Más poder para los militares. No tengo nada en contra de los militares, por razones obvias. Pero bueno es el cilantro, pero no tanto. Este poder militar, que cada día es mayor dentro de las esferas del gobierno revolucionario, es una bandera para la derecha. No tardarán en hablar de un “régimen militarista”. Dentro y fuera del país. ¿Eso es bueno o malo? La respuesta parece lógica. El militar es un ser que viene del pueblo. Es, como se dice, por allí, el pueblo en arma. No me queda duda de estas apreciaciones. Lo que si percibo es que cada día van más generales a puestos gubernamentales. ¿Eso es bueno o malo? Sea usted, lector, el juez.
Por ejemplo, la Corporación Venezolana de Guayana, una institución emblemática para los guayaneses, no sale de un militar al frente. Pregunto: ¿No existen hombres honestos y capaces, en Guayana? ¿No existen profesionales guayaneses, conocedores a fondo del proceso industrial de la CVG y sus empresas básicas? ¿Hasta cuándo tanto empirismo? ¿Hacia dónde llevan estos activos del patrimonio de los guayaneses? Pregunta final: ¿Qué es lo que quiere nuestro gobierno, con la CVG y sus empresas? ¿Convertirlas, aún más, en cascarones vacíos? Nadie sabe que le hizo está tierra a la revolución. Tierra que ha sido fiel al proceso en las diversos procesos electorales. ¡Se cansa Uno! Chao. ¡Volveré!