Si existe alguna situación en que coinciden muchas personas con las cuales he conversado es la de que estamos en presencia de un momento confuso y con cierta dosis de turbulencia política que lo hace a uno reflexionar sobre el hacia donde vamos.
Recuerdo con mucha nitidez las veces que el comandante eterno, Hugo Chávez, expresaba la importancia de luchar por construir las condiciones políticas y sociales que permitieran conseguir el llamado punto de no retorno o la irreversibilidad del proceso político bolivariano, encarnado en un socialismo a la Venezolana.
Considero como un elemento esencial para la definición de un sistema político socialista es dibujar una estructura económica distinta y opuesta a la lógica del capital, por lo tanto, es necesario la socialización y democratización de los medios de producción y el fortalecimiento del poder popular, en las cuales las clases sociales dominadas pasen a ser las clases sociales dominantes.
Existen algunos analistas y pensadores de izquierda que consideran que el orden constitucional venezolano vive tiempos difíciles, por un lado, el ataque despiadado de la derecha nacional e internacional por querer acabar con “ésta transición al socialismo” y por el otro lado, pareciese que estamos viviendo un “hibridismo” difícil de digerir, ya que en una especie de “dicotomía paradójica”, hay una coexistencia de “un estado capitalista con un gobierno revolucionario” y existen otras percepciones que parecen unas aberraciones conceptuales desde el punto de vista politológico, es decir, que en Venezuela en éste momento tiene un “capitalismo socialista”??? O un “socialismo capitalista”???.
Todas y todos sabemos que el proceso revolucionario venezolano es inédito, pero con grandes dificultades para precisar qué “Tipo de Estado” tenemos en éste momento y muchísimo menos poder afirmar que estamos cerca del llamado punto de no retorno.
Hay dos elementos claves para acercarnos al socialismo: una nueva arquitectura económica basada en la igualdad social y una sólida ética revolucionaria.
