El sábado 19 de este, previo a la cita eleccionaria dentro de las filas del PSUV, publiqué una corta disertación sobre el posible resultado de este evento (http://www.aporrea.org/actualidad/a191812.html) y donde sin ser clarividente manifesté que “El pueblo opinó en su espacio vivencial y eso a mi parecer se reflejará en la convocatoria nacional de este evento electoral interno: habrá una abstención importante. El soberano siente, que a pesar de que no hay disidencia, en el PSUV están juntos pero no muy revueltos.” Conocidos los resultados, han salido innumerables analistas que examinaron desde sus ópticas el desenlace y esto produjo una diatriba entre los que consideraban estas cifras (no conocidas en términos absolutos, pero asumidas en términos de la convocatoria tangible) como muy macilentas y los que veían en ellas una participación de la democracia organizada en el PSUV: Pero, estos últimos en la mayoría de los casos no llegaron a criticar o analizar el contenido del artículo que decían lo preocupante de la famélica convocatoria, sino se dedicaron a denostar a la persona que lo escribió y publicó. La esencia de este evento es la opinión del soberano psuvista y la no participación en su gran mayoría debe ser tomada literalmente y sin cortapisa, como la expresión popular de un llamado de atención. Está desmotivación es lo que hay que analizar y no salirle a la torera sobre algo evidente, tratando de imbuir sobre los razonamientos que se han hecho el lugar común de que quien los emite, lo hace para perjudicar el proceso.
A pesar de mis contradicciones sobre algunas situaciones dentro del desenvolvimiento partidista y de la situación nacional, acudí ese domingo 20 disciplinariamente a ejercer mi derecho, porque con todas mis consideraciones, no podemos permitir que se debilite el respaldo político popular del gobierno que más satisfacciones y reivindicaciones le ha dado al pueblo. Estando en el sitio de votación a media mañana, me llamaron a mi teléfono para recordarme que como militante del partido debería acudir a sufragar y la joven que me hablaba sin parar, me manifestó que los patrulleros participarían automáticamente en la rifa de una moto. Cuando pude decir algo, le manifesté que acababa de hacerlo y ella me lo agradeció y finalizó la llamada. Meditabundo pensé, ¿cómo hemos llegado a esto? Aquellas entusiastas mareas rojas reivindicadas históricas, son historia. Y seguí preguntándome: ¿Pueblo, gobierno y partido (el orden no importa) somos realmente garantes del legado del Camarada Hugo Chávez? ¿Por qué las convocatorias son buenas en algunos casos y en otros no? ¿Por qué podemos analizar algunos eventos donde concurre el denominado poder popular y otros no? ¿El partido está hecho a la medida del pueblo o está medida se ha reducido? Son muchas las interrogantes y tantas o más las respuestas, pero hay que hacerlas y sobre todo hay que responder las que más repite preocupadamente el soberano.
No soy politólogo, sociólogo, encuestador o un docto o gran gurú del devenir político nacional. Soy de la vivencia mundana del quehacer diario, que no someto al escrutinio avasallante nuestro proceso cunado considero que se ha cometido un yerro. Considero a viva voz que Chávez, Maduro, el Gobierno Bolivariano Revolucionario y todo el estamento de nuestra inédita revolución es lo mejor que le ha pasado a nuestra patria y lo que moramos dentro de ella. Pero, nuestra preocupación no solo es por los errores cometidos, sino perder las bondades conquistadas que como pueblo nos merecemos y si aún podemos expresarla, lo haremos. Finalmente les digo que no se si hubo rifa y quien se quedó con la moto, pero si existió ganador bien merecido por votar.
Sin Chávez no hay Revolución, porque Chávez es la Revolución. Y Chávez somos todos y todos somos de esta Revolución Chavista.
Carlos J. Contreras C
Ingeniero
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