Ayer grupos extremistas opositores venezolanos financiados por EEUU — hecho más que comprobado— quemaron otro bus de transporte público Trasnbolívar. Para los que utilizamos este medio de transporte como una de las poquísimas alternativas para viajar a destinos como Santa Elena de Uairén nos da más que impotencia, indígnación.
Viajar a Santa Elena de Uairén (SEU) no es tarea fácil. Aun teniendo disponibilidad monetaria —como la tienen muchos de estos sifrinos, que solo viajan en los costosísimos vuelos charters—repito no es fácil trasladarse a la capital del municipio Gran Sabana. Para quienes tenemos familiares en esa región del país, capital del municipio Gran Sabana del estado Bolívar, frontera con Brasil, se ha vuelto una suerte de lotería trazarse uno un itinerario de viaje sin imprevistos debido a la poca oferta de pasajes.
Desde Caracas, solo la empresa privada Expresos Occidente ofrece pasajes a SEU. Desde una oficina ubicada en el Terminal de oriente de Caracas, llegan pasajeros del occidente del país para adquirir una de las tan solo 44 butacas que se ofertan, por cierto al “módico” precio de casi 600 bolívares. Otros escogen la única alternativa posible, viajando a Ciudad Bolívar y si corre con suerte compra uno de los 26 puestos que a diario ofrece Transbolívar a una tarifa muy solidaria de casi 200 bolívares. Esto último, gracias a la creación del sistema de transporte masivo que ofrece la Gobernación de Bolívar.
Ante tales circunstancias, da indignación ver cómo la derecha venezolana se jacta enarbolando un discurso nutrido de falsos positivos como igualdad, unidad, “la Venezuela donde cabemos todos”, cuando paradójicamente ningún vocero de la autodenominada mesa de la unidad se deslinda de estos hechos, ni los condena. Para quienes tenemos familiares en esa región del país, estos hechos no nos hacen sentir más que indignación, y repudio. Estamos más claros que nunca del desprecio que siente la rancia oligarquía venezolana hacía los pobres.
--Licdo.
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Redactor Ciudad CCS