La Fiscal General, testaferros sin origen y el chinito de RECADI. Entre vivos y pendejos

La Dra. Luisa Ortega Díaz, Fiscal General de la República, se manifestó muy preocupada por el asunto de la corrupción. Lo que revela su sintonía con una buena mayoría de venezolanos que siente como si se estuvieran rompiendo las compuertas.

Por ese justificado estado de ánimo habló de riquezas súbitas lo que a su vez es indicador de negocios turbios. Pero, según su percepción, tales manifestaciones parecieran localizarse entre personajes allegados a determinados funcionarios que no aparecen haciendo ostentación de esas riquezas mal paridas. Por eso habló de testaferros, lo que equivale a decir que hay quienes están haciendo desde o valiéndose del gobierno, fortunas pero no aparecen sino que usan interpuestas personas o sea testaferros.

Resulta que el proceder como testaferro, según lo que entendí de la Fiscal, quien habló como muy incómoda por eso y sus razones tiene, no aparece tipificado como delito en nuestro cuerpo de leyes que, en este caso creo yo, muy lego en eso, pudiera ser el Código Penal. Justamente por eso se muestra enojada y pide se llene ese vacío que los delincuentes, quienes desde el gobierno delinquen y los que les sirven de testaferros, aprovechan para atragantarse de real. De esa manera ellos se llenan y el Código Penal, como los venezolanos, quedamos vacíos de justicia pero llenos de insatisfacción, por decirlo de manera edulcorada.

En verdad, el testaferro debe ser definido en la ley como un delincuente y sujeto a severa sanción penal, por todo y todo. Ha habido funcionarios públicos, ahora recuerdo dos aquí en Anzoátegui, en la época de la IV República, como siempre fue en esa época, uno de AD y otro de Copei, que después de “sacrificarse asumiendo altos cargos de gobierno”, como solían decir en ese entonces, habiendo hecho negocios a diestra y siniestra, reales que transfirieron ambos al mismo testaferro, para que al final, por cosas fortuitas de la vida, aquellos saliesen como entraron porque cuando fueron a reclamar “lo suyo”, se encontraron sin nada. Es decir, el funcionario se “esmera” cogiendo y sin medida, por más que sea corriendo sus riesgos y el testaferro o el heredero de éste, se va a gozar sus reales sin haberse expuesto para nada y sin que ni siquiera la duda que se genera en la malicia popular le alcance. En cambio el funcionario, aunque le sigan llamando don y abriéndosele puertas, habrá quien le señale porque las cuentas no le cuadraron.

Esa circunstancia, hasta como injusta, porque quien quiere comer guaraguaras debe mojarse el fundillo, obligó a la Fiscal General a pedir, por lo momentos sólo eso, se defina la condición de testaferro como delito. Lo que me pregunto es, si eso sucede, cómo se prueba que alguien es testaferro. Porque quien transfiere lo mal habido al testaferro, procura no dejar huellas. Lo que podría es abrirse averiguación, sea testaferro o no, a todo aquel que dé muestras de riqueza súbita y eso es más fácil, pues como dice el venezolano, se detecta porque quienes en esos delitos incurren se comportan como quien tiene gripe. Además, la ilegal, sucia, riqueza súbita, no tiene necesariamente que provenir testaferros y sólo de dudosos negocios con el erario público.

Lo que no entiendo es porque la Fiscal pone su énfasis en los testaferros. No quiero decir que no esté bien en lo que dice y solicita, sino que hable de testaferros con la entonación que no pone para quienes a aquellos habilitan. Es decir, quienes tienen testaferros, siendo miembros del gobierno al nivel que sea, parecieran para la Fiscal estar en un segundo plano. En mi pueblo solían decir muy procazmente, “hay prostitutas porque hay cabrones”. O lo que es lo mismo, hay testaferros porque hay ladrones que los generan y éstos, siendo funcionarios del gobierno, son doblemente responsables. Es menos indigno un asaltante de banco, no porque quien le roba a ladrón…., sino porque se juega la vida, que el banquero que lo roba desde dentro y tranquilo o un ministro en quien se pone toda la confianza.

Por eso, pese que la Fiscal dijo, como quien habla en un acto de apertura de fiesta patronal, en medio de bambalinas, petardos y música ensordecedora, “No nos vamos a detener ante quien cometa delito, sean un chino de RECADI o un alto funcionario de gobierno”, uno duda. Porque nos cansamos de aquello de “procederemos con energía caiga quien caiga”, “quienes estafaron a CADIVI con empresas de maletín pagarán por sus delitos”, mientras la lista pareciera ser tan larga que la culpa se disuelve y los culpables se escurrirán como agua entre las manos. Esta duda aumenta, cuando la Fiscal usó la habitual, estereotipada, lugarcomunesca expresión al revés, en lugar de empezarla por el alto funcionario de gobierno, lo hizo por el chino de CADIVI, perdón, RECADI y ya nos sabemos la historia. ¿Por qué sería? ¿Sería una traición del subconsciente y por aquello que en Venezuela siempre quien paga las vainas son los más pendejos?

Siempre lo dijo y lo sigue diciendo el venezolano, pero sólo lo resaltamos a partir del momento cuando lo dijo Uslar, “los venezolanos nos dividimos entre vivos y pendejos”, hasta en el subconsciente de la Fiscal.


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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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