Anoche cuando veía al Presidente Nicolás Maduro, reinaugurando el Súper PDVAL del municipio Obispos del Estado Barinas, me entró una soberana arrechera al ver que en la ciudad de Mérida, donde habito desde hace treinta años y que es capital del Estado, no cuenta con un SUPERMERCAL, CON UN SUPERPDVAL, CON UNA AREPERA SOCIALISTA, CON UN CAFÉ VENEZUELA, CON UNA HELADERIA COPELIA, con un carajo que valga la pena.
Tenemos un Abasto Bicentenario (antiguo CADA) que lo que da es pena ajena, tenemos una arepera socialista rodante en la Plaza Bolívar que lo que da es vergüenza, tenemos un Mercal en Santa Mónica en la cual hacer compras es un suplicio y un PDVAL en el Círculo Militar, que no llega ni a la categoría de bodega.
Las voces me llegan a los oídos: “Juan Veroes se volvió loco”, “¿Cómo se le ocurre criticar la acción del zar de la alimentación de Mérida y al gobernador que tanto ha apoyado?. “Seguro saltó la talanquera”. “ ¿Es que no puede quedarse callado y dejar al mundo cómo es?”.
Ya dije al principio que me dio arrechera lo del SuperPDVAL de Obispos y también los que han inaugurado en otras capitales de Estado. Yo sé que esta ciudad es antichavista, guarimbera y todo lo malo que de ella se pueda decir, pero aquí vivimos un 40% de chavistas y vienen muchos turistas que no saben hacer estas distinciones. Castigar a esta ciudad, negándole las cosas buenas que la revolución está esparciendo por todo el país, no es una buena política. Démosle en la madre a esos escuálidos demostrándoles que no somos sectarios y que el gobierno revolucionario llegará a todos los venezolanos por igual.
Yo en mi ser interno sé, que hagamos lo que hagamos, no le vamos a poder sacar el chip que tienen nuestros “inteligentes” profesores de la ULA en la cabeza y que démosle lo que les demos, siempre van a estar en contra de la revolución y del socialismo. Esos ya están dañados y no tienen compón, pero hay que hacer un esfuerzo por ganarse a esa nueva generación que podría salvarse, si encuentran que el discurso de sus padres no tiene asidero en la realidad.
Cuando ellos argumentan que antes no se hacía colas para comprar los alimentos básicos y que había de todo, eso hay que combatirlo con almacenes de PDVALatiborrados de los 25 productos básicos a precios regulados (ojo, no subsidiados). No vender productos de Mercal en el Centro de la ciudad, sino en los campos y barrios más pobres. Dejar que sean los Supermercados privados quienes vendan los productos que no son indispensables para la vida. El Estado no debe permitirles que vendan productos subsidiados. El Estado debe prohibir y perseguir como delincuentes comunes a los que se dediquen a comercializar los productos alimenticios subsidiados. Así le toque construir una cárcel en cada pueblo y hacerlos trabajar en las carreteras y misiones para purgar las condenas carcelarias.
El Presidente Maduro lo dijo esta noche: Quien roba al pueblo con los alimentos es doblemente ladrón y merece doble castigo.
Juanveroes64@hotmail.com