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Hace dos semanas le dieron con el Mazo a nuestro hermano Julián Conrado.
Se le incluyó en una lista como “Narcotraficante entregado a Colombia”. No quiero creer en la intencionalidad sino en la inobservancia del interlocutor, que, esperamos, debe haber ya tomado medidas y sanciones contra quien le incluyera a Julián en esa lista, haciéndole decir públicamente en su programa una sentencia agraviosa a un camarada que ya llevó bastante del bulto en nuestra patria.
Aún falta la valentía para reconocer la verdad y presentar las disculpas al menos, con el mismo mazo.
Julián Conrado no fue nunca un narcotraficante colombiano. Es un camarada cantor y guerrillero que cruzó la raya, la frontera en solicitud de asilo político y humanitario en la Venezuela Bolivariana, en la que debido a las políticas internacionales, no compartidas por muchos, pasó dos años y 8 meses injustamente detenido.
Un dardo envenado más es lanzado contra el camarada Julián Conrado.
Desde mi participación en la hermosa, solidaria y definitiva lucha que le restituyó sus derechos ante el grito incansable de las gargantas del pueblo, había venido guardando y compilando todo lo referente a aquella lucha, para crear la memoria histórica y publicarlas en algún momento. Hoy he apurado la culminación de una obra que se hace necesaria.
Junto a la Coordinadora Que no calle el Cantor, Fundalatin y todas y todos quienes acompañamos a Julián durante su prisión, queremos expresar de nuevo la indignación ante el nuevo y traidor ataque hacia su figura.
Aliprimereando es lo que anda Julián, cantando en donde pueda, como siempre. Comprometido en su amor a Bolívar, a Chávez y a los pueblos oprimidos.
Hoy he terminado este trabajo, reuniendo mis apreciaciones y las notas que recogen lo que fue una ardua lucha por Julián Conrado. En desagravio a la prisión injusta que vivió y a cualquier intento por demonizar nuevamente su imagen.
Se, por demás, que todas y todos los que aparecen en ella, como escritores, cantantes o artistas gráficos, estarán de acuerdo en que sus testimonios estén recogidos en este trabajo que he realizado para guardar en papel, reunido toda una historia de lucha por la dignidad.
Como una ola marina que se levantó con la furia de los océanos, que se fue llevando en sus aguas la rabia contenida, que se llenó en su atronadora presencia con las almas del pueblo exigiendo justicia, levantándose hasta la altura de la historia para reventar contra la ominosa frialdad de la burocracia y derrotarla de forma rotunda. Así quedó grabada en mi memoria esta jornada de lucha. Una lucha hermosa y humana, cálida por todas partes, amorosa como los cantos de nuestro Julián Conrado.