso Bolivariano, que ha sido publicado por Aporrea y la Red PatriaUrgente. Desde ahí, andan circulando ampliamente por la red, en Venezuela y el mundo. Lamentablemente los medios públicos no se interesan por estos debates y generalmente, se mantienen ciegos ante estos candentes temas geopolíticos.
Una primera presentación de estas ideas la hice, por primera vez, en septiembre de 2011, ante el entonces Canciller Nicolás Maduro, quien se interesó vivamente y las llevó ante el Presidente Chávez, quien les dio una gran importancia. Eso permitió que el prestigioso programa Dossier, de Walter Martínez, se interesase por estas opiniones y el 20 de septiembre de 2011 fueran lanzadas en una entrevista especial, para su difusión internacional. Modestamente debe decir, que tuvieron un importante impacto. Después ha sido muy difícil acceder de nuevo a los medios públicos. Confío en que esto cambiará.
No he releído este trabajo porque me va a dar la manía de volverlo a revisar. Mejor lo dejo así.
Los que hablan de mandar al Presidente Maduro “pa’al carajo”, creo, disculpen, creo, no tienen muy claro todo lo que está ocurriendo en el mundo. De verdad discúlpenme, pero por favor, explíquenme, ¿cuál es la diferencia entre “Maduro vete pa’l carajo” y “Maduro vete ya”? Lo estoy preguntando sin ironía, sin pretender descalificar. Todos somos revolucionarios. Nadie puede erigirse en juez. Mucho menos alguien como yo que lo que ha hecho es llegar a viejo equivocándose. Quizás por eso, por haberme equivocado tanto y “no haber muerto en el intento”, quizás, repito, a lo mejor tenga esa luz que a veces tienen los sobrevivientes, que por lo menos algo tienen que contar, quien sabe si también decir. Lo que no tengo dudas es que mis sueños y esperanzas están intactos y renovados. Por eso, estoy seguro, de que tengo mucho por hacer.
Finalmente, es posible que estas cuestiones se estén definiendo en Ucrania y también en Venezuela.
La siguiente cita del artículo publicado ayer por José Vicente Rangel en Últimas Noticias, me ha animado a enviar este largo material para Aporrea, a cuyos editores les agradezco tanto por dar espacio a mis extenso artículos. Agradezco aún más a los que se atreven a leerlos.
Hoy es Venezuela ¿Mañana a qué país le tocará? La pregunta es pertinente. Además, está rodeada por señales inquietantes. La derecha en Latinoamérica dejó de lado ciertos escrúpulos. Ejemplo, el respeto formal a la institución del sufragio. Una prueba fue el golpe contra el presidente constitucional de Chile, Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973. De nuevo lo intentó contra el mandato legítimo de Hugo Chávez, el 11 de abril de 2002. Y en la actualidad, en una región donde imperan los gobiernos democráticos con origen en el voto y signo progresista, lo que sucede en Venezuela es premonitorio. La oposición desconoció un resultado electoral ajustado a la normativa legal, y a partir de ese momento tomó el atajo de la violencia con el propósito de derrocar al presidente constitucional Nicolás Maduro. Con el argumento de que los resultados electorales se manipulan y que quien es favorecido por la decisión popular es un dictador, cualquier gobernante de esta parte del mundo puede ser cuestionado y echado por la fuerza. Hoy Venezuela es un laboratorio. El destino democrático de la región se juega aquí. Si se impusieran los planes imperiales y de la derecha consular, ninguna democracia estaría segura. Por eso la pregunta, ¿quién será mañana? El formato es implacable.
José Vicente Rangel, Últimas Noticias, 21-04-14
La Lucha de los Pueblos y la Estrategia Imperial de guerra permanente
Nueva York, 09-03-10, 30-11-12
Esquema general
Nota de presentación
Primera parte: espacio, tiempo y proceso general de la guerra contemporánea
1) Vivimos el tiempo y el espacio del triunfo del capital financiero, que representa la mayor concentración de capital y control del poder que la historia conozca
2) Esta conformación del poder mundial es incompatible con la democracia
3) El totalitarismo es la solución política mediante la cual el capital financiero y la cúpula militar asociada a él, pueden implementar formas de gobierno
4) Este totalitarismo no puede coexistir con el Estado soberano, con división de poderes, control público
5) La opción totalitaria conduce a que la violencia y la guerra se conviertan en el modo de existir del capital financiero.
6) La construcción de un gobierno mundial totalitario exige un proceso permanente de desestabilización de todos los Estados soberanos
7) Control totalitario, terror, caos y dictadura mediática como instrumentos de la guerra permanente
8) La seguridad ciudadana, la desestabilización, la campaña mediática como parte de la estrategia de guerra permanente
9) La guerra, la represión y el fomento del odio social como negocio privado
10) Debemos darnos cuenta de que estamos en una situación de guerra no convencional, una guerra reptil
Segunda parte: Relación entre guerra y política
La guerra como la continuación de la política por otros medios
La política imperial como la continuación de la guerra por otros medios
Ya no es cierto que “si quieres la paz prepárate para la guerra”
Algunos aspectos de la relación estratégica de las fuerzas a nivel planetario
Ciertas debilidades de la cúpula militar-financiera
Ciertas fortalezas de la cúpula militar-financiera
El monopolio mediático
Monopoliza el capital del mundo y las instituciones que lo administran
La posibilidad de jerarquizar las inversiones en función de sus intereses
Su casi ilimitada capacidad militar, científica y técnica
Mantienen más o menos mil bases militares alrededor del mundo
Una de sus fortalezas más importantes, la que les da unidad a través del planeta, es una forma de fundamentalismo religioso de carácter racista
Una manera de potenciar sus fortalezas en el plano militar es la combinación de la privatización de la guerra, la robotización de las fuerzas militares y la guerra cibernética.
Observaciones sobre la relación estratégica de fuerzas en el mundo.
Uno contra diez en el plano estratégico, diez contra uno en el plano táctico. Las recomendaciones de Sun Tzu, Mao Zedong y Vo Nguyen Giap
El proceso de colonización de la ONU ha marchado simultáneamente con la recolonización y reconfiguración del mundo
Importancia estratégica de la cumbre de la OTAN celebrada en Lisboa en noviembre de 2010
Las negociaciones en la ONU no son negociaciones diplomáticas convencionales. Van asumiendo la forma de guerras de baja intensidad como parte del proceso de guerra permanente
La política es debilitar o neutralizar a todas aquellas organizaciones como las Naciones Unidas y todas las que puedan hacer algún contrapeso al gobierno mundial totalitario
La globalización neoliberal como impulsora de la revolución
Cómo modificar la relación estratégica de fuerzas en tiempos de la estrategia imperial de Guerra Permanente
La importancia de la política o de cómo ganar la guerra sin ir a la guerra mediante la victoria en la batalla por la paz
Que las fuerzas de la paz cerquen a las fuerzas de la guerra
Algunos casos en los que hemos derrotado al imperio colocándonos contra él, diez a uno desde el punto de vista táctico
La lucha por el levantamiento del bloqueo a Cuba
La derrota de la Asociación de Libre Comercia de las Américas (Alca)
La derrota de EEUU en la VI Cumbre de las Américas realizada en Cartagena, Colombia
El ingreso de Venezuela al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas
El triunfo de Palestina el pasado 29 de noviembre en la Asamblea General de las Naciones Unidas
Tercera parte: algunas observaciones complementarias
Nota de presentación
Estas son reflexiones escritas sobre la marcha, como resultado de lecturas y sobre todo, la participación en debates, consultas y reuniones en las Naciones Unidas, con unos pocos años aquí, teniendo los ojos bien abiertos. Son también un resumen de mi trabajo docente en la Escuela de Economía de la UCV.
Este no es un trabajo académico. Son reflexiones desde la trinchera por lo tanto, armadas con la urgencia de la batalla en desarrollo, con la angustia de tener políticas que nos permitan avanzar, pues la victoria que tenemos planteada es eminentemente política e imprescindible para la liberación de la humanidad y el planeta.
Estamos llegando a un punto de no retorno. No nos podemos equivocar. Definitivamente la lucha es por la vida. Nunca como antes ese supremo don había estado tan amenazado como ahora. Nunca como ahora la posibilidad de desaparecer como especie es una posibilidad cierta. Detener la guerra, detener las agresiones contra la humanidad, la naturaleza y el planeta todo, es un imperativo categórico, es una obligación absoluta e incondicional. En otro trabajo denominado Ecología y Crisis Civilizatoria abordo los temas ecológicos.
El punto referido a los principios de la guerra contemporánea, forma parte de desarrollos realizados entre 2010, 2011 y 2012, observando la guerra de Vietnam, Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia, ahora en Siria, y en general las diversas formas de guerra permanente que las potencias imperiales desarrollan a través del mundo.
Entonces, este resumen nació en 2010, ahí están las ideas básicas, pero está siendo culminado ahora, en un proceso con altos y bajos, en Noviembre de 2012, con ideas que he ido construyendo en esta lucha cotidiana por la soberanía y la dignidad de los pueblos.
Las fechas indicadas arriba no son más que una referencia a un momento de reflexión, como un punto de partida hacia atrás, con reflexiones incluidas en otros trabajos, y hacia delante, con trabajos escritos posteriormente. Todas son reflexiones sedimentarias y avanzando en el tiempo.
Primera parte:
Espacio, tiempo y proceso general de la guerra contemporánea
Vivimos el tiempo del dominio de la globalización neoliberal que implica el dominio del espacio planetario por parte del capital financiero en alianza con la cúpula militar constituida por el Pentágono-OTAN. Esta alianza representa el poder del capital, cuando el mercado se va constituyendo, no sólo en un espacio económico, sino en un espacio político e ideológico orientado a sustituir las relaciones sociales y políticas que se han ido configurando como resultado de las luchas históricas de los pueblos, por relaciones fundadas en las reglas y valores del mercado como las únicas posibles. Suele llamársele pensamiento único, lo que denota su carácter totalitario. Vivimos pues el totalitarismo del mercado.
Es decir, reglas fundadas en el egoísmo, el individualismo, el éxito originado en la acumulación de riqueza material, en la competencia como guerra de todos contra todos, que significa la negación extrema de la solidaridad como un “obstáculo” que se opone a la “eficiencia” que se logra mediante la batalla que libran en el mercado sujetos económicos que buscan, de manera egoísta, maximizar beneficios. Los “eficientes” triunfan y los “ineficientes”, los que no saben aprovechar las “oportunidades” que el mercado ofrece, fracasan. Por no saber aprovechar esas oportunidades, se empobrecen. Sólo si se hacen “competitivos” pueden ser triunfadores. En consecuencia, el derrotado de ayer puede regresar como triunfador en la medida que aprenda las lecciones del mercado. Es la justicia del merado.
Esta visión de la vida cotidiana como competencia que conduce a una guerra de todos contra todos, propia de la ideología neoliberal, en donde vale todo en función de derrotar al que se nos oponga, es el fundamento más profundo de la estrategia de guerra permanente que el capital le ha impuesto a la humanidad y a la naturaleza.
Entonces, podemos resumir algunas características propias del mundo contemporáneo:
1) Vivimos el tiempo y el espacio del triunfo del capital financiero, que representa la mayor concentración de capital y control del poder que la historia conozca. A la vez, representa la condensación del poder en manos de los especuladores financieros, de apostadores que diariamente se juegan milmillonarias masas de capital, que representan el destino de guerras, cosechas, explotaciones mineras, de petróleo, gas, oro, plata, coltán, litio, diamantes… De gobiernos, de pueblos, de instalaciones industriales, elecciones, golpes de Estado, crímenes políticos, operaciones de espionaje, investigaciones científicas y tecnológicas de carácter estratégico, en fin la vida y la muerte de la humanidad y el planeta.
2) Esta concentración del capital, implica también concentración del poder político, por tanto, control social, cultural, comunicacional, del pensamiento y de los imaginarios colectivos, es decir, la capacidad, para modelar los sueños e ilusiones de la humanidad, la capacidad para forjar la realidad más allá de nuestra conciencia, más allá de lo que puedan ser nuestras aspiraciones íntimas.
Ha surgido así la peor dictadura sobre el pensamiento, el alma y el corazón de la humanidad y la siempre generosa naturaleza. La dictadura mediática es uno de los poderes que va modelando todo, tratando de subordinarnos a la voluntad de los grandes especuladores financieros.
3) Esta conformación del poder mundial es incompatible con la democracia, con la diversidad de la vida humana y natural. Es incompatible con la paz, con los acuerdos interclasistas, con la convivencia humana, con los derechos humanos… La violencia y el uso de la fuerza, que configuran terror y miedo, se van convirtiendo como la mediación social y política por excelencia, como expresión de la dominación del capital.
Como consecuencia, todas las conquistas políticas, sociales, culturales obtenidas a través de la lucha secular de los pueblos, van siendo negadas sistemáticamente. El Estado del bienestar está siendo desmantelado y con él toda una tradición de tendencias hacia la justicia social y la convivencia democrática como marco para el desenvolvimiento de las luchas y los conflictos interclasistas. Una tradición libertaria que ha asociado la paz con la justicia viene siendo liquidada.
No quiero decir que dichas tendencias sean un derivado del Estado del bienestar, sino que un cierto ambiente de relativa tolerancia que acompañó a este período, facilitó su desenvolvimiento.
Siempre durante todo este período que cubre los años 50, 60 y 70 se desarrolló una política que mezcló halago y represión como parte esencial de las estrategias de contrainsurgencia. Dichas estrategias incluían ciertas reformas sociales como contrapeso de las demandas y las prácticas de las organizaciones de izquierda y del panorama mundial muy influido por la existencia del campo socialista y las reivindicaciones que en los países socialistas se iban conquistando y el desarrollo de un auge popular en varios países del Sur con diversas demandas políticas y sociales.
Una situación como esa no permitía dar sólo una respuesta represiva. Una política que no atendiera, aun cuando fuese en forma demagógica, esas demandas, podía precipitar movimientos insurreccionales en tiempos en los que la lucha radical prosperó y llegó a tener una fuerza importante.
Las reformas sociales contempladas por las estrategias de contrainsurgencia trataban de aislar política y socialmente, a los movimientos populares dirigidos por la izquierda radical. Así, se impulsó la reforma agraria, políticas en el campo de la salud, la educación, la construcción de viviendas, la seguridad social… Sin tocar las raíces de la explotación y la desigualdad, pero tratando de cubrir las apariencias. Un ejemplo típico de esos tiempos fue la “Alianza para el Progreso” propuesta por el Presidente de EEUU, John Kennedy.
Simultáneamente y sin conflicto con las políticas reformistas, se practicaba la tortura, las “desapariciones”, las detenciones arbitrarias, la militarización de la justicia, la instauración de los Teatros de Operaciones contraguerrilleras como enclaves al margen de la legalidad vigente.
Un ejemplo típico de la implementación de las estrategias de contrainsurgencia fue el gobierno de Rómulo Betancourt en la Venezuela de los años 60.
En la medida que el capital financiero ha impuesto su hegemonía, las políticas keynesianas han sido dejadas de lado y como he insistido, todas las implicaciones del Estado del bienestar. El capital financiero no tiene interés en negociar sino en imponer.
La paz entonces, es sustituida por la victoria de unos y la derrota de otros. Por tanto, la justicia es la que puedan imponer los poderosos, los que a través de la historia han triunfado y han venido imponiendo la justicia del más fuerte, construyendo este mundo contemporáneo plagado de miseria material y espiritual. Miseria de la gente, miseria de la naturaleza.
4) El totalitarismo es la solución política mediante la cual el capital financiero y la cúpula militar asociada a él, pueden implementar formas de gobierno opresivas, discriminatorias y dictatoriales. Necesita, por tanto, recurrir al uso de la fuerza y la violencia de manera regular, sistemática y permanente.
5) Este totalitarismo no puede coexistir con el Estado soberano, con división de poderes, control público, control del sistema financiero, control del aparato militar y de seguridad, etc. Ese Estado debe ser disuelto y sometido al control de un gobierno mundial. Incluso, los Estados de Europa, de EEUU, de Rusia, de China y por supuesto, los Estados rebeldes del amplio Sur, entre los cuales la República Bolivariana de Venezuela, liderada por el Presidente Chávez, ocupa un papel relevante.
La soberanía, la autodeterminación de los pueblos y la igualdad jurídica de los Estados, son víctimas inmediatas del capital financiero.
Desorganizar la institucionalidad existente, destruir los procesos de organización popular, de asociación y en general de cooperación solidaria, son tareas esenciales de la cúpula militar-financiera. Destruir el multilateralismo tradicional, centrado en La Carta de las Naciones Unidas, es consustancial con el mundo que el capital financiero viene modelando. Por eso la Organización de las Naciones Unidas tiene un doble valor. Por una parte, es un espacio para enfrentar a las fuerzas asociadas al capital financiero; por otra parte, es un espacio donde esas fuerzas, a partir de la recolonización y reconfiguración del mundo, van consolidando su hegemonía.
La propuesta de refundación de la ONU, a mi entender, busca afirmar el primer espacio para derrotar el segundo. La afirmación del primer espacio no es posible sólo desde dentro de Naciones Unidas. Resulta imprescindible la movilización de pueblos y gobiernos soberanos, para detener y revertir los procesos de recolonización y reconfiguración del mundo, combinando esas acciones políticas con iniciativas tácticas de valor estratégico en el seno de la ONU y otros organismos multilaterales.
La derrota del Alca, la creación de la Alba, Unasur, Celac, Petrocaribe, Banco del Alba, Banco del Sur y otras similares van en la dirección de detener los procesos de recolonización y reconfiguración del mundo por parte de las fuerzas imperiales. Las resoluciones contra el bloqueo a Cuba, a favor de la constitución de Palestina como un Estado soberano, el ingreso de Venezuela al Consejo de Derechos Humanos, son batallas en el interior de la ONU que se complementan con las primeras. Ambas líneas de acción deben ser profundizadas para detener las derrotas que hemos experimentado, por ejemplo, en las negociaciones sobre cambio climático.
6) Al abolir las relaciones y acuerdos interclasistas y avanzar hacia la construcción de una sociedad mundial de carácter totalitario, la violencia y la guerra se convierten en el modo de existir del capital financiero.
7) La construcción de un gobierno mundial totalitario exige un proceso permanente de desestabilización de todos los Estados soberanos, incluso, de Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania, España, Portugal, Italia, Grecia… Por supuesto los Estados soberanos del Sur. Esta es una de las tareas principales de los paquetes neoliberales. El gobierno mundial concede un espacio de acción para los Estados, siempre y cuando pierdan soberanía y autonomía. Son útiles para la represión, para acciones violentas, para aparentar formalidades de relaciones interestatales y ocultar la esencia antidemocrática del gobierno mundial, en fin como velo que falsea, que engaña y dificulta observar y comprender la esencia totalitaria del gobierno mundial.
En primer lugar, la inestabilidad, la inseguridad, la violencia y el miedo son armas claves de la dictadura del capital financiero. Este aspecto se irá mostrando a través del fluir de este trabajo.
En segundo lugar, el miedo ha devenido en instrumento de cohesión social. La cohesión social dejó de ser en las sociedades capitalistas, el resultado de un pacto social entre diversas clases, con la mediación del Estado, orientado a otorgar concesiones y satisfacer algunas demandas sociales, como camino para legitimar la dominación del capital. Esto permitió cierta garantía de estabilidad política y social y la consolidación de un imaginario colectivo modelado por la manipulación que sembró ilusiones en un “capitalismo del bienestar” (o un “capitalismo con rostro humano”) fundado en la redistribución del ingreso a través del impuesto sobre la renta y diversos beneficios sociales. En fin, el ingreso y el nivel de empleo de los trabajadores, actuaron como un factor esencial de la demanda, por tanto, el incremento de la demanda quedó vinculado a las posibilidades de crecimiento económico y de acelerada acumulación de capital.
Con el derrumbe del capitalismo fundado en la cadena de montaje, el modelo Ford-taylorista y las políticas keynesianas; el derrumbe de la Unión Soviética y el campo socialista; el fin de la guerra fría, la derrota de los movimientos de liberación nacional y los movimientos armados de los años 60; la derrota de la rebelión popular, la lucha armada y la instauración de sangrientas dictaduras militares en América Latina; las derrotas del socialismo-nacionalismo árabe, los movimientos de liberación en África y el asesinato de Patricio Lumumba y el triunfo del sionismo en el medio oriente; el derrocamiento de Sukarno y la matanza de comunistas en Indonesia… La destrucción de los movimientos sociales contestatarios que surgieron en EEUU y Europa; la instauración de dictaduras militares al servicio del capital internacional, se fue extendiendo la globalización neoliberal con todas la consecuencias que conocemos, entre otras, el desmantelamiento del Estado del Bienestar.
La liquidación del Estado del Bienestar ha significado la desaparición progresiva de esa forma de cohesión social. Esta se funda ahora en el miedo, que desorienta la atención y la comprensión de la naturaleza violenta, antidemocrática y totalitaria del capital financiero, encubriendo la explotación del capital. Se difunde el miedo al que tiene otro color de piel, otra cultura, otra lengua, otra religión, al emigrante, al desempleado… Un miedo que fragmenta a los explotados, los divide, les impide tomar conciencia sobre la naturaleza de los conflictos sociales y constituirse como bloque social de los oprimidos.
Una histeria fundada en una supuesta seguridad personal y de las naciones, se ha ido extendiendo por los países del Norte y desde ahí a través de la dictadura mediática, el uso de la fuerza, la desestabilización, el deterioro de la vida cotidiana, la promoción de bandas delincuenciales, hacia el mundo entero.
El miedo como una mezcla de deseos mórbidos, culpa, cobardía, individualismo, espíritu de superioridad y discriminación racial, ha ido modelando el imaginario de las poblaciones. No se comprende que todo el discurso sobre la seguridad que desorienta a poblaciones enteras, no es más que un discurso sobre la seguridad del capital financiero, el más temeroso y cobarde de los capitales, por eso también el más criminal. Precisamente los economistas neoliberales han acuñado la siguiente frase: “no hay nada más cobarde que un millón de dólares”. Cobarde y oportunista.
El capital financiero no funciona, no se multiplica con la estabilidad. No, vive de la desesperación, de la inestabilidad, de la angustia de los otros. Llámense Estados, empresas, comunidades, familias, personas comunes y corrientes… Lo importante para el capital financiero es que nadie esté seguro, que el miedo nos paralice las ganas de reclamar, de protestar… Es decir, que nadie (pueblos, Estados, naciones, etnias…) tenga la suficiente seguridad, paz, fortaleza, fuerza, como para atreverse a pensar con cabeza propia, a soñar en otros mundos posibles. La solución totalitaria tiene “todo resuelto”, siempre y cuando seas capaz de competir y ganar respetando las reglas establecidas por la dictadura del capital financiero aceptando, en fin de cuentas, el poder del capital.
En tercer lugar, para reforzar el miedo como instrumento de cohesión social, se ha instaurado un sistema de premios y castigos. Sólo puedes confiar y depender de ti, convencido de que el poder global te garantiza “protección”. Para eso el “gran hermano” siempre estará presente. Para premiarte si “te portas bien” o castigarte si no respetas las reglas instauradas. Hace un buen tiempo que Watson y Skinner les indicaron el camino a seguir. Finalmente, conductismo y neoliberalismo se hicieron complementarios a través de las conductas y valores generados por el mercado. El que sabe aprovechar las oportunidades que el mercado ofrece, tiene éxito, es premiado. El que, por sus incompetencias, no las aprovecha, se convierte en un perdedor, es castigado por ineficiente. Esta es la justicia del mercado. La justicia absoluta, que se deriva del totalitarismo del mercado.
Sin embargo, no ha podido impedir que los pueblos se rebelen tanto en el norte como en el Sur. Tradicionalmente, tal como lo he dejado dicho, ha ejercido simultáneamente varias políticas para someternos. La primera, es el halago y las concesiones políticas y económicas. Esto fue típico de los tiempos del Estado del bienestar; la segunda, que caminó pareja con la anterior, fue la represión, selectiva o masiva según el caso. En la época de los movimientos guerrilleros, las razias represivas se superponían con beneficios económicos, limitados, incluso discriminatorios, pero posibles dentro de esa combinación de halagos, sobornos, concesiones económicas, represión, torturas…
El problema es más complicado cuando se desmantela el Estado del bienestar y se impone la justicia del mercado y se va imponiendo la visión de que el mercado no hace concesiones. Todo hay que merecerlo mediante el esfuerzo, todo hay que ganárselo con el trabajo, hay que hacer méritos. El mérito egocéntrico sustituye a la dádiva, el garrote a las concesiones, el miedo a la tolerancia, la competencia a la solidaridad, el éxito personal a la construcción colectiva, el sistema de premios y castigos al orgullo de ser servidor público, servir a la comunidad, a la patria, a la naturaleza, al planeta. Se imponen una serie de verdades de sentido común, el sentido común que nace de la tradición y la costumbre.
Nadie pone en duda que todo objetivo, todo logro supone esfuerzo, trabajo; pero los logros también pueden suponer placer, unidad solidaria. El esfuerzo, el trabajo, pueden ser esfuerzo y trabajo subordinado o pueden ser esfuerzo y trabajo liberadores. El trabajo subordinado es un trabajo que, en última instancia, genera ganancias para otros, para los dueños del capital. El trabajo liberador supone beneficios colectivos en una relación solidaria, tanto en la acción como en el disfrute. Finalmente, el trabajo libre supone la desaparición de la relación salarial.
El capital financiero multiplica la pobreza y la degradación moral. Sobre esa base le garantiza beneficios a los que se le subordinan. Bien sean gobiernos, grupos de poder, funcionarios de organismos multilaterales, secretarios generales de la ONU o de la OEA, ONG’S, empresas, bancos, partidos, parlamentarios, “distinguidos” embajadores, organizaciones de “base”, la gente… Aun cuando se mantienen subordinados, se hacen importantes en la medida que son los que se encargan, finalmente, de poner la soga en el cuello de los gobiernos soberanos, los parlamentos, las organizaciones, los movimientos sociales… En fin, a todo lo que huela a autonomía e independencia.
Este entramado de poder mundial al servicio del capital financiero es lo que hace difícil el enfrentamiento y el derrocamiento de ese poder, pues se ha ramificado por los intersticios de la sociedad mundial.
En cuarto lugar, ratificando lo que venimos señalando, la guerra y la violencia permanentes, a la manera de los pactos mafiosos, son, en fin de cuentas los modos de existir del capital financiero.
La “protección” que la dictadura del capital financiero ofrece, es algo similar a los pactos mafiosos. La organización mafiosa te vende protección. Si tú colaboras, pagas puntualmente los “diezmos” (o la “vacuna”) a que estás obligado, cumples fielmente con las instrucciones que recibes, te haces enemigo de los enemigos de la organización, en fin, renuncias a tus derechos y se los transfieres a tu “protector”, el cual se convierte, de hecho, en tu dueño.
Él está comprometido a “defenderte” y garantizar tu seguridad. Es decir, él tiene la “responsabilidad de protegerte”, pero también tiene el deber de castigarte cuando incumplas las normas que él establece de manera dictatorial. Tienes los derechos que tu “protector” te permita y debes cumplir todos los deberes que él te imponga.
Algo parecido a lo que va significando la “Responsabilidad de Proteger”, un concepto que la ONU, de hecho, adoptó el 05 de septiembre de 2012, lo que le da una cierta legitimidad a las acciones militares de carácter punitivo emprendidas por la cúpula militar-financiera. Ese acuerdo tomado por la ONU, puede significar que más bombas se derramen por el mundo.
En fin de cuentas, el capital generado por el narcotráfico fluye a través del sistema financiero mundial, especialmente a través de los paraísos fiscales. Además, las organizaciones de narcotraficantes son aliados claves para el tráfico de armas; el comercio con personas (hombres, mujeres, niñas y niños), que alimenta la prostitución, la pornografía y el contemporáneo tráfico de esclavos; la organización y reclutamiento de mercenarios (como uno de los procesos que marcha hacia la privatización de la guerra); la realización de asesinatos colectivos contra poblaciones o grupos políticos, étnicos o religiosos indeseables; la organización de masacres acompañadas de violaciones masivas, pues la violación pública y sistemática es una manera de destruir la moral y el espíritu de resistencia de la gente; masacres realizadas con métodos atroces como la utilización de la sierra eléctrica por los paramilitares colombianos.
8) Control totalitario, terror, caos y dictadura mediática como instrumentos de la guerra permanente
En primer lugar, la conformación de un campo de concentración electrónico global, a través de métodos de control de la población por medio de recursos electrónicos e informáticos, que violan los derechos civiles y muy particularmente el derecho a la privacidad, a la intimidad personal y familiar. Muy especialmente el derecho a tener opinión propia y a pensar con autonomía. Hay un plan para la implantación de microchips en los seres humanos que controlarían las emociones, el pensamiento y la conducta. Esto no es ciencia ficción, pues ya está ocurriendo.
En segundo lugar, la promoción de un caos nacional, regional y mundial programado: el miedo y el terror como ejes de la política, como parte de la guerra planetaria permanente. La multiplicación de los escuadrones de la muerte, de bandas delincuenciales dedicadas al atraco, a la extorsión, a la distribución de narcóticos; la destrucción de las redes sociales, familiares y comunales, es decir, la destrucción de las relaciones de solidaridad y apoyo. La promoción del miedo y el terror para debilitar la resistencia y facilitar la aceptación de un gobierno mundial totalitario. Esto se combina con la promoción de guerras de baja intensidad en los barrios pobres del mundo entero para liquidar los liderazgos regionales y locales y desarticular los grupos organizados.
En tercer lugar, aparece el capitalismo del desastre, la acumulación de capital mediante las guerras, que lo destruyen todo, la vida social, la vida humana, la vida natural, para que luego grandes empresas acumulen ganancias con las “reconstrucciones”. El desastre y el caos que destruyen, no sólo las infraestructuras, las viviendas, los servicios de agua, electricidad, las escuelas, hospitales…Particularmente tratan de destruir el alma, la dignidad, el espíritu patriótico, la conciencia nacional, los tejidos sociales solidarios, en fin, la vida y todas las formas de vida.
Todas las guerras han significado devastación y destrucción, pero en la guerra contemporánea la devastación y la destrucción son un fin en sí mismas. En primer lugar, el poder de destrucción y aniquilamiento es ilimitadamente grande. En segundo lugar, la población civil es un objetivo militar esencial. Mientras más daño y terror se ocasione, más se facilita el cumplimiento de los propósitos tácticos y estratégicos fijados por las fuerzas imperiales. Esta devastación tiene fundamentos racistas, culturales y más concretamente, se basa en concepciones maltusianas vinculadas a la nueva “solución final”, que se propone el exterminio físico y/o espiritual de los millones de pobres que pueblan el planeta. Es una especie de Apartheid planetario.
A continuación voy a realizar una cita de parte de un artículo publicado por Rebelión, que ilustra sobre lo que estoy comentando:
Sirte “se quedó sin un edificio intacto con casi todas las casas… pulverizadas por cohetes o morteros, quemadas, o acribilladas, la infraestructura de una ciudad a la que el líder libio dedicó millones simplemente ha dejado de existir”.
Sirte sufrió una catástrofe, según… las descripciones de numerosos testigos presenciales, de interminables filas de edificios en llamas, cadáveres de ejecutados que yacían en el césped de los hospitales, fosas comunes, casas saqueadas y quemadas por los insurgentes, edificios de viviendas arrasados por las bombas de la OTAN.
Por cierto, existe buena evidencia de que hubo bombardeos de la OTAN -incursiones que conllevaban la típica política estadounidense de “doble golpe” en la cual se bombardea una y otra vez la zona para matar a los civiles que llegan a la escena a rescatar a los heridos y muertos después del primer bombardeo, que mataron a numerosos civiles en Sirte y en otros sitios de una sola pasada.
Así, en septiembre de 2011, incluso antes del violento asesinato de Gadafi en octubre, el embajador de EE.UU. Gene Cretz, “participó en una conferencia telefónica del Departamento de Estado con unas 150 compañías estadounidenses que esperaban hacer negocios en Libia”. Como subraya Forte en su libro, que postula que el acceso estadounidense a la inversión en infraestructura fue un motivo aún mayor para la intervención que el acceso al petróleo, las oportunidades de negocios discutidas en esa región fueron ciertamente proyectos de infraestructura.
Forte prueba irrefutablemente que EE.UU. –a pesar de una cierta mejora de las relaciones con Gadafi antes del levantamiento de febrero de 2011– mantenía su frustración por el bloqueo de Gadafi de proyectos de infraestructura de compañías estadounidenses como Bechtel y Caterpillar, proyectos que Libia concedió a empresas rusas, chinas y alemanas. La invasión solucionó el problema de dos maneras contundentes. Primero, por supuesto, EE.UU. aseguró mediante su intervención en Libia que una porción sustancial de futuros proyectos de infraestructura se entregaría a las compañías estadounidenses. Sin embargo la parte más importante, y más diabólica del plan, es que la propia intervención violenta creó la necesidad de dichos proyectos de infraestructura, ¿qué mejor manera de crear esa necesidad que arrasar ciudades enteras?
Un artículo del 31 de mayo de 2012 de una publicación empresarial llamada Ventures que explica que solo General Electric “espera generar hasta 10.000 millones de dólares de ingresos en Libia, ya que el país norteafricano se propone reconstruir su economía, infraestructura, e instituciones en la era post Gadafi”. El mismo artículo explica que “en 2011, el Departamento de Comercio e Inversión del Reino Unido calculó que el valor de los contratos para reconstruir Libia, en sectores que van del suministro de electricidad y de agua a la atención sanitaria y la educación, ascenderá a más de 300.000 millones de dólares en los próximos 10 años”. A continuación el artículo cita al portavoz de GE quien se alegra por el hecho de que, después de la invasión de la OTAN, “el país necesita todo, desarrollo del petróleo y del gas, que creará la riqueza para mejorar la vida de la gente, agua potable, energía fiable, un buen sistema de salud, la construcción de un sistema de transporte por riel y por avión para que la economía se pueda desarrollar, y todas esas son áreas de concentración son para nosotros en Libia, como hicimos en Irak”. (Aquí vale la pena destacar que Libia tenía el mayor nivel de desarrollo humano de la región, lo que implica que tenía el mejor sistema de salud y los mejores hospitales, de educación, las mejores universidades, buenos aeropuertos, una empresa estatal de petróleo que garantizaba la producción de petróleo y gas… Todo esto fue destruido, incluso los sistemas de canales que construyó Gadafi, no sólo para distribuir agua a la población, sino para recuperar el desierto y desarrollar la producción agrícola. Terminada la guerra, desde Europa enviaban botellas plásticas con agua, como una muestra de “altruismo” ¡Qué desvergüenza criminal! Ahora se han apropiado del mar de agua dulce que existe en el subsuelo libio, que es el que Gadafi había puesto al servicio de la gente y la recuperación del desierto para usos agrícolas).
“Al eliminar a Muamar Gadafi AFRICOM eliminó en realidad al más encarnizado adversario del proyecto… Gadafi terminó su vida política como un pan-africanista devoto, e independientemente de lo que se pensase sobre él, es obvio que no veía África como la sometida proveedora de mano de obra barata y materias primas para cuya conservación se creó el AFRICOM”.
Además, “apenas un mes después de la caída de Trípoli –y el mismo mes del asesinto de Gadafi (octubre de 2011)– EE.UU. anunció que estaba enviando tropas por lo menos a otros cuatro países africanos: República Centroafricana, Uganda, Sudán del Sur y República Democrática del Congo”. AFRICOM anunció además 14 importantes ejercicios militares conjuntos planificados con Estados africanos para 2012, una cantidad sin precedente de ejercicios semejantes. (Rebelión 23-11-2012 La realidad de la aniquilación de Sirte, la puerta de África, por la OTAN. Libia y la destrucción creativa. Daniel Kovalik).
Los comentarios sobran. Pero no puedo dejar de decir que estos delitos de Lesa Humanidad, crímenes de guerra, graves violaciones de derechos humanos, son ignorados por eso que se llama “comunidad internacional”, sobre todo las Naciones Unidas y muy especialmente al Sr. Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU, uno de los propiciadores e impulsores de la invasión a Libia. Vale la pena citar a Galeano:
La llamada comunidad internacional, ¿existe? ¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro?
9) La seguridad ciudadana, la desestabilización, la campaña mediática como parte de la estrategia de guerra permanente contra nuestra patria
El problema de la seguridad ciudadana, que afecta severamente a nuestra población, tanto del campo como de la ciudad, no es un simple problema policial, es una de las maneras como la guerra permanente de carácter planetario se desarrolla en Venezuela y en otros lugares. Es parte de un proceso geoestratégico dirigido a cimentar un gobierno totalitario mundial a través de la desestabilización, la corrupción y finalmente, la liquidación, de los gobiernos soberanos e independientes.
Tal como he dicho, la estrategia de guerra permanente apela al miedo y el terror como instrumentos básicos de la guerra contemporánea, siendo la internacional mediática controlada por la ultraderecha, un arma ilimitada para el desarrollo de la guerra. Una labor de aparente denuncia periodística, se encarga de ensangrentar las pantallas y las primeras planas de la prensa, para estimular la inseguridad y obligarnos a permanecer encerrados entre rejas en nuestras propias casas, atemorizados, neutralizados para la acción política constructiva y deseando la proliferación de un mayor número de policías y fuerzas militares para contrarrestar la delincuencia y la inseguridad, lo que dificulta que las organizaciones populares se asuman como sujetos autónomos capaces de resolver el problema de la inseguridad, reeducar y derrotar a las pandilla y a los pandilleros, expulsar a los traficantes de drogas y en general, a las mafias que promueven los atracos, las violaciones de los derechos humanos, el deterioro de la vida cotidiana, el caos urbano…
La calle y todos los espacios públicos van siendo perdidos por los ciudadanos y se va imponiendo una especie de toque de queda colectivo. Una mezcla delincuencial de bandas, escuadrones de la muerte, policías y militares corruptos, contratistas civiles (mercenarios), se van enseñoreando de ciudades y pueblos. Entonces, amplios sectores populares pueden ser colocados en la situación de aplaudir la represión, la persecución y la segregación contra el extranjero, contra los diferentes, los que tienen otro color de piel, otra religión; contra los desempleados que van dejando de ser víctimas del caos social, que el capitalismo representa, para convertirse en “vagos y maleantes”, como lo declaraba un vieja ley venezolana, hoy día derogada. Por tanto, en personas que pueden ser detenidas sin fórmula de juicio y sometidas al terror. Ya en EEUU existe una ley que permite a las fuerzas militares arrestar a cualquier persona que despierte la sospecha de estar involucrado en actividades terroristas. Puede ser detenido indefinidamente, sin fórmula de juicio, desaparecido y enviado a cárceles clandestinas.
La otra opción, que ya ocurre en varios lugares de Venezuela, es la subordinación de la población a grupos de paramilitares, que sobre la base del pago de determinadas cuotas periódicas obligatorias, garantizan “protección”. Es decir, administran “justicia” (asesinando a los “delincuentes” que capturan), se encargan de la vigilancia de la zona correspondiente, realizan castigos y mantienen el “orden público”. De hecho, sustituyen a autoridades civiles, policiales, militares y judiciales.
Ahora bien, no hay que creer que estas son simples bandas de delincuentes. De hecho lo son y seguramente la mayoría de ellos se asume como tales; pero aun cuando ellos no lo sepan ni lo imaginen, son agentes del capital financiero transnacional, son agentes de la estrategia de guerra permanente que el imperio desarrolla. Las zonas que van ocupando son como “zonas liberadas”, que directa o indirectamente, pasan al control de fuerzas transnacionales. En ellas el Estado venezolano va perdiendo soberanía y por ese camino, la soberanía nacional se va debilitando y fragmentando. La acción de esas bandas es un serio problema geopolítico y geoestratégico.
Finalmente, la violación, de niñas, niños, adolescentes, hombres y mujeres se ha convertido en un arma de guerra para desmoralizar, aterrorizar, llenar de vergüenza a la población civil, matando el espíritu de resistencia de los pueblos. Es notable esta situación en África, donde las violaciones masivas forman parte de la guerra permanente que se desarrolla en ese continente.
Las violaciones, secuestros, sicariato, asesinatos, redes delincuenciales que apelan al microtráfico de drogas, a los microcréditos, a la organización de pandillas, al mito de la ganancia fácil, que cimenta el individualismo… Acompañadas de campañas mediáticas desestabilizadoras y desmoralizadoras, son parte importante de la estrategia de guerra permanente que se utiliza en Venezuela y otros lugares del mundo.
10) La guerra, la represión y el fomento del odio social como negocio privado.
Las guerras generalmente han favorecido intereses privados y han sido promovidas por ellos. Pero las fuerzas militares, las políticas y las decisiones tenían carácter público. Incluso, eran objeto de debates, responsabilidades y decisiones públicas. Sin embargo, la tendencia hoy es a que los ejércitos, los servicios de inteligencia, las fuerzas represivas, las cárceles, incluso, los centros de decisión, sean de carácter privado, controlados por el capital transnacional. Sean explícitamente, procesos vinculados de manera directa a la acumulación de capital y la maximización de ganancias.
Por ejemplo, los ejércitos privados cada vez van teniendo más relevancia en las guerras contemporáneas, en la medida en que también son una fuente segura de acumulación de capital. La crisis del capital y el agotamiento relativo de las fuentes tradicionales de acumulación, obligan a los capitalistas a capturar nuevas fronteras para hacer negocios, a invadir todas las esferas de lo público realizando un proceso de desmantelamiento del Estado tal como lo hemos conocido hasta ahora, con funciones de regulación e intervención.
Una orientación corporativa, negadora de los derechos humanos, que conduciría a las personas hacia una situación de servidumbre y esclavitud; un control cada vez más absoluto por parte de las corporaciones privadas, hacia las instituciones y entes que van perdiendo su carácter público para convertirse en auxiliares directos de los procesos de acumulación de capital y garantías para las ganancias. Los servicios públicos desaparecerían para convertirse en servicios privados. Los impuestos que los ciudadanos pagan pasarían a ser administrados por el capital privado, en función de hacer negocios (esto ya se ha iniciado con la transferencia masiva de millones de dólares hacia los bancos bajo la forma de rescates financieros. Es decir, una cuantiosa suma de los impuestos pagados por los ciudadanos, pasan a ser administrados por los bancos).
La progresiva desaparición de los impuestos directos y la prevalencia de los impuestos indirectos o impuestos al consumo, como el IVA, que afecta los ingresos de los pobres, mientras en los países desarrollados los ricos pagan cada vez menos impuestos. Esta es la tendencia que se va dibujando.
11) Debemos darnos cuenta de que estamos en una situación de guerra no convencional, una guerra reptil
La tan anunciada invasión, se realizó y está en marcha. Estamos aprendiendo a bregar con ella y a comprender la naturaleza de la estrategia imperial, su esencia macabra, delincuencial, criminal y destructora de los sueños y esperanzas de los pueblos.
Esta es una guerra encubierta, plena de disimulos y mentiras, que a veces parece una simple actividad delictiva, que soborna, extorsiona, chantajea, se repliega bajo formas de tráfico de drogas, organización de bandas y pandillas, simulando ser un mero asunto policial.
Es una de las formas que asumen las guerras imperiales hoy, mientras preparan, si fuere necesario, verdaderos golpes de comandos: atentados contra la dirección política y militar, asesinatos que se conviertan en escándalos políticos desestabilizadores, golpes contra servicios vitales como la electricidad y los combustibles, hasta llegar, incluso, al magnicidio… Debemos tomar conciencia de que estamos en una situación de guerra, que no puede ser tratada como un simple problema policial. Las invasiones con fuerzas regulares no están descartadas, pero nuestro problema inmediato en Venezuela es un proceso de desestabilización que combina las acciones de mercenarios, traficantes de drogas, pandillas, etc., articulados con la dictadura mediática y la guerra psicológica.
Una guerra que no se va a presentar, por ahora, en términos de uso de fuerzas militares a menos que resulte imprescindible para rematar el resultado de la acción política, la desestabilización y las campañas mediáticas. Nos van corrompiendo, debilitando, minando la moral, las convicciones, ofreciéndonos falsas seguridades, apaciguándonos, preparando el caldo de cultivo de la traición, la deserción… La corrupción juega un papel esencial para el desarme político, moral e ideológico de la revolución bolivariana.
Esta es una guerra reptil, que inocula veneno sin descubrirse. Sobre todo va envenenando el alma y la conciencia de los venezolanos, especialmente de nuestros cuadros políticos y militares. Es decir, nos va desarmando como preparación para los golpes finales, que no serán necesariamente militares. Serán principalmente políticos y mediáticos. La acción específicamente militar, será para asegurar posiciones y respaldar la instauración de un régimen totalitario disfrazado de democracia. La invasión de un cuerpo de ejército que atraviesa nuestras fronteras, no es, por ahora, el escenario en desarrollo.
Como la guerra ha asumido esa forma encubierta, disfrazada de simples bandas delincuenciales, en Venezuela los mercenarios encargados de mantener ese clima de inseguridad, de miedo y terror a través de nuestros campos y ciudades, se mueven y penetran con relativa libertad a través de nuestras fronteras. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana, los cuerpos de inteligencia y seguridad, irán estableciendo las políticas acerca de cómo manejar este teatro de guerra no convencional, declarada y en marcha, pero encubierta mediante caminos relativamente inéditos. Eso es de la mayor urgencia. El camino es la unión cívico-militar en la propia base del movimiento popular.
Como dejé dicho, la nación venezolana vive un proceso progresivo de pérdida de soberanía no sólo en zonas fronterizas, que es muy grave, sino en otros lugares. Si esto no se detiene ahora, existe el riesgo de una progresiva y por ahora, silenciosa desmembración territorial y debilitamiento de la soberanía. Ese solo hecho es uno de los riesgos más graves que vive nuestro proceso bolivariano.
Segunda parte:
Relación entre guerra y política
La guerra como la continuación de la política por otros medios
Como el modo de existir del capital financiero es la guerra, ello ha conducido a una modificación en la relación entre la política y la guerra. Tradicionalmente, la política ha sido el eje más o menos permanente de las relaciones internacionales. Particularmente después de la adopción de La Carta de las Naciones Unidas, en 1945, se creó una tendencia (sólo una tendencia) para tratar de regular las relaciones entre los Estados sobre la base de la convivencia pacífica y la abstención al uso de la fuerza.
Con el desarrollo del armamento nuclear surgió lo que se llamó el equilibrio del terror o la destrucción mutua asegurada. Aun cuando se desarrollaron guerras de gran importancia como la guerra de Corea, la guerra de Vietnam, guerras en el medio oriente, etc., la política y la diplomacia ocuparon un papel relevante, independientemente de que la guerra siempre estuvo presente, pero bajo la forma de guerras locales, con fuertes repercusiones mundiales, sin que los actores participantes en ella se plantearan extenderlas más allá, bajo la forma de una III Guerra Mundial, que inevitablemente sería una guerra nuclear.
Se configuró así un mundo con una permanente amenaza de guerra, pero que se mantuvo contenida por el equilibrio del terror, manifestándose a través de guerras locales y las guerras de contrainsurgencia dirigidas a enfrentar las rebeliones populares que se desarrollaron en África, Asia y América Latina. Podemos decir que fue el predominio de guerras irregulares con una participación limitada o relativamente encubierta de los ejércitos regulares de las grandes potencias, con excepción de la guerra de Vietnam.
En Vietnam, por razones políticas y geopolíticas, EEUU no pudo desplegar todo su poderío militar para tratar de ganar la guerra. Además, el pueblo vietnamita no sólo no desmayó en la resistencia, sino que con el apoyo de la URSS y China, se mantuvo incrementando la resistencia. Es decir, el imperio se mantuvo, frecuentemente con las manos atadas, en una escalada progresiva pero limitada.
Con las diferencias del caso, algo parecido le ocurrió a la Unión Soviética en Afganistán, hasta que finalmente tuvo que optar por retirarse.
Esos actores siempre se vieron limitados por las condiciones geopolíticas y la relación estratégica de fuerzas predominante en esa época. Ello los condujo a no apelar al uso de armas nucleares u otras armas de destrucción masiva, pues al hacerlo, esas guerras podían dar el salto hacia una guerra que significaría “la destrucción mutua asegurada”.
La crisis de los misiles de 1962, que involucró a Cuba, Estados Unidos y la Unión Soviética, fue un ejemplo de cómo la diplomacia, las negociaciones, estuvieron en el primer plano, no para justificar la guerra nuclear, sino para tratar de evitarla. Es decir, evitar que esta confrontación superase su carácter limitado.
El bloqueo naval a Cuba fue un acto de guerra, pero guerra como la continuación de la política por otros medios. Un acto de guerra para forzar negociaciones diplomáticas. Es más, Kennedy se cuidó de no ordenar operaciones militares regulares en el interior del territorio de Cuba.
El bloqueo estuvo dirigido principalmente a la URSS. Es histórico el hecho de que una flota soviética que se dirigía hacia Cuba, recibió órdenes de devolverse antes de llegar a la zona que EEUU había bloqueado. De esa manera el bloqueo militar tuvo un efecto político que dejó claro que la URSS no iba a provocar un conflicto militar. Iba a agotar las vías diplomáticas, lo que confirmó que EEUU estaba usando una acción de guerra como la continuación de la política por otros medios.
Incluso, durante el período del Secretario de Estado de EEUU, John Foster Dulles, quien puso sobre el tapete la política de “jugar al borde de la guerra”, y de hecho, se generaron guerras e invasiones, como la de Guatemala en 1954, sin embargo, la diplomacia llegó a tener un espacio importante para mantener el carácter local de la guerra, aun cuando sus efectos políticos tuviesen un carácter internacional.
De hecho, Kennedy aplicó precisamente la doctrina de “jugar al borde de la guerra”. Nunca el mundo estuvo tan cerca de una guerra nuclear como en octubre de 1962 con la llamada crisis de los cohetes o crisis de los misiles.
Hubo una especie de acuerdo tácito para desarrollar guerras locales, que no afectaran el territorio de las grandes potencias o sus intereses estratégicos fundamentales, lo que se llamó las áreas de influencia, que fueron convenidas entre las grandes potencias al final de la II Guerra Mundial.
Generalmente durante este período pudimos observar cómo la guerra siguió siendo “la continuación de la política por otros medios”, según la máxima creado por Clausewitz en su famoso libro De la Guerra. Con la primacía de la política, pues él consideró que la guerra es un asunto que compete al gobierno y a la nación en su conjunto.
La política imperial como la continuación de la guerra por otros medios
Como la guerra se ha transformado en el modo de existir del capital financiero, la guerra es la decisión que previamente toman las fuerzas imperiales. Una decisión para ser ejecutada mediante la creación de las condiciones políticas que la hagan posible. Es decir, tomada la decisión de ir a la guerra, lo que se discute es sobre los medios políticos para llevarla a cabo. La misión de la política que práctica el imperio es crear las condiciones que puedan materializar la guerra. La política se coloca al servicio de la guerra, no la guerra al servicio de la política.
Me parece que la diferencia es clara y esencial. Durante la guerra fría y el conflicto Este-Oeste, la política se ocupó de evitar la generalización de la guerra. Hoy, la política que el imperio desarrolla, tiene como fin justificar la guerra y extenderla.
La agresión contra Libia es un ejemplo que he analizado en otros escritos. La decisión de atacar a Libia siempre estuvo tomada. El trabajo fue para justificar políticamente la ejecución de esa decisión, es decir, para lograr que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas tomase la decisión adecuada a los fines imperiales. Eso culminó con la aprobación de la resolución 1973.
En el caso de Siria la decisión de ir a la guerra también está tomada, pero no han podido crear las condiciones necesarias para realizar una guerra total. Entonces, se dedican a sabotear todas las iniciativas que puedan garantizar la paz. La política se encarga de sabotear la paz para garantizar que la guerra se pueda desarrollar plenamente.
Como se comprende, crear las condiciones para ir a la guerra es el trabajo de la política, que de esa manera queda subordinada a la guerra. Por esa razón podemos decir entonces, que la política imperial es la continuación de la guerra por otros medios.
Ya no es cierto que “si quieres la paz prepárate para la guerra”
Así como se ha modificado el principio de que “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, y vivimos el tiempo en que “la política imperial es la continuación de la guerra por otros medios”, también se ha modificado la creencia de que “si quieres la paz, prepárate para la guerra”.
Desde el momento en que el modo de existir del capital financiero es la guerra y esta es una decisión tomada previamente por este, el mantenimiento de la paz no es un derivado de la preparación para la guerra que los que nos opongamos a ella podamos hacer. No, el mantenimiento de la paz depende de quien gana la batalla política, si el capital financiero o los pueblos y gobiernos soberanos.
Si el capital financiero gana la batalla política, hay guerra. Si esa batalla la ganan los pueblos y los gobiernos soberanos, hay paz. Por tanto, la tarea de hoy es garantizar la paz derrotando políticamente la decisión de ir a la guerra, que como ya he señalado, es la decisión tomada por la cúpula militar-financiera. No hay preparación para la guerra que pueda detener el ataque de las fuerzas imperiales y de esa manera garantizar la paz. En el mundo de hoy eso no es posible.
Repito, la posibilidad de evitar la guerra no se resuelve esencialmente en el terreno militar. Depende de que podamos aislar a la cúpula militar financiera y a sus representantes concretos y derrotarlos políticamente. Veamos por qué.
Algunos aspectos de la relación estratégica de las fuerzas a nivel planetario.
Ciertas debilidades de la cúpula militar-financiera
La primera debilidad del poder mundial, está representada por su incapacidad para convivir, tal como lo hemos dejado señalado, con la vida democrática y pacífica.
Si en el mundo predominan los métodos pacíficos y democráticos, fundados en el respeto a los derechos humanos y de la madre tierra, en la erradicación de la pobreza de la gente y de la naturaleza, por tanto, fundado en consultas absolutamente democráticas, el respeto a la soberanía, la libre autodeterminación de los pueblos y la igualdad jurídica de los estados, sería cuestión de tiempo la derrota de las fuerzas imperiales y que un mundo de paz, libre de armas vaya surgiendo. Sería el triunfo de la política como la expresión noble de los esfuerzos de la humanidad por la defensa de la vida, humana y natural.
La cúpula militar-financiera que gobierna al mundo ha renunciado a ese camino y ha decidido consolidar su poder por vías no pacíficas, en ningún caso compartirlo y mucho menos renunciar a él.
La segunda debilidad de ese poder mundial, es que no tiene futuro que ofrecer a la humanidad y al planeta.
El capital financiero es un viejo decrépito sin ilusiones, que vive en la oscuridad, pleno de avaricia, amenazado permanentemente por la muerte. Paradójicamente sólo prolonga su vida alimentándose de la muerte tanto de los seres humanos como de la naturaleza.
Su tercera debilidad es el carácter suicida del capital financiero, pues en la medida que súper explota a los seres humanos y a la naturaleza, va destruyendo las bases de existencia del capital.
Mientras más se concentra el capital y la riqueza, más crece la pobreza de la gente y la naturaleza. Mientras la voracidad por más ganancias crece, más se explota a los seres humanos y a la naturaleza. Las condiciones de trabajo se deterioran y se fortalecen las tendencias a la esclavitud y a la trata de personas. Simultáneamente se incrementan el cambio climático, la pérdida de diversidad biológica y los procesos de desertificación. La humanidad y la naturaleza van muriendo.
Ciertas fortalezas de la cúpula militar-financiera.
La primera fortaleza es el monopolio mediático, que se ha transformado en dictadura.
Como es un asesino de las esperanzas de los pueblos y de todos los seres naturales orientadas a vivir una realidad plena de felicidad y luz, se ha especializado a través de la dictadura mediática, en crear realidades virtuales al estilo hollywoodense, pintando de rosa las dificultades de la vida, banalizándolo todo, pero sin final feliz para la diversidad de los involucrados.
Como el fundamento de esas realidades virtuales es el mercado, sus reglas y sus valores, al final alguien debe ganar y alguien debe perder. La “magia” es que el perdedor se sienta culpable de su derrota, se suicide, se drogue o busque nuevas alianzas para fortalecerse y lanzarse a la competencia, en función de derrotar a los que se le opongan y convertirse en ganador.
Cero cooperación solidaria, cero altruismo, cero compasión (padecer con el otro), cero mano tendida. Puro individualismo en una competencia desbordada como guerra de todos contra todos, que es la forma como la guerra perpetua, permanente contra los pueblos, patrocinada por la dictadura mediática en nombre del imperio, se manifiesta en la vida cotidiana.
La capacidad para modelar y generar imaginarios colectivos que reproduzcan la dominación, se sometan a ella y la difundan, es uno de los fines del monopolio mediático, convertido en dictadura.
La segunda fortaleza de la cúpula militar-financiera global, es, precisamente, que monopoliza el capital del mundo y las instituciones que lo administran tales como el FMI, el Banco Mundial, el Banco Central Europeo y en general, todo el sistema bancario privado, con Goldman Sachs a la cabeza, lo que le permite establecer las prioridades de inversión.
Migajas que permitan encubrir la realidad en la que, de manera criminal, se reducen los gastos sociales que alivian las calamidades de la humanidad; migajas para inversiones en agricultura u otras actividades que mitiguen el hambre de la gente. Sólo inversiones para incrementar la acumulación de capital; migajas para financiar la regulación de las emisiones de gases de efecto invernadero o la adaptación de los países subdesarrollados a los efectos del cambio climático; para detener la destrucción de la diversidad biológica y los procesos de desertificación… Migajas, migajas…
La tercera fortaleza, que se deriva de la anterior, es la posibilidad de jerarquizar las inversiones en función de sus intereses. Por tanto, puede concentrar las inversiones en ciencia y tecnología para generar tanto armas de destrucción masiva de carácter estratégico, como armas tácticas de gran poder destructivo y de maniobra, para teatros de operaciones limitados. Persigue por este medio, obtener súper ventajas estratégicas contra otras potencias y contra el mundo, en el proceso de guerra permanente en desarrollo.
Esta tercera fortaleza le ha permitido urdir un plan para, jerarquizando inversiones, jugando a ser dioses, crear una naturaleza artificial surgida desde los laboratorios mediante el uso de nanotecnología, biología sintética, geoingeniería, robótica, manipulación genética… con la supuesta finalidad de recrear la vida y la naturaleza que el capital financiero va destruyendo a través del cambio climático, la pérdida de diversidad biológica, procesos de desertificación, las guerras, la masiva acumulación de capital. Esta es una ilusión bastarda, que conduce a la destrucción de la humanidad.
Una de las razones por las que han endurecido su posición en las negociaciones sobre cambio climático, desarrollo sostenible y otros temas afines, es, precisamente, por la creencia de que pueden crear y recrear la vida desde los laboratorios.
Creen que con el desarrollo de ciencia y tecnología, utilizando científicos de carácter criminal, podrán reconstruir el mundo, incluso, de los efectos de una guerra nuclear.
La cuarta fortaleza es su casi ilimitada capacidad militar, científica y técnica, que incluye el desarrollo no sólo de nuevas armas nucleares, sino de armas estratégicas de configuración no nuclear, la robotización de la guerra y el esfuerzo permanente, para sostener la superioridad militar contra cualquier alianza de potencias y países que pretenda enfrentárseles.
Además están reforzando su preparación para la guerra cibernética, lo que les permitiría provocar apagones, paralizar el funcionamiento de los servicios de cualquier país, sabotear el uso de armamento sofisticado neutralizando los sistemas informáticos, atacar con virus la base informática y tecnológica del país o los países sometidos a ofensivas militares.
Para reforzar la fortaleza representada por su ilimitada capacidad militar, mantienen más o menos mil bases militares alrededor del mundo y estrechan el cerco estratégico y táctico contra Rusia, China y todos aquellos gobiernos y naciones de carácter soberano, independientes e internacionalistas, como los países de la Alba. Es decir, sus fuerzas militares están permanentemente desplegadas en posiciones ofensivas.
El cerco contra potencias como Rusia y China, por supuesto, es de carácter militar y político, pero ese cerco está acompañado con la penetración en dichos países de capital transnacional. Es un proceso de dominación desde dentro que aún no sabemos que resultados tendrá. La apuesta es a la alianza de capitales que pueda superar o rebajar la importancia de los conflictos geoestratégicos. Mientras, presionan fuertemente en el terreno militar y utilizan armas económicas y financieras para debilitar a estos países. Presionan militarmente y sobre esa base, desarrollan iniciativas políticas tratando de debilitar la posición y la beligerancia internacional de Rusia y China.
Es una política de presión militar y halagos diplomáticos. Uno de los objetivos de esta combinación de formas de lucha, es debilitar la alianza de Rusia y China con los países del Sur. Sin embargo, la agresividad y prepotencia de la cúpula militar-financiera son tan grandes, que lo que viene predominando es la presión militar y el chantaje nuclear. Esto lo definió bien Putin cuando declaró que EEUU no quiere aliados sino esclavos.
Una nueva carrera armamentista está en desarrollo. Tanto Rusia como China están haciendo fuertes inversiones en armamento estratégico como resultado de avances en el campo de la ciencia y la tecnología militar.
El chantaje militar y más específicamente nuclear y en el campo del despliegue de nuevas armas estratégicas, se fundamenta en el desbalance estratégico y táctico de las fuerzas militares alrededor del mundo, que el imperio ha ido creando. Dicho desbalance es tal, que la guerra no es un camino que esté al margen de una devastación tan grande para la humanidad y causar tal deterioro a los ecosistemas, que su resultado final puede ser una derrota de la vida. No digo esto desde el temor, sino desde la responsabilidad que nos obliga a realizar esfuerzos políticos capaces de derrotar políticamente al imperio y detener la guerra.
Una manera de potenciar sus fortalezas en el plano militar es la combinación de la privatización de la guerra, la robotización de las fuerzas militares y la guerra cibernética.
La privatización de la guerra les permite, en primer lugar, una nueva frontera para la inversión y la obtención de ganancias. En segundo lugar, elimina los ejércitos nacionales, lo que les proporciona una gran ventaja política. Los mercenarios aparte de sus familias, casi no tienen dolientes. No habrá protestas o marchas contra la convocatoria de jóvenes estadounidenses o europeos para ir a la guerra. El síndrome de Vietnam no se repetirá, pues la tendencia es a la desaparición o destrucción de los ejércitos nacionales.
Que lo logren depende del éxito que vayan teniendo en la destrucción de los estados soberanos, de la soberanía internacionalista y solidaria. Esta es una de las grandes batallas contemporáneas donde se enfrenta la integración de los pueblos soberanos, con la integración que la globalización neoliberal quiere imponer, que no es otra que la integración de los mercados, que implica graves consecuencias para la humanidad y el planeta. La defensa de la soberanía solidaria e internacionalista, es una de las líneas de vida o muerte para los procesos de transformación revolucionaria de las sociedades y del mundo.
En la medida que crece la pobreza y el desempleo afecta a millones de jóvenes, incluso con importantes niveles de educación, la opción de convertirse en “contratista civil” es una alternativa para una gran masa de jóvenes y otros no tan jóvenes, tanto de las naciones ricas como del amplio Sur pobre.
Un nuevo y perverso mercado de trabajo va surgiendo, un mercado cuyo denominador común es la muerte, la destrucción del alma y el corazón humanos y la bárbara muerte provocada a diversos pueblos del mundo, por soldados que siempre, perversamente embrutecidos, estarán “vestidos para matar”, utilizando los métodos más horrendos, como la sierra eléctrica empleada por paramilitares colombianos, y también los más sofisticados, como el envenenamiento con polonio (usado contra Yasser Arafat) y el uso de tecnología militar cada vez más avanzada.
Si este escenario prospera y lo está haciendo, enriquecerse o morir, se irá convirtiendo en una macabra consigna. Sobre esa base se van formando grandes ejércitos privados, absolutamente irresponsables por sus actos ante cualquier Estado, tribunal, parlamento, etc., lo que en tiempos de cárceles clandestinas, de generalización de la práctica de las “desapariciones”, de violaciones masivas a hombres y mujeres para prostituir y desmoralizar, de asesinatos colectivos, de generalización de la tortura, de multiplicación del sicariato y de las más feas e inhumanas aristas de la guerra, le viene como anillo al dedo a la criminal cúpula militar-financiera que gobierna al mundo, que va cosechando lo que ella misma va sembrando.
Ahora detengámonos un poco en los procesos de robotización de la guerra. Si adquieren notables ventajas monopólicas en la robotización de las fuerzas militares y en la guerra cibernética, ello les puede conferir amplias prerrogativas estratégicas y tácticas sumamente peligrosas para la humanidad y el planeta.
En primer lugar, pueden disminuir las bajas de sus fuerzas militares e incrementar las bajas de las fuerzas que se le opongan; en segundo lugar, pueden disminuir los costos de equipamiento militar en materia de armas convencionales, reforzando sus ejércitos mediante el equipamiento con armas no convencionales de última generación, lo que les puede proporcionar ventajas estratégicas y tácticas en los campos de batalla; en tercer lugar, los robots y los clones no tienen dolientes; en cuarto lugar, los robots pueden ser muy importantes para sembrar el terror en la población civil, crímenes que podrían tener un asiento contable en la columna de “daños colaterales”, sin que se pueda identificar responsables inmediatos por los crímenes de guerra que se cometan. El uso de los “drones” en el reciente ataque a Gaza debe ser estudiado y sacar las conclusiones del caso.
En relación a los daños a la población civil que los “drones” vienen ocasionando en Afganistán y Pakistán, no sé si son el resultado de errores o un ensayo general para aterrorizar a la población civil en función de ir convirtiendo en beligerante a toda la población que no se someta a las “directivas” de la dictadura mediática, es decir, que se rebele y no acepte vivir las “variadas” realidades virtuales, criminalmente edulcoradas, que la dictadura mediática viene desplegando, armada con chips preparados para programar la conducta y los pensamientos, con una alta dosis de guerra cibernética. De nuevo vale la pena citar el ejemplo de Gaza. Por supuesto, Hamas y sus líderes son un objetivo, pero en verdad el objetivo es la destrucción de la población civil, es un proceso de “limpieza” étnica, una política de apartheid.
La guerra cibernética nos amenaza con diabólicas creaciones. Un infierno está siendo creado en los sofisticados laboratorios engendrados por la cúpula militar-financiera global.
La batalla política para aislarlos y derrotarlos es urgente. Es posible que la guerra nuclear no sea el único menú “desagradable”. Otras recetas más selectivamente mortíferas se pueden estar preparando.
Finalmente, quizás su fortaleza más importante, la que les da unidad a través del planeta, es una forma de fundamentalismo religioso de carácter racista, que los ha armado con la convicción de que son unos servidores de dios, unos cruzados que deben cumplir con la misión de limpiar al mundo de quienes representamos el eje del mal: musulmanes, “drogadictos”, homosexuales, comunistas, socialistas, sindicalistas, lisiados, discapacitados, retardados mentales, “vagos”, agitadores profesionales, intelectuales “delirantes”… Terroristas todos.
3) Un resumen a manera de conclusiones, con el propósito de reforzar los argumentos que vengo presentando
Algunas de nuestras creencias estratégicas tales como: uno, la guerra es la continuación de la política por otros medios; dos, si quieres la paz prepárate para la guerra; tres, la preparación para combates en frentes de guerra que pueden ser no convencionales pero delimitados; cuatro, la guerra contra un enemigo conocido, que podemos visualizar y atacar, contra un enemigo que nos invade a través de nuestras fronteras… se corresponden con formas de guerra que no parece sean las predominantes ahora.
Repito, no descarto la invasión convencional con la utilización de fuerzas regulares y fuerzas irregulares, pero esa no es la perspectiva inmediata. Estoy llamando la atención sobre el empleo de otros medios sumamente peligrosos. Especialmente porque, aún no estamos debidamente preparados para ellos.
Como lo he dejado dicho, la invasión de nuestro territorio ya es un hecho. Estamos ocupados territorial y políticamente, por grupos de paramilitares asociados con redes de narcotraficantes que organizan permanentemente en ciudades y pueblos, bandas y pandillas delincuenciales, de sicarios, secuestradores… Esos grupos están asociados a la dictadura mediática y a políticos de extrema derecha tanto del país como del extranjero, permanentemente dispuestos a buscar oportunidades para el descrédito y la desestabilización. Esta invasión nos está carcomiendo ética, política, logísticamente, y en materia de inteligencia y seguridad.
Una invasión que con el apoyo de la dictadura mediática nacional-mundial, cultiva y difunde el culto a la ganancia fácil, al éxito apelando a los “caminos verdes”, desechando el esfuerzo centrado en el trabajo por construir otro país, otro mundo, una nueva sociedad… Esa es la base sobre la que la corrupción y la ineficiencia, a las que el Presidente Chávez les ha declarado la guerra, pueden prosperar y fortalecerse.
Sobre todo, esa cultura del narcotráfico y el paramilitarismo, nos está asesinando la vida cotidiana, la convivencia democrática, la cohesión social, política y patriótica de nuestro pueblo, lo que puede ir liquidando nuestra existencia como Estado soberano, solidario e independiente.
Esta es la desestabilización esencial, la que no siempre percibimos, la que está carcomiendo las bases de nuestro proyecto liberador, de nuestro gobierno patriótico y socialista sobre la base de desarticular la vida cotidiana mientras simultáneamente se siembran valores individualistas, valores contrarios a la solidaridad.
Las medidas defensivas que ha tomado el Presidente Chávez reequipando a la FANB, son correctas. Está claro que ellas no nos libran plenamente de la guerra permanente que está en desarrollo, pero tienen una importante significación política, de disposición de lucha y envían el mensaje de que no tenemos miedo.
Debemos continuar fortaleciendo nuestra capacidad defensiva observando otras formas de la guerra contemporánea.
En primer lugar, tal como lo ha planteado el Presidente Chávez, multiplicando y fortaleciendo la organización del pueblo para enfrentar la invasión silenciosa, la guerra reptil que se desarrolla cotidianamente en nuestro país, que desestabiliza la acción de gobierno, destruye la vida cotidiana, siembra miedo, terror y desconfianza con los efectos desmoralizantes y paralizantes que se pueden derivar.
En segundo lugar, una importante política en nuestra estrategia defensiva, debe ser nuestra preparación para la guerra cibernética. Ella debería convertirse en un eje vital de nuestra estrategia de defensa. Puede evitar la pérdida de vidas, neutralizar ataques violentos contra nuestro territorio y darnos la posibilidad de desarrollar ofensivas en las que, en principio, no comprometamos la vida de nadie.
En tercer lugar, garantizar la defensa y seguridad de nuestras fronteras, convirtiéndolas en una línea de defensa integral activa, una línea de defensa-ofensiva estratégica, que derrote a las redes mercenarias, de traficantes, etc. expulsándolas del país, desalojándolas con el apoyo del pueblo organizado y de nuestras milicias en barrios y pueblos, tomando las medidas necesarias para que no vuelvan a atravesar nuestras fronteras y mucho menos penetrar en profundidad nuestro territorio, nuestra patria bolivariana.
Observaciones sobre la relación estratégica de fuerzas en el mundo.
Uno contra diez en el plano estratégico, diez contra uno en el plano táctico
En general, estamos en una situación en la que las fuerzas imperiales nos superan diez a uno en el plano estratégico y generalmente, salvo en ciertos casos, también nos superan diez a uno en el plano táctico.
Estas correlaciones estratégicas y tácticas, están tomadas de experiencias y orientaciones en el plano militar teniendo como referencia a estrategas como Sun Tzu, Mao Zedong y Vo Nguyen Giap.
Sun Tzu recomienda en el Arte de la Guerra (http://www.laeditorialvirtual.com.ar/pages/SunTzu/SunTzu_ArteDeLaGuerra.htm) lo siguiente:
“Cuando estás concentrado formando una sola fuerza, mientras que el enemigo está dividido en diez, estás atacando a una concentración de uno contra diez, así que tus fuerzas superan a las suyas (sic).”
“Si puedes atacar a unos pocos soldados con muchos, diezmarás el número de tus adversarios.”
Dentro de esta misma tradición Mao Zedong en su obra Problemas Estratégicos de la Guerra Revolucionaria (/info/bas/utopia http://www.ucm.es /html/oet1_12.htm), afirma lo siguiente:
…“lo mejor es utilizar a muchos para derrotar a pocos”.
“La concentración de las fuerzas es necesaria para cambiar la situación entre el enemigo y nosotros.”
“En una riña es mejor cortarle un dedo al adversario que herirle en los diez; en una guerra, es preferible aniquilar una división enemiga que derrotar a diez”
Vo Nguyen Giap, héroe vietnamita, que participó en la derrota de tres imperios: el imperio japonés, el imperio francés y al imperio estadounidense, desarrolla una tesis similar en su conocido libro Guerra del Pueblo. Ejército del Pueblo. En el desarrolla el principio que venimos refiriendo: Uno contra diez en el plano estratégico, diez contra uno en el plano táctico. Existen diversas ediciones. Una edición particular es la realizada en la Habana por Editora Política, 1964, con prólogo de El Che Guevara.
Esto significa que cuando nos enfrentamos a un enemigo superpoderoso, como a la cúpula militar-financiera que domina al mundo, ella nos supera en el plano estratégico. Esto se simboliza con la frase de que estamos uno contra diez en el plano estratégico. El camino para superar este desbalance estratégico es irlos derrotando en las luchas concretas que diariamente se desarrollan en el planeta, en cada continente, en cada país, en cada localidad, en cada organismo multilateral. Por tanto, siendo superiores a ellos en cada combate concreto, irlos venciendo y acumulando fuerzas para superar el desbalance estratégico y finalmente derrotarlos en toda la línea, colocándonos con respecto a ellos diez contra uno en el plano táctico, al reunir nosotros una fuerza política superior en cada lucha. Este es un complejo camino, que requiere tiempo y sabiduría.
El entramado de poder de la cúpula militar-financiera tiene como punto de partida su predominio militar y el control de las finanzas mundiales, que va acompañado del control de las instituciones financieras internacionales tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM) y el Banco Central Europeo, además del control que ejerce sobre el mundo la red de bancos privados encabezada por Goldman Sachs. Este aspecto lo ampliaré un poco más, pues es clave tanto en la relación estratégica como en la relación táctica.
Simultáneamente a través del control de canales y redes de comunicación, han ido estableciendo, tal como lo hemos señalado, una dictadura mediática y cultural que impone la cultura del capital, uniformando al mundo de tal manera que el inglés estadounidense es el idioma universal, la moda, la música, las maneras de relacionarnos cotidianamente, vienen siendo determinadas por la dictadura subyacente, la dictadura del mercado y sus valores, el egoísmo, el individualismo, la competencia como guerra de todos contra todos (la manera como en la vida cotidiana se impone la estrategia de guerra permanente), la carrera por el éxito individual fundado en la acumulación de bienes materiales, en el enriquecimiento a cualquier precio, no importa que sea a costa de los otros, cuando esos otros pueden ser el vecino, el diferente, otros estados, otros pueblos, la naturaleza…
La recolonización y reconfiguración del mundo y la colonización de la ONU
Apoyándose en el poder militar y financiero han ido recolonizando y reconfigurando al mundo a través de invasiones, golpes de Estado, estimulando conflictos étnicos y religiosos, provocando guerras civiles, asesinatos, magnicidios en función de apropiarse del trabajo y las fuentes de riquezas naturales de los pueblos, y muy particularmente, mediante el monopolio del crédito internacional y la globalización neoliberal, lo que les ha permitido someter a gobiernos y pueblos en los distintos continentes.
La cúpula militar-financiera ha ido destruyendo o debilitando a los Estados soberanos y sobre esa base ha ido colonizando a los organismos multilaterales, particularmente a las Naciones Unidas, modificando, en los hechos, La Carta de las Naciones Unidas. Vienen manipulando el multilateralismo para encubrir el unilateralismo que, manejado por la cúpula militar-financiera, en nombre de la globalización neoliberal, es el que se aplica corrientemente en las negociaciones internacionales, utilizando a diplomáticos de EEUU y la Unión Europea, los que a su vez manipulan a diplomáticos de países del Sur.
De hecho, no son negociaciones interestatales, pues cuando negociamos con los diplomáticos de EEUU y la Unión Europea y sus vasallos de otros continentes, no estamos negociando con representantes de Estados soberanos, sino con representantes del capital transnacional, que se ha colocado por encima de todos los Estados, incluso de los más poderosos, aun cuando esto no sea evidente siempre. Todavía existe una sinuosa frontera pues todavía en los Estados del Norte, aún hay resistencia ante el desmantelamiento del Estado nacional.
Ese proceso de colonización de la ONU ha marchado simultáneamente con la recolonización y reconfiguración del mundo según los intereses del capital financiero y la estrategia de guerra permanente. Como he venido señalando, mediante invasiones, golpes de Estado, procesos de desestabilización, asesinatos, campañas mediáticas, etc., han derrocado, chantajeado y desestabilizado gobiernos, para cambiar la correlación de fuerzas mundial y determinar e influir las decisiones de organismos multilaterales, particularmente en la Asamblea General de las Naciones Unidas. En nuestra región latinoamericana podemos recordar el derrocamiento del Presidente Zelaya en Honduras y del Presidente Lugo en Paraguay.
El multilateralismo tradicional centrado en La Carta de las Naciones Unidas, ha venido siendo sustituido por un multilateralismo centrado en pactos militares y en la guerra, algunas abiertas como en la ex-Yugoslavia, Afganistán, Irak, Libia, Siria, y guerras de baja intensidad que están a la orden del día a través de todos los continentes y contra cualquier gobierno que sostenga formas de disidencia contra los procesos de destrucción de los estados soberanos.
Me parece que no hemos tomado debida nota de los resultados de la cumbre de la OTAN celebrada en Lisboa en noviembre de 2010, pues en ella se redefinió la estrategia de Seguridad y Defensa de la cúpula militar-financiera global y se profundizó la estrategia de guerra permanente.
En esta reunión la OTAN pasó a ser fundamentalmente una organización para garantizar la seguridad extendiendo ese concepto a temas como el cambio climático, la pobreza, las migraciones, las mujeres y la paz y la seguridad, la promoción y el fortalecimiento del estado de derecho en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, las Drogas y la Delincuencia Organizada y una amplia gama de problemas internacionales, lo que le da a la OTAN la posibilidad de intervenir en circunstancias casi ilimitadas y en cualquier lugar del mundo.
Al mismo tiempo, en las Naciones Unidas, muchos de estos temas, que son de la competencia de la Asamblea General, las potencias imperiales y sus aliados, van tratando de transferirlos al Consejo de Seguridad de la ONU y este organismo ha aprobado instrumentos que validan la intervención del Consejo de Seguridad en las competencias de la Asamblea General, lesionando las facultades del máximo órgano de las Naciones Unidas.
El nuevo Concepto Estratégico aprobado en Lisboa, “Active Engagement, Modern Defence”, se encuentra disponible enhttp://www.nato.int/lisbon2010/strategic-concept-2010-eng.pdf
La ONU viene siendo utilizada para legitimar la política imperial y mantener una apariencia de multilateralismo para distraernos, desconcentrar nuestra atención acerca de cómo se va tejiendo y entretejiendo una estrategia de desorganización y debilitamiento del Sur, de recolonización del mundo mediante la guerra y la desestabilización, de destrucción del planeta torciendo el rumbo de las negociaciones sobre cambio climático, protección de la diversidad biológica, mercantilización de la naturaleza, institucionalización de la economía verde, penalización de la producción petrolera…
Por supuesto, no estoy planteando ni sugiriendo que nos retiremos de la ONU. Por el contrario, debemos reforzar nuestro trabajo en la ONU. La cuestión en la que vengo insistiendo es en la clarificación de nuestra estrategia y táctica, los objetivos que perseguimos, la coordinación entre el trabajo multilateral y el trabajo bilateral, el perfil de los diplomáticos que deben realizar este trabajo, etc.
Me parece necesario recordar lo que afirmé en los primeros párrafos sobre el doble carácter de la ONU. Es un espacio para enfrentar a las fuerzas asociadas al capital financiero, reunir fuerzas y propinarles todas las derrotas que podamos; por otra parte, es un espacio donde esas fuerzas, a partir de la recolonización y reconfiguración del mundo, van consolidando su hegemonía, se mantienen a la ofensiva y han logrado victorias importantes.
Debemos observar entonces, cómo con el apoyo del Secretario General de la ONU se va dando una penetración de representantes del capital privado en la ONU, y cómo en materia de estrategias económicas y financieras, van tratando de sustituirla por el G-20; cómo las Instituciones de Bretton Woods (FMI y Banco Mundial) van ocupando un papel cada vez más relevante en las decisiones sobre los temas financieros, tratando de relegar a las Naciones Unidas cuando por el contrario, se debe trabajar para que dichas instituciones rindan cuenta de sus acciones ante las Naciones Unidas, pues están destruyendo pueblos y gobiernos.
He reiterado que las negociaciones de Naciones Unidas sobre cambio climático, diversidad biológica, economía verde, crisis económica y financiera, Objetivos de Desarrollo del Milenio, Objetivos de Desarrollo Sustentable, etc., se han convertido en un teatro de operaciones de guerras de baja intensidad. No son negociaciones diplomáticas convencionales y no pueden ser tratadas como tales. Por supuesto que tienen la forma de negociaciones diplomáticas y lo siguen siendo en la medida en que se respetan una serie de formalidades y también ciertas reglas del multilateralismo convencional; pero la Conferencia sobre Cambio Climático de Copenhague, celebrada en diciembre de 2009, estableció un precedente claro y fundamental.
Ante el rechazo por parte Venezuela y otros países de la Alba de las propuestas que los países desarrollados estaban impulsando (propuestas que, entre otros aspectos, vulneraban el Protocolo de Kioto), el Presidente Obama lideró una maniobra divisionista que culminó con la convocatoria de un limitado grupo de Estados, que aprobó, al margen de las normas de Naciones Unidas, un acuerdo, al que bautizaron como “Acuerdo de Copenhague”, que luego, a través de varios chantajes, entre otros la oferta de financiamiento, fueron imponiendo. Para ello contaron con la colaboración del Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon.
La Conferencia sobre Cambio Climático que se realizó en Cancún (México), no pudo torcer este rumbo. Esto culminó en Durban (Sudáfrica) con el Protocolo de Kioto dejado de lado por las presiones de los países desarrollados. Entonces, el planeta y la humanidad han quedado sin protección alguna frente al crecimiento de las emisiones de dióxido de carbono, que están provocando desastres climáticos como los que podemos observar cotidianamente. Hasta 2020 no estará en vigencia un acuerdo jurídicamente vinculante que nos proteja.
Mientras, las empresas transnacionales continúan multiplicando sus ganancias a cambio de destruir la naturaleza y con ella, la base de existencia de la humanidad. Los desastres naturales que vivimos (que cada vez son menos naturales), que significan graves pérdidas de vidas humanas y grandes masas de capital, son la evidencia de un camino insostenible, incluso, para el capital, pero ya he señalado el carácter suicida de la cúpula militar financiera que gobierna el mundo.
Así, va marchando pues como parte de la estrategia de guerra permanente, un multilateralismo centrado en pactos militares en función de la recolonización y reconfiguración del planeta mediante la guerra y maniobras políticas dirigidas a abrirle espacio a la guerra y liquidar la soberanía internacionalista y solidaria.
La política es debilitar o neutralizar a todas aquellas organizaciones como las Naciones Unidas y todas las que puedan hacer algún contrapeso al gobierno mundial totalitario. De ahí la importancia de los organismos multilaterales y del multilateralismo. De un nuevo multilateralismo que irá surgiendo en la lucha por refundar la ONU, que es la tarea que el Presidente Chávez ha planteado cuando se ha referido al tema de las Naciones Unidas.
En otros trabajos he hablado del Plan ONU 2015, pues en 2015 confluyen varios hechos relevantes. En primer lugar, la ONU estará cumpliendo 70 años de su fundación en 1945; en segundo lugar, se realiza la evaluación sobre el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y, en tercer lugar, por decisión de Río+20, se dará un impulso a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Como ya he insistido, esa refundación no surgirá sólo desde dentro de la ONU, aun cuando el trabajo desde dentro seguirá teniendo una gran importancia. Para que esa labor sea sustancial resulta imprescindible la acción unificada de los Estados y pueblos soberanos, pues para transformar la situación de la ONU es imprescindible ir modificando la correlación de fuerzas en el mundo. En este sentido, debemos apoyarnos en el lado positivo de la ONU, que he venido destacando.
La globalización neoliberal como impulsora de la revolución
La posibilidad de modificar la correlación de fuerzas se va perfilando hoy, pues los paquetes neoliberales se vienen convirtiendo en un estímulo a las luchas de los pueblos por sus derechos esenciales, que se resumen en el derecho a la vida. Vienen madurando circunstancias de cambio en Europa, EEUU y en todos los continentes. Pese a toda la oposición del imperio y a la labor que realiza la dictadura mediática al lado de la globalización neoliberal, viene desarrollándose una globalización de la revolución.
No se trata, como la dictadura mediática transnacional afirma, de una exportación de la revolución. Si se quiere hablar de exportación de la revolución ese hecho habría que atribuírselo a la globalización neoliberal que al ir desmantelando el Estado del bienestar y destruyendo las conquistas sociales que los pueblos han ido obteniendo a través de siglos de lucha, va cerrando los caminos para una existencia relativamente digna en las sociedades dominadas por el capital.
Lo que antes nos costaba intensas jornadas de debate teórico y político, planteamientos programáticos, intensas denuncias mediante artículos, movilizaciones de masas, difusión de consignas, etc., ahora el capital financiero se ha ido encargando de objetivar que no puede ofrecer un mundo en el que la humanidad pueda lograr bienestar físico y espiritual. Simultáneamente va destruyendo a la naturaleza, lo que cierra un ciclo de muerte como la alternativa que el capital ofrece.
Han llevado a la gente al límite del suicido. Trágicamente vemos como en Europa y en EEUU, la pérdida de la vivienda, del trabajo, la destrucción de la familia, en fin de todos los logros conquistados a través de la vida, en cuestión de horas se vienen abajo. Son trágicas las noticias y las imágenes de la gente suicidándose en el momento que está llegando la fuerza pública que viene a expulsarla de la vivienda, que le costó una vida para adquirirla. Literalmente, cuando la gente se suicida al perder la vivienda, está enviando el mensaje de que con la vivienda, los bancos le están quitando la vida.
Lo no dicho no significa que la tarea de transformar la sociedad del capital sea ahora más fácil. No, como creo haberlo ido demostrando, si bien el capital no tiene futuro que ofrecer, ha creado eficaces instrumentos de dominación política e ideológica, en la medida que las reglas y valores del mercado han ido impregnando la vida cotidiana y los diversos intersticios de la sociedad; viene propiciando y materializando la fragmentación y desunión de los pueblos, de difusión del miedo como elemento de cohesión social, de implantación de leyes que con la institucionalización de la lucha contra el terrorismo, violan los derechos humanos, impiden la vida democrática cotidiana, etc.
Es inevitable que surjan sentimientos anticapitalistas por el mundo. Como bien sabemos, los sentimientos de negación no son suficientes para que en las sociedades surjan sentimientos positivos de transformación. Incluso, esos sentimientos negativos han originado corrientes fascistas. En la Alemania de los años 30 del siglo pasado, Hitler construyó su liderazgo sobre la base del odio social que la crisis mundial de esa época fue incubando en la población. Hitler extendió ese odio hacia el mundo y casi nos llevo hacia una destrucción tan generalizada, que difícilmente la humanidad, si el nazismo hubiese triunfado, se hubiese podido recuperar en un período corto. Mucha sangre, sudor y lágrimas nos hubiese costado.
Como el imperio está arruinado económica y financieramente, como carece de fuerza moral y de liderazgos humanistas y humanitarios, se refugia en la supremacía militar y financiera para tratar de esclavizar al mundo. Esto no significa que haya renunciado a la política. Todo lo contrario. La política y la dictadura mediática, como lo hemos visto a través de los párrafos anteriores, son aspectos esenciales de la estrategia de guerra permanente.
Sólo la fuerza, la perseverancia, la unidad, la inteligencia, la organización, el desarrollo del poder popular y la conciencia política y moral de los pueblos, de los gobiernos soberanos y los líderes patriotas como el Presidente Chávez, podrán derrotar al imperio haciendo que triunfen las banderas de la paz.
Un régimen tiránico y diabólico como el que representa el capital financiero, se derrumbará inevitablemente. El problema es que en su derrumbe no arrastre a la humanidad y el planeta. Ese es nuestro reto.
Cómo modificar la relación estratégica de fuerzas en tiempos de la estrategia imperial de Guerra Permanente.
a) La importancia de la política o de cómo ganar la guerra sin ir a la guerra mediante la victoria en la batalla por la paz
Considero que Sun Tzu nos proporciona una guía importante. Dice él en la obra citada anteriormente lo siguiente:
Por lo tanto, un verdadero maestro de las artes marciales vence a otras fuerzas enemigas sin batalla, conquista otras ciudades sin asediarlas y destruye a otros ejércitos sin emplear mucho tiempo.
Un maestro experto en las artes marciales deshace los planes de los enemigos, estropea sus relaciones y alianzas, le corta los suministros o bloquea su camino, venciendo mediante estas tácticas sin necesidad de luchar.
Creo entender que Sun Tzu está llamando la atención sobre la importancia de la política como camino para ganar batallas, ganar la guerra evitando la guerra. Es la reivindicación de la política como un acto noble, una política para la paz, no para la guerra. Estropear alianzas y esto se combina con el cerco logístico, el bloqueo de caminos, acciones que pueden tener una lectura militar o una lectura política o ambas a la vez.
Precisamente, el camino de la política es el que tenemos abierto hoy. Una política compleja, como compleja es la política que desarrolla el imperio. Sólo que la política que desarrolla el imperio, es contraria a la recomendación de Sun Tzu, pues dicha recomendación es sobre cómo ganar la guerra sin necesidad de ir la guerra. La política imperial es violencia en sí misma y se desarrolla para justificar la guerra. Por eso en otros trabajos he afirmado que los representantes de las fuerzas imperiales cuando escuchan la palabra paz, sacan su pistola.
Como podemos apreciar, la estrategia de guerra permanente es una estrategia global que reúne aspectos militares, ideológicos, de propagada, de guerra psicológica, guerra mediática, alianzas, chantajes, desestabilización, golpes de estado; paquetes neoliberales que implican la guerra financiera fundada, entre otros medios, en el monopolio del crédito que entre otros fines, persigue quitarle a los estado la soberanía financiera, monetaria y fiscal, lo que conduce a que los estados pierdan autonomía para elaborar políticas presupuestarias, políticas de salud, educativas, ambientales, monetarias, etc.; políticas energéticas que incluyen el manejo de los mercados especulativos; políticas agrícolas y alimentarias que conllevan la sustitución de agricultura tradicional por la agricultura transgénica, que conduce al monopolio de la producción de alimentos, (lo que anula la soberanía alimentaria), la especulación en los mercados a futuro con el precio de los alimentos, que por una parte les genera milmillonarias ganancias y por otra parte, genera pobreza y muerte, al elevar especulativamente el precio de los alimentos; políticas de renovación de los equipos militares, entrenamiento y reentrenamiento de las fuerzas militares, privatización de la guerra, que por un lado les pueda dar ventajas militares y por otro lado, les facilita la multiplicación de las ganancias; la guerra para controlar los imaginarios colectivos, para modelar las esperanzas y los sueños de la humanidad, en fin, el control total de la conducta, el pensamiento, recurriendo, entre otros medios, a la dictadura mediática y a la guerra cibernética, que va generando chips para controlar la conducta y el pensamiento.
Además, el imperio ha pretendido monopolizar y modelar el significado, el contenido y la práctica de lo que es una sociedad democrática, la vigencia de los derechos humanos, el mantenimiento de la paz, la libertad de expresión, etc.
Incluso, ha construido un modelo de integración de las naciones, de las regiones, en fin, de integración y unión de los pueblos. Ese modelo es la integración neoliberal en correspondencia con la evolución totalitaria de la globalización neoliberal.
Aquellos Estados y pueblos que no se adapten a los cartabones imperiales, pueden ser invadidos, desestabilizados, en fin destruidos, invisibilizados, asesinados, convertidos en escombros, contaminados con productos radiactivos… De acuerdo con las doctrinas imperiales y los vasallos que le sirven, ello será “legítimo” en función de la preservación de los valores de la cultura occidental. Para darle “legitimidad” están, entre otros organismos multilaterales, las Naciones Unidas y especialmente, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Este es el complejo panorama de la estrategia de guerra permanente, que para ejecutarse requiere el desarrollo de un complejo proceso político. Por esa razón el mundo no es recorrido solamente por Leon Panetta, jefe del Pentágono y de hecho de la OTAN, sino con más frecuencia, por Hillary Clinton, Secretaria de Estado de EEUU, la jefa de la diplomacia de la guerra, la encargada de llevar adelante la compleja política que pueda materializar la estrategia de guerra permanente.
b) Que las fuerzas de la paz cerquen a las fuerzas de la guerra
Como he venido señalando, la estrategia de guerra permanente implica que la decisión de ir a la guerra es una decisión previa tomada por parte de las fuerzas imperiales. Esa es una decisión contraria a la vida, por tanto, contraria a los intereses y sentimientos de la humanidad y la naturaleza, que sólo desean la paz. En consecuencia hay un vasto campo de unión de poderosas fuerzas planetarias que se oponen a la guerra, que están a favor de la paz. Desde este punto de vista no debería ser difícil construir un bloque político y social de carácter mundial, que derrote las políticas belicistas y que garantice el triunfo de la paz.
Sin embargo, siglos de dominación de las fuerzas del capital han implantado como valores, como creencias, como prácticas, la cultura fundada en el egoísmo, el individualismo, la competencia como guerra de todos contra todos, la idea del éxito fundada en la acumulación de bienes materiales… Una cultura que por su propia naturaleza conduce a la división, la fragmentación y la discordia.
Los seres humanos han dejado de existir como unidad de espíritu, mente cuerpo y naturaleza, y han devenido en individuos, sujetos económicos centrados y modelados por el mercado, guiados por intereses egoístas. Pese a que el ser humano no puede ser tal sin la existencia y el reconocimiento del otro y de los otros, la negación cotidiana del otro y de los otros, se ha convertido en una constante, en uno de los triunfos básicos de la cultura del capital; las naciones se encierran en conceptos “soberanos” fundados en el egoísmo nacional, el que evolucionó hacia un nacionalismo reaccionario que dio paso al nacional-socialismo, al fascismo, al nacionalismo hitleriano. En tiempos de la globalización neoliberal, las naciones estallan, se fragmentan y va emergiendo e imponiéndose como vínculo cohesionador el mercado, el miedo, que fortalecen aún más el egoísmo nacional, regional, local, lo que fortalece más la desunión, la fragmentación, la violencia.
El Presidente Chávez ha surgido como uno de los geopolíticos más lúcidos de los tiempos contemporáneos. Ha contribuido decisivamente a la elaboración de una geopolítica fundada en la integración de las naciones y los pueblos apoyada en la soberanía fraternamente internacionalista y solidaria, el respeto a la diversidad política de cada nación, la cooperación solidaria, el comercio justo, la interdependencia de todas las naciones fundada en el respeto a la soberanía de cada una, la independencia con respecto a los centros hegemónicos de poder mundial, basada en el multilateralismo y la pluripolaridad.
En el campo de la integración de pueblos y gobiernos ha impulsado la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la unión América del Sur África (ASA), la unión América del Sur-Países Árabes (ASPA), entre otros procesos de integración.
Ha planteado y respaldado políticas para mantener la autonomía financiera, monetaria y fiscal tales como el Sistema Unificado de Compensación Regional (Sucre), el intercambio comercial usando monedas regionales, el sistema de trueque; sistemas de comercio solidarios con beneficios recíprocos como Petrocaribe; la creación del Banco de la Alba, el Banco del Sur en busca de la autonomía financiera para enfrentar, entre otros fines, el sistema de condicionalidades impuesto por el FMI.
Esta geopolítica se opone a la geopolítica de la violencia que fragmenta a las naciones y pueblos, sembrando la desunión para facilitar que sean el mercado y el miedo los principales factores de cohesión, como parte de la estrategia de guerra permanente. Por tanto, es una base firme para la geopolítica que se plantea que las fuerzas de la paz cerquen a las fuerzas de la guerra, como el camino para derrotar la estrategia de guerra permanente.
La unión de los pueblos y naciones del mundo entero es la clave para derrotar la geopolítica que fundamenta la estrategia de guerra permanente. Ello significa modificar la correlación de fuerzas a escala mundial, lo que implica el despliegue y la unión de los diversos movimientos sociales y organizaciones que pueblan el planeta en el campo de la cultura, las luchas ambientales, los diversos derechos humanos, la lucha por la democracia participativa, la lucha por los derechos de la madre tierra y de los pueblos originarios, la lucha por la unión de todas las religiones, en fin, la unión de esa vasta y diversa humanidad que desea la paz para los seres humanos, para la naturaleza y el planeta todo, para que podamos vivir sin explotación, sin esclavitud, como hermanos, no sólo de los demás seres humanos, sino de todos los seres que pueblan la generosa y pródiga naturaleza.
El liderazgo mundial del Presidente Chávez como líder político en la lucha por la democracia y los derechos humanos, en la lucha por los derechos de la madre tierra, contra el cambo climático, la pérdida de diversidad biológica y los procesos de desertificación; contra la pobreza de la gente y la naturaleza; por la refundación de las Naciones Unidas y contra el multilateralismo fundado en pactos militares, en fin, en lucha contra la estrategia de guerra permanente, es un factor esencial para ganar la batalla por la paz.
Ello requiere, entre otros aspectos, la unión de más o menos el 90% del pueblo venezolano en torno a esos objetivos que tienen como denominador común la conquista de la paz, la defensa de la vida y todas las formas de vida. Simultáneamente, trabajar por la unión de por lo menos el 90% de la humanidad (aun cuando los “indignados” hablan del 99%).
Llamo pues a que un colectivo de ciudadanos de Venezuela y otros lugares del mundo, liderado por el Presidente Chávez, marche completando y ejecutando una estrategia que en su desarrollo, vaya ganando esta cruzada por la paz para la humanidad y el planeta.
c) Algunos casos en los que hemos derrotado al imperio colocándonos en relación a ellos, diez a uno desde el punto de vista táctico.
Hay varias causas que, pese a toda la capacidad de presión y chantaje de las fuerzas imperiales, logran concitar el respaldo de pueblos y gobiernos. Me refiero, en primer lugar, a la causa palestina y en particular, el derecho del pueblo palestino a constituirse en Estado soberano e independiente.
En relación a Palestina, pese a la dictadura mediática, la injusticia, la violencia y la arbitrariedad son tan evidentes, y el trabajo diplomático de los palestinos ha sido tan intenso, que a muchos gobiernos les resulta difícil colocarse de espaldas a lo que se ha venido convirtiendo en un sentimiento compartido por la generalidad de los pueblos del mundo: que el pueblo palestino se constituya en un Estado libre y soberano.
En relación al bloqueo a Cuba, es tan evidente como EEUU se ha colocado contra la legalidad internacional y ha sido tan bueno el trabajo diplomático de Cuba, que EEUU ha perdido, incluso, el voto de sus aliados europeos y de la generalidad de sus aliados en los otros continentes.
Con respecto al trabajo diplomático de Cuba es conveniente resaltar como han logrado coordinar el trabajo que se realiza en los organismos multilaterales con el trabajo bilateral que efectúan las misiones diplomáticas en cada país. Luego, Cuba ha sabido, a partir de una gran generosidad y la práctica de una solidaridad internacionalista consecuente, cosechar políticamente los resultados del apoyo que da a todos los pueblos en áreas como la salud, la educación, el deporte y muy particularmente, cuando países del Sur han experimentado catástrofes naturales o de otro tipo. De esta experiencia debemos aprender.
Otro caso fue cuando el Presidente Chávez se opuso al ALCA en Canadá, Quebec, 2001, quedándose en ese momento solo. Luego, en Mar del Plata, Argentina 2005, fue posible arrinconar al Presidente Bush, de EEUU, y derrotarlo en toda la línea, al romper el consenso en esta Cumbre de las Américas, provocando que esa falta de consenso echara abajo al ALCA, lo que ha tenido una significación estratégica de primer orden tanto para nuestro continente como para el mundo. Hasta ese momento la integración neoliberal venía marcando el rumbo de los países del Sur. Lo que prueba que la búsqueda de consenso a como dé lugar, acomodando un párrafo por aquí y otro por allá, no siempre es lo conveniente.
A partir de esa experiencia han tomado fuerza las políticas fundadas en la cooperación solidaria, que se separan de las reglas y valores del mercado, generando valiosas experiencias como la Alba, Unasur, Banco del Sur, etc. Es decir, la derrota del Alca significó una victoria estratégica que fortaleció el camino hacia la integración de los pueblos y naciones soberanas, el comercio justo, la cooperación solidaria, etc.
Otra victoria fue en la VI Cumbre de las Américas que se realizó en Cartagena, Colombia. El Presidente Obama quedó aislado y Cuba, que no estuvo presente, se convirtió en protagonista estelar, quedando establecido que no habrá una nueva cumbre de la OEA sin la hermana República de Cuba. Una vez más, se confirmó lo útil e importante que puede ser la falta de consenso.
Continuando con la simbología sugerida por Sun Tzu, Mao Zedong y Vo Nguyen Giap, en estos combates hemos logrado colocarnos, en el plano táctico, con ventaja de diez a uno en relación a las fuerzas imperiales.
Estas experiencias, que no analizaré ahora, representan una gran esperanza y un gran aliento para la acción política de los pueblos y gobiernos soberanos. La violencia, la dictadura mediática, el chantaje y las diversas formas de agresión y de presión que las fuerzas imperiales ejercen, pueden ser derrotadas por la movilización política permanente, sostenida, coherente, incansable de pueblos y gobiernos. Por la labor también incansable de muchos de nuestros diplomáticos coordinando eficientemente el trabajo multilateral (como el que se hace, por ejemplo, en la ONU, en la OEA), con el trabajo bilateral, como el que hacen o deben hacer las misiones diplomáticas destacadas en cada país.
Recientemente, se ha sumado otra experiencia en la que hemos logrado derrotarlos en una lucha concreta. Se trata de la elección de Venezuela para el Consejo de Derechos Humanos, uno de los órganos más relevantes de la Organización de las Naciones Unidas.
Este fue un trabajo de mucho tiempo en el que se sumó el peso mundial y el trabajo del Presidente Chávez, con el de la Cancillería Presidida por el Canciller Nicolás Maduro. Dentro de la Cancillería no se puede dejar de mencionar el trabajo de la Dirección de Asuntos Multilaterales y su Director Rubén Darío Molina. Hay que destacar el trabajo del personal de la Misión de Venezuela ante las Naciones Unidas, coordinado por el Embajador Jorge Valero. Esta suma de esfuerzos, unida al trabajo indudable del gobierno de Venezuela al servicio de los derechos humanos del pueblo de Venezuela y de otras naciones del mundo, condujo inevitablemente al triunfo.
Se fueron tejiendo y entretejiendo alianzas que pudieron soportar la fuerte ofensiva de las fuerzas imperiales, tanto en el interior de Venezuela como mundialmente. Líderes de la oposición venezolana lanzaron todo su arsenal de descalificaciones con amplio apoyo internacional. Haciendo uso de la dictadura mediática, una feroz campaña se desató contra nuestro país. Incluso, el día de la votación, el pasado lunes 12 de noviembre, el Washington Post, uno de los periódicos más leídos en Nueva York, dedicó un venenoso artículo contra nuestro país y su gobierno.
Sin embargo, pudimos superar ampliamente esa campaña y asestarles una derrota táctica con significación estratégica. Obtuvimos 154 votos de 193. Un país del Sur, hasta ayer neocolonizado, pudo vencer a EEUU, líder de la coalición imperial quien sólo alcanzó 130 votos, pese a toda su capacidad de presión y chantaje. Lo mismo a sus aliados europeos, que sólo lograron superar los 120 votos.
Todas estas experiencias están esperando por el análisis para sistematizar aprendizajes que fortalezcan nuestro trabajo en los organismos multilaterales.
Creo que puedo establecer como conclusión que colocarnos con respecto a las fuerzas imperiales, diez a uno en el plano táctico en las luchas que se van dando a través del mundo, debe ser nuestro objetivo geopolítico y geoestratégico fundamental.
El Programa de la Patria propuesto por el Presidente Chávez y en especial los cinco objetivos históricos, nos da una herramienta nacional-mundial capaz de unificar al pueblo de Venezuela, para, en esfuerzo coordinado con pueblos y gobiernos hermanos, lanzar una contraofensiva estratégica mundial para arrinconar a las fuerzas imperiales, derrotarlas políticamente y ganar la batalla por la paz.
Tercera parte: algunas observaciones complementarias
La contrautopía neoliberal: el mercado como organizador universal
1) El control por intereses privados transnacionales de las instituciones, los ejércitos, las policías, los organismos de seguridad e inteligencia, las cárceles, los organismos de control de los migrantes y de los extranjeros y por supuesto, los tribunales los medios de información, siendo la guerra mediática dirigida a configurar y reconfigurar la realidad y el imaginario colectivo, son un aspecto clave de la guerra de hoy. Esto viene ocurriendo a una gran velocidad, particularmente en EEUU. Algunos ejemplos son los siguientes:
a. En 2007, el gobierno de EE.UU. estableció que un 70% de su presupuesto de inteligencia secreta fue gastado en contratistas privados. Esta tendencia continúa fortaleciéndose.
b. Lo mismo sucede con compañías militares privadas (PMC, por sus siglas en inglés) que han estado asumiendo más y más funciones militares y policiales. Las PMC son verdaderos ejércitos, cada una hasta de 70.000 efectivos, que operan en más de 60 países, con ingresos anuales de hasta 180.000 millones de dólares. Más de 20.000 empleados de PMCs estadounidenses trabajan en Irak junto con el contingente militar de 160.000 estadounidenses.
c. El sistema de prisiones privadas también crece rápidamente en EE.UU. El complejo de la industria carcelaria, que utiliza prácticas de trabajo esclavo ha sido legalizado en 37 Estados, y es utilizado por grandes corporaciones como IBM, Boeing, Motorola, Microsoft, Texas Instrument, Intel, Pierre Cardin, entre otros. En 2008, la cantidad de presidiarios en EEUU (en su mayoría afro-estadounidenses y latinoamericanos), fue de 2,2 millones, o sea un 25% de todos los presidiarios del mundo.
d. Después de la llegada al poder de Bush, comenzó la privatización del sistema de transporte y retención de inmigrantes en campos de concentración. En particular, con la participación de una filial de Halliburton, cuyo presidente fue Dick Cheney, luego vice-presidente de EEUU bajo el gobierno George W. Bush.
Esto se va repitiendo en relación a la naturaleza, a los imaginarios colectivos, a toda la humanidad y la naturaleza, que van siendo privatizadas bajo la égida totalitaria del mercado global. Tema que he trabajado en otros escritos.
2) La lucha antiterrorista y la campaña fascista para negar los derechos humanos. Ya se sabe cómo las acciones terroristas vienen siendo manipuladas por la ultraderecha. Incluso, el episodio de las torres gemelas aparece cada vez más como un montaje en el cual la CIA tuvo activa participación. Dicho episodio ha marcado decisivamente esta primera década del siglo XXI y ha sido un episodio esencial para la imposición al mundo entero, de la estrategia de guerra permanente como la ejecución de la política antiterrorista.
A partir de ese episodio, la ultraderecha ha desplegado todo un plan fascista contra los derechos humanos y la democracia, limitándola más y más a aspectos formales absolutamente funcionales con tácticas neofascistas. La internacional mediática al servicio de estas políticas se encarga de justificarlas y legitimarlas, mientras criminaliza a los grupos que resisten la agresión. Así el grupo Hamas es terrorista, pero el Estado de Israel es democrático, víctima del terrorismo palestino.
3) Hay que estudiar con detenimiento el papel que algunos grupos armados vienen cumpliendo en relación con las necesidades de la ultraderecha. Desde el atentado contra las torres gemelas en Nueva York, se puede observar cómo, cada vez que la ultraderecha fascista ha necesitado impulsar sus objetivos criminales, aparece una acción “terrorista” que la justifica. El atentado contra las torres gemelas sirvió para justificar la guerra contra Afganistán, la guerra contra Irak, la Ley Patriota, las desapariciones y las cárceles clandestinas, la más severa restricción a los derechos humanos que se hay conocido recientemente, solo comparable con la que Hitler estableció en las condiciones de desenvolvimiento de la II Guerra Mundial.
Precisamente ahora (en 2010), cuando se necesita justificar el envío de más tropas a Afganistán, la desestabilización de Irán, la continuación de la agresión contra la Franja de Gaza, las bases militares en Colombia y mantener y profundizar la restricción de los derechos civiles, aparece un fallido atentado contra un avión que volaba hacia EEUU, que sin duda hará crecer la histeria antiterrorista y hará que se acepten más interferencias policiales y militares en nuestra vida cotidiana. Por supuesto, ya se realizó el correspondiente discurso del Presidente Obama, donde como “padre” protector de la humanidad, justifica las políticas de restricción de la libertad personal, dada la naturaleza de los enemigos a los que supuestamente estamos enfrentados. Cada vez más Obama va siendo un prisionero de la ultraderecha estadounidense, que necesita las acciones terroristas, como la vida humana necesita el aire para respirar. Ese atentado tiene características de montaje propagandístico, hecho a la medida de las actuales necesidades políticas de los fascistas.
4) En ese orden de ideas, la experiencia de Honduras merece un análisis más detenido, pues ella nos muestra claras enseñanzas sobre cómo se van imponiendo métodos totalitarios el respaldo institucional y formas y maniobras para ofrecer vías suficientes de participación de la población. Cómo una base militar estadounidense controlada por sectores fascistas, aliada con la clase política hondureña y los medios de comunicación, fue programando una compleja operación político-militar, que concluyó, por ahora, con la liquidación de la democracia hondureña, reduciéndola a una formalidad. Sabemos hoy cual ha sido el desenlace de la situación en Honduras.
A la ultraderecha fascista sólo le interesa el avance del capitalismo neoliberal, no de programas que puedan tener parentesco alguno con el Estado del Bienestar. Por supuesto tiene una guerra a muerte contra el socialismo. Pero las disidencias capitalistas que traten de apartarse de la globalización neoliberal, serán igualmente enfrentadas. Ese núcleo de extrema derecha solo impulsa los propósitos imperiales. No basta que un país sea capitalista. Si se aparta de las estrategias neoliberales y de los intereses del imperio, así sea tímidamente, será confrontado y eventualmente derrocado. El caso de Honduras es emblemático. El Presidente Zelaya no desafió al capitalismo, pues no se planteó la construcción de un sistema distinto. En los hechos desafió la geopolítica del imperio, cuando acepto financiamiento del ALBA para modificar la base estadounidense de Palmerola, en Honduras. Rápidamente la ultraderecha internacional reaccionó.
Desde dicha base el gobierno mundial en la sombra, no solo planificó el derrocamiento de Zelaya, sino el rumbo estratégico y táctico hasta culminar con la farsa de las elecciones del 29 de noviembre de 2009. Por eso nunca cedió a las edulcoradas componendas de Arias, aceptables para el gobierno formal de EEUU, pero no para los que trabajan por la solución fascista. Por una parte, el gobierno de Obama utilizaba a Arias, pero la ultraderecha que se movía desde la base de Palmerola, boicoteaba esas propuestas. Por eso se negaba a darle una salida a la situación del Presidente Zelaya: en el peor de los casos, lo prefería fuera de Honduras como exiliado político; pero en verdad su plan siempre fue juzgarlo en tribunales parcializados, condenarlo y someterlo a prisión, como una advertencia, un escarmiento (como sabemos hoy, esto tuvo luego otro desenlace con la mediación del Presidente Santos y el Presidente Chávez).
A la ultraderecha fascista sólo le interesa el avance del capitalismo neoliberal, no de programas que puedan tener parentesco alguno con el Estado del Bienestar. Por supuesto tiene una guerra a muerte contra el socialismo. Pero las disidencias capitalistas que traten de apartarse de la globalización neoliberal, serán igualmente enfrentadas. Ese núcleo de extrema derecha solo impulsa los propósitos imperiales. No basta que un país sea capitalista. Si se aparta de las estrategias neoliberales y de los intereses del imperio, así sea tímidamente, será confrontado y eventualmente derrocado.
El caso de Honduras es emblemático. El Presidente Zelaya no desafió al capitalismo, pues no se planteó la construcción de un sistema distinto. En los hechos desafió la geopolítica del imperio, cuando acepto financiamiento del ALBA para modificar la base estadounidense de Palmerola, en Honduras. Rápidamente la ultraderecha internacional reaccionó.
Desde dicha base el gobierno mundial en la sombra, no solo planificó el derrocamiento de Zelaya, sino el rumbo estratégico y táctico hasta culminar con la farsa de las elecciones del 29 de noviembre de 2009. Por eso nunca cedió a las edulcoradas componendas de Arias, aceptables para el gobierno formal de EEUU, pero no para los que trabajan por la solución fascista. Por eso se negó a darle una salida a la situación del Presidente Zelaya: en el peor de los casos, lo prefiere fuera de Honduras como exiliado político; pero en verdad lo que desea es juzgarlo en tribunales parcializados, condenarlo y someterlo a prisión, como una advertencia, un escarmiento (como sabemos hoy, esto tuvo luego otro desenlace con la mediación del Presidente Santos y el Presidente Chávez).
Más recientemente se organizó algo parecido en Paraguay con el derrocamiento del Presidente Lugo. Consumándose así los que se han venido denominando golpes parlamentarios.
5) Destrucción de la pequeña producción campesina, crecimiento del hambre, las semillas transgénicas y la emergencia ecológica
La destrucción de la pequeña producción campesina, de las cooperativas y de las comunidades originarias, con el fin de liquidar una fuente segura y sustentable de generación de alimentos. Simultáneamente, se van eliminando las semillas y cultivos tradicionales. El objetivo es lograr que toda la humanidad dependa para alimentarse, del mercado mundial y las transnacionales que lo controlan. De Monsanto, de Cargill, de Walmart, etc. Hay una generalizada ofensiva en el mundo contra la producción campesina, los pueblos originarios, la pequeña propiedad agrícola y las variadas formas de propiedad comunal que existen a través del planeta.
La crisis social caracterizada por el crecimiento del desempleo, el hambre y la miseria se agudizaría. La idea es acrecentar la desesperanza y sobre las ruinas de las ilusiones humanas y el predominio del miedo, consolidar un gobierno mundial totalitario. Esto representaría un adiós a la seguridad alimentaria y a cualquier refugio de seguridad: la familia, las relaciones comunales, las redes populares de apoyo, la nación, el Estado nacional.
En otro trabajo mio publicado por la página venezolana Aporrea, denominado Geopolítica Mundial y Crisis Global, planteo la tesis sobre la pobreza como la verdadera bomba “solo mata gente” y del exterminio físico y espiritual de los pobres, por parte de la cúpula militar-financiera global, como la nueva “solución final”, apelando a diversas iniciativas maltusianas.
La generalización de la pobreza se justifica, tal como he dicho, como el castigo a los ineficientes, a los que están demás en el mundo de las relaciones sociales determinadas por el mercado. La generalización de la pobreza tiende a colocar a millones de personas en la circunstancia de perder la capacidad de pensar y actuar para construir un mundo sin injusticias, sin violencia, al obligarlas a vivir una vida cotidiana solo centrada en obtener los medios para comer, para subsistir, creando condiciones que vayan anulando la esperanza y la utopía en que un mundo mejor es posible. Es parte de lo que he llamado la nueva “solución final”.
6) El crecimiento del gasto militar, particularmente el de EEUU. El gasto militar del mundo creció en 45% durante los últimos 10 años, con EEUU acumulando casi la mitad del crecimiento del poderío bélico global ¿Contra quién son estos preparativos bélicos?
Es claro y está fehacientemente demostrado que si una proporción de estos gastos se dedica a combatir la pobreza, la malnutrición, el hambre y las enfermedades provocadas por ella; a dotar de agua potable a los sedientos del mundo, a la educación y la construcción de viviendas; para la mitigación y adaptación con respecto a las consecuencias del cambio climático; si esto se combina con el respeto a la diversidad cultural, étnica y religiosa, a la soberanía y la autodeterminación de los pueblos; a resolver injusticias como las que se cometen con el pueblo palestino, por ejemplo, tendríamos un mundo más justo, más equilibrado y por ende, más pacífico. Es decir, a cumplir con las leyes y tratados internacionales vigentes. Parece, sin embargo, que el cumplimiento de la legalidad y la institucionalidad internacional, requiere una revolución, la revolución de la paz. Sin duda, las raíces del terrorismo y otras formas de violencia irían desapareciendo.
Estas son verdades casi que de sentido común, pero dadas las relaciones de poder existentes hoy, es necesario, como ya dijimos, hacer una revolución para lograrlas.
7) La ultraderecha mundial no tiene interés alguno en resolver estos males. Por el contrario. Dentro de su estrategia está prevista la agudización de esos conflictos como base para una solución fascista global. Por ejemplo, en relación con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y otros objetivos de desarrollo internacionalmente acordados, hicieron el compromiso de aportar el 0.7% del PIB, para dedicarlo a financiar el cumplimiento de dichos objetivos. No lo hicieron. Ahora mismo en Copenhague (diciembre 2009), han evadido asumir compromiso alguno para financiar la mitigación y la adaptación de los países del Sur en función de combatir los efectos del cambio climático. Por el contrario, están manipulando las ofertas de financiamiento en función de las circunstancias trágicas o difíciles de algunos países, para forzarlos a firmar el llamado Acuerdo de Copenhague, pues no han podido lograr amplio respaldo para dicha declaración. Ella traiciona las expectativas de la humanidad orientadas hacia el control de las emisiones de gases invernadero para la salvación del planeta.
La locura, la violencia y la inhumanidad fascistas, están en el origen de las tendencias terroristas. En un mundo de justicia y de paz, el terrorismo no tendría sentido, desaparecería casi automáticamente.
Contra los seres humanos, a través del hambre, la pobreza generalizada, la tortura, las cárceles clandestinas y las más variadas agresiones cotidianas. Contra Dios, al convertirlo en objeto del mercado, banalizado, objeto de negociaciones; un Dios de la guerra, de la destrucción y la discriminación, cometiendo crímenes atroces en su nombre, convirtiéndose en homicidas, genocidas y geocidas. Irrespetando y burlándose de la fe de los pueblos, tal como lo vienen haciendo sus antepasados desde la época de la conquista y colonización; como lo hacen hoy contra los pueblos árabes y la generalidad de las minorías étnicas y religiosas.
8) Ha propiciado el fracaso de la Conferencia sobre Cambio Climático realizada en diciembre de 2009 en Copenhague, pues tiene su propia visión para resolver los problemas generados por el cambio climático, creando nuevas oportunidades para hacer negocios y multiplicar las ganancias, apelando a la biopiratería, la geoingeniería, la nanotecnología, el proyecto genoma, los transgénicos, la biología sintética, los agrocombustibles, para generar nuevas líneas de inversión. Esto constituye el núcleo del despliegue científico orientado a reproducir el capital, generando una intervención cada vez más seria de los ecosistemas a través de bacterias y enzimas que se “comen” la basura tóxica. Intervención que puede tener efectos cada vez más devastadores. Es la tendencia a intentar pintar al capitalismo de verde, tratando de ocultar su sed destructiva en función de la acumulación de capital.
Es parte de la estrategia global del complejo militar-científico-financiero que dirige al mundo. Busca soluciones mediante una asociación del mercado y la ciencia, tales como: imitar erupciones volcánicas, lanzando millones de globos con compuestos azufrados (usando nanopartículas) para tapar los rayos del sol. La fertilización oceánica arrojando al mar nanopartículas de hierro o urea, para provocar florecimientos súbitos y masivos de plancton, que teóricamente absorberían dióxido de carbono y lo llevarían al fondo del mar. Extensas plantaciones de árboles transgénicos, que absorberían CO2. Son grandes y antiecológicos negocios que probablemente aceleren la destrucción del planeta.
Ante esa posibilidad, sueñan con la ocupación de otros planetas, colonizarlos y continuar con el mismo ciclo. Si pudieran, destruirían todo el sistema planetario solar.
Estoy identificando estos rasgos, no porque crea que ellos sean una fatalidad. Son tendencias hacia donde se va moviendo el capital. Pero no son una fatalidad, no. La última palabra la tienen los pueblos, si logran superar los niveles de organización y coordinación actuales y se logra conformar un liderazgo colectivo a nivel internacional con sólidas raíces locales y nacionales. El Presidente Chávez viene ocupando ese lugar y dicho licerazgo puede continuar fortaleciéndose, especialmente si el Presidente Chávez retoma su liderazgo internacional en los temas ambientales. Esto significaría un cambio cualitativo fundamental. Ya un líder africano señaló en términos metafóricos lo siguiente: es muy difícil echar a andar un elefante. Requiere tiempo y paciencia, pero cuando se logra ponerlo en movimiento, ya no es posible detenerlo.
Las acciones de Copenhague parecen haber fortalecido los movimientos sociales, la marcha de los pueblos. Estos dieron un gran paso. Salieron fortalecidas formas de coordinación y acción que pueden facilitar la lucha contra los objetivos de la derecha fascista. Un mundo mejor es posible.
Los países y Presidentes del Alba cumplieron una gran jornada, especialmente el Presidente Chávez. Los países desarrollados van a seguir golpeando. Desean pulverizar o por lo menos diluir, el Protocolo de Kioto y todos los acuerdos preexistentes. Ahora hay que mantener la iniciativa.
El cambio climático es un talón de Aquiles para los países del Norte. La posibilidad cierta de destrucción del planeta y en lo inmediato, la desaparición de un importante grupo de países, la sequía, las hambrunas y la desertificación, no son una simple amenaza. Son circunstancias en pleno desarrollo, que crean la posibilidad de construir un amplio frente mundial por la salvación del planeta, por la paz, contra las guerras, por los derechos humanos y los derechos de la naturaleza, por la defensa de la biodiversidad cultural, biológica y étnica…
Es posible conformar un programa que una a todos los pueblos y a los gobiernos soberanos del mundo. Hay que evitar que los países del Norte tomen la iniciativa apoyándose en la fortaleza de la internacional mediática fascista y de la ventaja que les da seguir dominando al mundo. Es posible con audacia y con las posiciones que el Sur y los movimientos sociales han venido conquistando, desplegar grandes y pequeñas iniciativas que puedan conmover a todos los pueblos. Estamos ante una gran oportunidad.
El Presidente Evo Morales está convocando una reunión de los pueblos en Cochabamba, Bolivia. Esta es una muy buena oportunidad para profundizar esta lucha.
Estas conclusiones fueron escritas inmediatamente después de la Conferencia sobre Cambio Climático realizada en Copenhague, en diciembre de 2009, donde la posición del Presidente Chávez, reforzó la acción de los movimientos sociales y pareció que posteriormente esa acción continuaría fortaleciéndose. En ese contexto surgió la cumbre de Cochabamba, convocada por el Presidente Evo Morales.
Sin embargo, los resultados de Cancún, en 2010, bajaron estas expectativas y desmotivaron la acción de muchos movimientos sociales. Luego, los resultados de Durban, en 2011, han creado un clima de pesimismo sobre las posibilidades de que se pueda lograr un acuerdo sobre reducción de emisiones de CO2, que pueda evitar la catástrofe planetaria que ya está en marcha, que afecta a todos los países, pero que está golpeando con más intensidad a los países del Sur, especialmente a los países pobres y en particular, a los Estados insulares.
Se aproxima la décima octava Conferencia sobre cambio Climático que se realizará el próximo diciembre en Qatar, país de la OPEP. De lo que suceda ahí dependerá en buena medida el futuro de la humanidad y la naturaleza ¿Se profundizará el camino de Durban, Sudáfrica? Ojalá que no. Si se profundizan las conclusiones de Durban y el planeta continúa desprotegido contra el incremento de las emisiones de CO2 y no se avanza en la trasferencia de fondos financieros y de tecnología para que los países del SUR puedan adaptarse y combatir el cambio climático, ya sabremos por quien estarán doblando las campanas el próximo diciembre de 2012.