A la muchacha, de pronto, se le escapó la vida. Bastó un sonido seco y una bala que salió de un cañón de un arma mortal. Se le nublaron los sentidos. Se paró su corazón, y sin saber que nunca se graduaría de médico, se marchó. No salgo del estupor de un hecho que aconteció en San Juan de Los Morros, estado Guárico. Dos muchachas estudiantes de la escuela de Medicina de la Universidad Rómulo Gallegos, integraban una mafia, dentro de la institución universitaria, que cobraba la cantidad de 30 mil bolívares por un cupo en la Escuela de Medicina de esa Casa de Estudios. Como las muchachas les habían fallado a dos estudiantes, al no salirles el cupo, los jóvenes aspirantes a médicos le pidieron que les devolvieran el dinero. Pero la que manejaba los reales no cumplía con la devolución. Fue entonces cuando una de ellas hizo contactos con unos sicarios en Valencia para que le dieran un susto a su amiga para que devolviera el dinero. Pero no hubo susto. Sólo un disparo en la frente bastó para que una vida joven y llena de ilusiones, muriera.
2. Dos estudiantes de 14 y 15 privados de libertad
Dos adolecentes de 14 y 15 años, respectivamente han sido privados de libertad por presuntamente estar involucrados en la muerte de un compañero de clases, en el Colegio Iberoamericano de Caracas. ¿Qué pasó? Uno de los muchachos tenía un pique con la víctima. Decidieron de mutuo acuerdo quedarse retrasados a la hora de la salida, para enfrentarse a puños, y terminar con el pique, es decir, con las divergencias. Los tres quedaron solos. Se cuadraron para iniciar la pelea. Uno de los muchachos sacó un arma y disparó sin preámbulos. El estudiante murió. Los dos amigos corrieron y se deshacerse del arma. Pero más tarde fueron detenidos. Uno de ellos está privado de libertad por usar el arma contra su compañero de clase, y el otro por encubridor. Me pregunto y le pregunto a usted, lector ¿qué está pasando en nuestro país?
3. Ojo con el modelo norteamericano
Gobierno, padres, profesores y maestros deben abrir los ojos. El modelo de los estudiantes de Estados Unidos, es perverso. Estudiantes entran armados a los colegios y universidades. Cada momento, desde hace algún tiempo, se producen balaceras, en colegios, escuelas y universidades, con saldos de muertos y heridos. Es la mente de estos jóvenes que están envenenadas, con el ejemplo de lo que hace el gobierno estadounidense y de lo que muestran las películas de Hollywood. El modelo que siguen es el de los gobiernos de EEUU que invaden naciones. Destruyen patrimonios culturales. Se roban las reservas en dinero de esos Estados invadidos. Se apropian del petróleo, de aquellos pueblos petroleros. Matan a sus gobernantes. Torturan. Vejan. Se burlan de las víctimas. Se orinan sobre los presos torturados y se toman fotos sobre los cuerpos desnudos. Es una sociedad enferma. Donde la acumulación de dólares fácil es la tónica. Y andar armados hasta los dientes es ya costumbre. Los gobiernos son presa de los halcones de la guerra. Los presidentes, como Barak Omaba, son títeres del verdadero poder: la industria bélica.
4. Cuidemos a nuestros jóvenes
Reitero que Gobierno, padres, representantes, profesores y maestros, deben abrir los ojos y buscar las soluciones, a tiempo de lo que se ve venir dentro de nuestra juventud. Un joven es presa fácil de los modelos estereotipados que nos muestran las películas norteamericanas: sexo, dinero fácil, lujosos carros y mansiones. Drogas, licor y violencia en todos sus niveles. Perversión y abuso contra niños y niñas. Esa es la máxima escuela de la juventud norteamericana. Nosotros, debemos preservar nuestra juventud. O lo hacemos ahora, o mañana será tarde. No queremos para nuestro país una sociedad enferma y perversa como la norteamericana. El pueblo de los EEUU no tiene la culpa. El pueblo no elige sus gobiernos. Lo eligen las mafias, el dinero y el poder económico. El pueblo norteamericano está secuestrado por estas élites. ¡Alerta! No dejemos que nuestros valores sean arrastrados por la droga, el crimen, el dinero fácil y los antivalores, que son muchos. Y pesan para una sociedad, como la nuestra.
¡Volveré!
Puerto Ordaz, 27 de 2014