Mentalidad proletaria burguesa vs. Mentalidad p. socialista

Dado que “el ser determina la conciencia”, en el caso particular del modo capitalista, la conducta del trabajador de la empresa privada, por ser derivada de su carencia de propiedad privada sobre las máquinas y herramientas que manipula[1] y de las materias primas, del local del taller, los galpones de acopio, el transporte para las mercancías, por esa carencia, decimos, porque ninguna de esas fuerzas son suyas, a este proletario sólo le pertenece su fuerza de trabajo que, de paso, se ve obligado a cederla diariamente a cambio de un salario que por lo general tiende mantenerlo en condiciones económicas de pobreza. No le pertenece ni siquiera una simple unidad ni de la más barata de las mercancías por él fabricadas y, en consecuencia, más allá del salario, alto o bajo, nada de esa empresa fabril, comercial o bancaria puede importarle nada, “no son problema suyo” por aplicar el mismo criterio y la actitud asumida por su patrono, ya que de sus trabajadores a los empresarios burgueses sólo les importa su asistencia oportuna a su fábrica o establecimiento, si cumple con su sus obligaciones, etc.

Ese desapego por lo que no es de su propiedad es hasta razonable, pero la mentalidad del proletario burgués salta de la fábrica hacia las calles de afuera y se instala también en aquellas instituciones públicas que constitucionalmente le pertenecen.

De allí la suprema importancia de que este nuevo trabajador, el mismo que se está formando, se está despertando, o al fin está siendo propietario de su propia estima, vaya cambiando su actitud de proletario socialista hacia todos los bienes muebles e inmuebles de su oficina pública, de sus talleres públicos, de sus plazas públicas, de sus parques y jardines y playas públicas, de sus calles y avenidas, de sus metrobuses, ferrocarriles, de sus guardianes públicos, sean estos militares o policías, bomberos o cotrabajadores de los servicios sanitarios, educativos, culturales, en fin, de todas sus instituciones. Esta nueva actitud debe ir reemplazando transitoriamente la mentalidad del proletario burgués que no sólo lo daña a él como trabajador, a él y a sus semejantes, sino a toda la nación, habida cuenta de que los patronos con su actitud mezquina hacia sus trabajadores también salen de la fábrica, saltan hacia la sociedad y terminan no importándoles la patria ni la nación ni nada que no sea parte intrínseca de su propiedad privada.


[1] Si las cuida es porque se halla amenazado de despido o de que su costo se lo carguen al salario suyo.

12/05/2014 06:58 p.m.



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Manuel C. Martínez


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