Al anunciarse por parte de la oposición el “congelamiento” del proceso de diálogo, que según los más recientes estudios de opinión está apoyado por más del 70 % de la población que cree que ésta es la vía para salir de la crisis económica y política de vive el país, y escuchar la postura del presidente Maduro al afirmar que él no se para de la mesa, no queda más que reafirmar que todo proceso de diálogo que busque una negociación, no sólo es complejo, sino que tiene altibajos.
Sin embargo se anida en la población la pregunta lógica ante esta acción de la oposición, que no tengo ninguna duda, tuvo que ser premeditada y bien concebida, en función del guión que han desarrollado en todo este proceso, ¿Y si fracasa el diálogo que pasará?
Para responder esta pregunta lo primero que debemos comprender es porqué es posible que fracase la mesa de diálogo político, que a diferencia de la económica, no ha producido ningún avance sustancial más allá del show mediático que significó el primer encuentro. No sólo debemos contar con que la oposición, cual mercado de quincena, ha llevado una lista inalterable de productos y lleva como objetivo llevarse todos los productos o no hacer mercado, además asumiendo que el mercado debe ser gratis porque el único que puede proveer los productos del diálogo es el gobierno.
Si según la lógica argumentativa opositora, en manos exclusivas del gobierno está la resolución de todos los problemas del país ¿Para qué entonces sentarse a dialogar con la oposición? ¿Este argumento no termina siendo la perfecta excusa para ocultar la responsabilidad de la oposición en los hechos de violencia política guarimbera en algunas ciudades del país?
La oposición va a negociar y lo único que pide el gobierno es que pare la violencia guarimbera, y la oposición dice que no tiene responsabilidad y control sobre eso, pero a cambio de nada, pide la libertad de una serie de personajes además de exigir que a quienes están guarimbeando no se les toque ni con “el pétalo de una rosa”.
Por otra parte, el gobierno, asume una postura diletante en el diálogo de la mesa política, aunque avanza vertiginosamente en 56 acuerdos sobre las 59 propuestas de los sectores económicos hasta ayer llamados “burguesía parasitaria y golpista” y hoy calificados de “sector económico productivo”, acuerdos que la oposición no asume como concesión del gobierno a las solicitudes opositoras porque es “una lista de mercado aparte”.
El posible fracaso de la mesa de diálogo político y en general, del diálogo por la paz, está basado fundamentalmente en su legitimad y en la ausencia de democracia participativa y protagónica en la misma. Son cogollos reunidos, tratando de ver como controlan la renta petrolera, algunos para redistribuirla bajo el esquema de la 5ta, otros para volver al modelo de la 4ta, pero ninguno pensando en como seguir el ejemplo de Chávez de empoderar al pueblo de su propio destino.
Más que nunca, la otra mesa, organizada por los sectores populares organizados que no han sido incluidos en este diálogo, no sólo tienen mucho que decir y aportar, sino que debe convertirse en un ejemplo de cómo el pueblo dialoga de verdad, sin show ni prebendas que cuidar.
Mientras tanto, si fracasa el diálogo, todo seguirá igual.
