Aquí en San Cristóbal queman no uno, ni dos sino 10 autobuses del transporte público y el rumor de que piensan incendiar simultáneamente las estaciones de servicio no cesan, mientras en la Capital del país asesinan alevosamente a uno de los líderes emblemáticos de la Revolución ex constituyente y Presidente del Concejo Municipal del Municipio Libertador, ambos hechos son el comienzo de una nueva fase de terrorismo que viene a substituir las llamadas guarimbas que incluían barricadas y focos violentos, desde donde operaban los mercenarios contratados para destruir y matar y donde además de ocultar armas de fuego e incendiarias, se cometían toda clase de aberraciones como el consumo de droga y licor y todo lo que ello conlleva, incluidas orgias a altas horas de la madrugada.
Aquí como en Mérida las guarimbas fueron derrotadas pero los operadores siguen en su gran mayoría prestos a continuar con acciones terroristas, por un lado porque es mucho el dinero con el que cuentan quienes están detrás de las acciones y por otro lado porque los mercenarios no se calan quedarse desempleados de lo que para ellos es un trabajo en el que mejor saben desenvolverse y que les produce buenos dividendos económicos.
Lo que está comenzando a suceder, nadie duda, es la segunda fase de los planes que en otros países han aplicado con miras a exasperar la voluntad de la mayoría, a fin de provocar una reacción en masa. lo mas parecida a una guerra civil y así justificar una intervención extranjera.
Lo de la quema de los autobuses sucedió coincidencialmente con la visita de un militar retirado de apellidado Manchillanda Pinto, quien así como aquí. Supongo. anda por todo el país, como mercenario de la palabra soliviantando a quien puede, disfrazando sus arengas como conferencias pero llamando casi que abiertamente a la “resistencia civil” y no pasa nada, en un país en el que los medios, venden su imagen como la de un gobierno dictatorial y tiránico.
Por otro lado para la ultraderecha, aquí en el Táchira, que conforma una de las regiones apetecidas para la conformación de una área geográfica secesionista conocida como “La Media Luna”, se hace casi que cuestión de honor, mantener las acciones de violencia in extremis, pero también para no perder la bien ganada fama de “ valientes tachirenses” como se divulgó nacional e internacionalmente este estado en los medios de comunicación, tanto que CNN, trasladó sus equipos desde Atlanta para intentar proyectar lo que aquí, como en otros pocos municipios del país sucedía con las guarimbas y barricadas en un intento por proyectar la imagen de un país en guerra.
Mientras el país sigue su curso, el gobierno trabaja como lo hemos visto casi a diario, en un despliegue con el gobierno de calle, inédito aquí y en el mundo, lo cual a todas luces exaspera a los terroristas mayores que desde la sombra, desde la cárcel o desde Miami, instruyen a los mercenarios y a los mal llamados “estudiantes” para que arrecien sus acciones vandálicas.
Ello no es nada difícil para quienes como los paramilitares que aporta el nefasto, ahora senador colombiano Álvaro Uribe, desde Colombia, están entrenados y experimentados para matar.
Han hecho mucho daño y lo seguirán haciendo mientras el dinero no les falte, cosa bien difícil si no se descubren e inhabilitan las fuentes de financiamiento que al parecer son ilimitadas, pues, no es un secreto que hay comerciantes, que religiosamente aportan cantidades apreciables que se suman a las que les vienen por la vía del flujo exterior y que han convertido a un grupo de mercenarios o no, prácticamente en empleados fijos de una organización macabra y que no acepta lucir ante el mundo como derrotada y por lo tanto se convierte en más peligrosa.
El asesinato del compatriota Eliecer Otaiza y los hechos vandálicos de San Cristóbal no son sino el comienzo de una nueva y más sofisticada arremetida que lamentablemente, Dios quiera, esté equivocado va a seguir causando muerte y destrucción. Veremos.