El capitalismo se instala en el corazón de la Revolución

La realidad es terca, y en política llega a ser cruel, sobre todo con los gobernantes que, en los humos del poder, sustituyen la vida por la imagen que sus adláteres le construyen para su placer. Las noticias son claras.

En la última semana el gobierno se ha reunido con no menos de dos mil empresas capitalistas para planificar la “ofensiva económica”. A disposición de estas empresas, que duplican o triplican la cantidad de comunas, se ha puesto el fondo chino, el fonden y otras fuentes de financiamiento; se promete, además, comprar la producción. Es decir, una ternura con los capitalistas que no se consigue ni siquiera en los países capitalistas: no tienen que enfrentarse en el mercado, lo que produzcan tiene salida segura, y la plata para trabajar la pone el Estado. Con esas condiciones tan cómodas, lo único que falta es suspender la ley del trabajo y, entonces, podrían decretar el paraíso del capitalismo. Para allá van.

Si colocaran siquiera el uno por ciento de ese esfuerzo en construir el Socialismo, otra sería la cara de esta Revolución.

Ahora aparece la teoría que sustenta este modelo, ya no se habla de Socialismo, se ensayan diferentes eufemismos para bautizar y disfrazar, avergonzados, este proteccionismo al capitalismo que poco se ha visto en el mundo.

El futuro se ve complicado. Por este camino, en el mejor de los casos, en poco tiempo más se desvanecerá la esperanza socialista y tendremos un país capitalista franco, uno más en este mundo que camina hacia la extinción de la vida. Sufriremos las crisis periódicas propias del capitalismo, tendremos la miseria que el sistema, necesariamente, produce. Se elevará la delincuencia, tendremos que privatizar todo. Sólo nos quedará esperar que nazca otro Chávez para reavivar las cenizas de su sueño.

En el peor y más probable de los casos se impondrá la ética rentista, estos empresarios de nuevo cuño -que no se sabe de dónde salieron, ni qué estaban haciendo antes de transformarse en empresarios de la noche a la mañana, ni quién los avala- actuarán con la ética de los contrabandistas de la frontera, de los raspacupo, de los “miami dame dos”. Lo más seguro es que, como hicieron sólo hace meses con cadivi, se robarán los subsidios, estafarán al fondo chino y a todo lo que se ponga a su alcance. No hay razón para pensar de otra manera.

Como se ve, el modelo que hoy se aplica es de perder-perder: si va bien, la sociedad pierde; si va mal, la sociedad pierde. El único que gana es el capitalista vivo que captura la renta.

Lo correcto es seguir el camino del Socialismo, superar el rentismo burgués y también el rentismo popular. Convocar a la masa chavista para la gran tarea de construir una economía social que pueda sustentar una conciencia social. Producir lo que necesite la sociedad y no lo que necesiten los capitalistas para ganar más, producir conciencia social.

Atreverse. Pero si no se tiene fe en el Socialismo, si se piensa que es irrealizable, entonces, díganlo, declárenlo, no perjudiquen doblemente a la causa de Chávez. Porque así no construyen el Socialismo y además lo desprestigian para los siglos venideros, si es que este planeta por el camino que va dura siglos.

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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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