Día del trabajo doméstico. No es una mercancía, es un vestigio de la servidumbre medioeval

La conversión de trabajadores  en asalariados pasó por la conversión de sus fuerzas de trabajo en mercancía. Ya el trabajador no vende su trabajo realizado con sus propios medios, sino la fuerza pura y simple que el capitalista le compra  a crédito.

Esas conversiones se llevaron a cabo durante la parte final del Medioevo tardío. Los trabajadores fueron despedidos por los feudales, quedaron sin techo y sin comida segura. Los artesanos se metieron a patronos de sus “cooperadores” o embriones de asalariados a tiempo convencional.

La Historia nos dice que fueron el comercio de los burgos, de las villas y el comercio transatlántico los grandes  impulsores de dichas conversiones. Al feudal le resultaba más rentable alquilar las parcelas que trabajarlas con siervos.

Así, la servidumbre fue convirtiéndose en proletarios, unos en artesanos libres y otros en asalariados más libres porque carecieron hasta de herramientas personales. Se  entiende una libertad sólo favorable a los burgueses o capitalistas incipientes  a quienes ya no interesaba mercadear productos de terceros, sino los  suyos propios a través de  la contrata de trabajadores a su servicio. La servidumbre feudal y doméstica se convirtió en servidumbre comercial y fabril.

Fue así cómo la fuerza de trabajo de los trabajadores se convirtió en un valor  de cambio. En paralelo, a medida que se desarrolla el modo burgués, el trabajo de la servidumbre quedó  limitado a labores caseras de la mujer y los hijos para la formación, conservación y mantenimiento de la familia productora de proletarios.

Así, pues, existe la servidumbre burguesa formada por  proletarios que, además de autoprestarse sus servicios caseros, se emplea como servidumbre de los burgueses y de aquellos asalariados que no pueden cubrir sus personales servicios domésticos, ocupados como se hallan en labores de fábrica o de trabajadores del comercio.  

La particularidad de estos trabajadores domésticos,  auténticos productores de bienes con medios ajenos-los del casero que los contrata-es que, si bien venden su fuerza de trabajo, sus servicios no se asimilan a valores de cambio. Se trata simplemente de valores de uso con los que no comercian sus empleadores  ni mucho menos la propia ama de casa con su autoservidubre.

El personal doméstico, cuyo día hoy se celebra en Venezuela, representa el vestigio más remoto de la servidumbre medioeval.



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Manuel C. Martínez


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