Escenario emocional en clave D

La situación de polarización política que vivimos y alimentamos ha generado dos versiones paralelas en torno a la realidad de un país fracturado en dos porciones, aparentemente irreconciliables. Conviven así una leyenda negra y otra dorada en correspondencia a la situación política.

En esa dinámica juegan un rol fundamental los medios de información en tanto actores políticos y parcializados narradores de la salud económica, la conflictividad social, los reajustes político-partidistas y la gestión de gobierno en general. Contexto vital, a partir del cual, se generan una serie de emociones colectivas que responden a las informaciones del ambiente que nos son relevantes y que prevalecen en un determinado momento.

Es posible hablar entonces de un clima emocional, suerte de estado de ánimo colectivo y relativamente estable, en el que predominan determinadas emociones y representaciones sociales sobre el momento actual y futuro de la sociedad venezolana.

El clima emocional -miedo o tranquilidad, seguridad o inseguridad, confianza o desconfianza, odio o amor -está condicionado por la situación social, económica y política, así como por los líderes políticos, los medios, los diversos agentes sociales que estructuran tal situación y, además, por la sensibilidad que hemos ido desarrollando ante tales estímulos.

Tradicionalmente la situación de polarización ha prevalecido sobre el clima emocional, condicionando la sensibilidad en torno a la situación del país al igual que las normas acerca de lo que uno debe sentir. Han coexistido dos claros y aparentemente inalterables escenarios emocionales: pro oposición y pro gobierno. Parecería sin embargo que la crítica realidad económica, social y política nos reencuentra en un estado de ánimo común en el que predominan emociones que reflejan y definen la actual coyuntura: Desaliento, Desesperanza, Desencanto, Desconfianza, Depresión, Dolor… Escenario emocional que, independientemente de la postura política, ha generado un cierto consenso, impregna las interacciones sociales y las tendencias a la acción.

Ese clima emocional, que parece trascender las fronteras de la polarización política, se constituye en una suerte de compartir social que nos provee de un marco de sentido común a partir del cual pasamos a entender las experiencias que vivimos.

¿Nos reencontramos en la crisis?



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Maryclen Stelling


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