De todos los artículos en Aporrea que opinan sobre el desiderátum que publicó el profesor Giordanni, el de Jorge Carles (http://www.aporrea.org/actualidad/a190122.html) me parece el que mas confusamente me aclara las diferentes posiciones. Digo confusamente, porque el camarada Carles ilustra el toma y dame mental, ideológico y dialéctico en que nos encontramos hoy todos los que abrazamos individual y colectivamente la inédita causa revolucionaria bolivariana, socialista y chavista: ¿Qué hacer, que decir? No puede ser que ahora la disciplina revolucionaria que es un componente formal y necesario, le coloque un baremo restrictivo a la imprescindible autocrítica vitalizadora.
No podemos convertirnos en inquisidores, sino receptores del pensamiento crítico tanto de los que emiten como de quien lo responde, pero desmenuzando y exprimiendo la sustancia que se puede extraer positivamente y dejando el bagazo en la prensa.
Atacar al hombre, al mundano, al vivencial, al que tiene defectos y apartarlo del revolucionario no es la vía de hecho y eso vale para las partes en esta diatriba, de la cual debe salir fortalecido nuestro proceso. Y seríamos hipócritas que a cualquiera de nosotros nos gusta que se nos critique en cualquier ámbito de nuestro quehacer diario. Como decía un amigo profesor: Cada vez que me dicen que van hacerme una critica constructiva, yo les contesto que esa vaina es para joderme. Es difícil emitir una opinión crítica, como recibirla. Creo que eso nos lo quiso aclarar Jorge Carles o será que no fue así.
Sin Chávez no hay Revolución, porque Chávez es la Revolución. Y Chávez somos todos y todos somos de esta Revolución Chavista.