Las pensiones y otras rentas públicas con su alta frecuencia de pago

En Economía, sea esta vulgar o científica[1], la renta es la variable más importante para que la puja entre la oferta y la demanda determine este o aquel precio[2]. Esto es tan verdadero que hay economistas vulgares que han llegado a aventurarse en hipótesis indemostrables que siguen vigentes como tales  hipótesis vulgares o al alcance hasta de pequeños capitalistas.

La principal hipótesis suya es la referente a que la Economía gira sobre la escasez, desaguisados así. El hecho cierto es que toda escasez guarda una estricta relación de dependencia con la demanda, y esta suele presentarse periódica o erráticamente.

Es que poco valdría cualquiera mercancía si careciera de compradores con solvencia oportuna. Por el contrario, su simple tenencia en inventarios sin salida la depreciaría por sobrecostos de conservación, almacenaje, contabilización y por otros costes involucrados en esa tenencia.

Las rotaciones de inventarios en fábrica y expendios mercantiles suelen ajustarse a las frecuencias prestablecida para el pago de los salarios y demás rentas laborales tanto públicas como privadas.

Las compras crecen los 15 y últimos de cada mes, en tiempos de Navidad, los viernes de cada semana. En la Venezuela actual, las ventas se disparan con cada pago de pensiones que ahora con notoria abundancia y montos individuales en cantidad crecientes reciben ancianos, madres del barrio, ex indigentes, solados rasos. Estas rentas vienen caracterizándose por su disciplina y religiosidad en su pago y recepción por parte de sus beneficiarios.

Tales frecuencias establecidas para esas rentas le  ha permitido un enriquecimiento fácil y acelerado al comercio voraz y hasta políticamente interesado en complicarle la vida a la presente Administración Pública, y, lo más importante, por ingentes y notorios que también resultan los esfuerzos gubernamentales para enfrentar esta llamada guerra económica, o reacción paranormal de la oferta frente a un creciente demanda, es que la  frecuencia actual del ingreso de los consumidores y esa disciplina en los pagos les ha facilitado las cosas al especulador de oficio.

Inferimos que una baja en dicha frecuencia de pagos podría flexibilizar los ajustes de precios por parte del comercio así como la correspondiente vigilancia  gubernamental en el cumplimiento de la Ley de Costes, ganancias y precios justos.



[1]Vulgar es la Economía rezagada, prostituida por seguir limitada al servicio de la clase burguesa, del gran capital, razón por la cual se halla al alcance hasta de fabricantes y comerciantes de menor rango con inclusión de semianalfabetos. Sucedió a la E. Clásica y hoy se contrapone a la E. Científica que, además de criticar objetivamente el retroceso de la Economía clásica, descubre la ley de las transformaciones sociales de la humanidad y explica con mucho fundamento el origen de la riqueza de pocos y de la pobreza de las mayorías imperantes en toda la cadena de modos de producción registrados hasta ahora. Esta E.C. tropieza con los   numerosos frenos que la clase dominante pone en su camino a fin de conservar los viejos privilegios clasistas que por razones obvias la clase dominante no termina de cederlos.

[2]Por definición, mercancía significa venta, venta del valor según su valor de cambio (valor o trabajo para el cambio), y esa venta supone compra de parte del usuario del valor de uso de la mercancía que estamos definiendo.

 



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Manuel C. Martínez


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