Leí con muchísimo interés el articulo de la Profesora de la UBV Luisana Colomine, que titula “Frustrante paso por Cúcuta “Estos venecos están pelaos”, la experiencia que narra, no tiene ni una coma que no sea realidad, es eso si una triste realidad que palpamos y sufrimos a diario quienes tenemos que soportar tener la frontera como territorio donde nos tocó vivir.
El panorama que nos pinta la autora es algo que yo entre muchos estamos cansados de denunciar, es algo que es perfectamente conocido con pelos y señales por las autoridades que tienen el deber de no permitir tanta corrupción, pues lo más cierto que se puede afirmar con propiedad, es que esos detestables hechos no sucederían a no ser por la corrupción como la del billetico de 50 que nos cuenta observó la Profesora, enrollado entre los dedos de los motorizados y no digamos lo que sucede en otros vehículos distintos a las motos, tales como la flota inter fronteriza de buses llamada Bolivariana, a la que si yo tuviese poder les quitaría ese nombre tan digno pero tan pisoteado.
Uno no entiende por qué se mantiene esa situación inalterable, pues si las autoridades se propusieran con seguridad, inteligencia y medidas efectivas, sería factible acabar con esas prácticas perversas para la economía de nuestro país y sobre todo para hacer cada vez mas invivible a quienes hemos tenido la desgracia de tener que soportar las consecuencias por el hecho de vivir en esta frontera.
Pero, y siempre hay un pero y es la explicación que se oye cuando la gente se hace la pregunta del por qué este despropósito se mantiene, lo que se dice y ya se da como una verdad más grande que la catedral de nuestra capital, es que de cada bolívar de los millones que a diario le entran por esa vía a los guardias nacionales, un buen porcentaje es para su comandante y como los comandantes son varios y de diversos rangos habría que, para ser justos y precisos, meterlos a todos en ese saco, de otra manera no se le encuentra explicación a que lo que nos cuenta la Profe de la UBV, se mantenga en el tiempo y más bien aumente y eso que la profe no pasó de Cúcuta, pues se sabe que hasta en Bogotá se consiguen los productos de Mercal.
Es doloroso, tener que aceptar con resignación lo que aquí sucede, no hay otra cosa que hacer, afortunadamente no somos bonzos para inmolarnos, y nos toca a muchos respirar hondo, tomar las cosas con calma para no morirnos de un infarto, ante esta obra de un contrapoder que hay que admitir está enchufado en el cuerpo de la Revolución, haciendo tanto daño que ha dado como resultado, que el Estado Táchira, en manos de mafias se haya destacado por ser el territorio más antichavista de toda la Patria y famoso en el mundo por las acciones criminales y terroristas, financiadas por quienes mantienen y se aprovechan de todo lo que nos contó la autora del articulo a que me refiero y que no están dispuestos a dejarse quitar es gallina de huevos de oro.
Si la profe Luisana se frustró en su viaje, imagínense como estaremos de frustrados quienes tenemos que calarnos todos los días tener que hacer milagros y malabares para conseguir a cualquier precio cualquiera de los artículos que ella enumeró, sin referirse a otros rubros distintos a los alimentos, desodorantes o el aceite para vehículos.
¿Será que es imposible que Maduro quien debe estar enterado al detalle de esta situación, esté en capacidad de lograr restablecer la tranquilidad y posibilidad de conseguir en los anaqueles lo necesario para cubrir nuestras necesidades, como sucedía antes de la partida de nuestro Eterno Comandante?
Veremos.-