Dios mío, ilumina al Presidente y a sus asesores económicos

A) El tiempo avanza. El tiempo no es recuperable. Se parece un poco al agua derramada. Podría resultar irreversible para el proceso revolucionario. Mientras más tiempo pasa, más se agrava la situación económica de Venezuela. Mientras más se tarden en tomar decisiones, la enfermedad avanza. Mientras más se “guabinee”, más confusión para los venezolanos y venezolanas. Mientras se hable “patrás” y “pá lante”, la confianza se evapora. Cunde la desesperanza. Y surge la duda. Cuando surge la duda los buitres políticos se aprovechan. Ellos se alimentan de los errores. Las fallas. Las omisiones. La ineficacia. Y eso sí que es malo para la preservación del legado de Chávez.

B) ¿Qué ha pasado con las medidas económicas anunciadas por el ministro Rafael Ramírez? ¿Han sido rechazadas por el asesor cubano? ¿La echaron para atrás? ¿Qué vaina es ésta? ¿Qué mamadera de gallo es esta? ¿Qué ha pasado con el sacudón económico? ¿Qué ha pasado con la unificación cambiaria? ¿Qué pasó con el aumento de la gasolina? ¿Miedo? ¿O confusión? Mientras tanto la situación se agrava. El aparato productivo sigue estancado. La escasez dependiendo de lo que importa el gobierno. Los dólares escasean para unos y sobran para otros. No hay rumbo. No se conoce la prioridad. Puro bamboleo, como dice la canción.

C) ¿De qué ha servido la Ley de Precios Justos? ¿De qué han servido las inspecciones que hacen a cada rato? Multas. Sanciones. Y cada día hay más escasez. Unos vivos se están llenando el buche. Por ejemplo, ¿quién controla a las panaderías? En esos establecimientos dejan sus churupos la clase media. Son los más visitados, por razones obvias. Allí suben los precios cada día. Inclusive hay algunas que abren con un precio y cierran con otro. La gente se arrecha. Pero se contiene. ¿Hasta cuándo se represan las arrecheras? Quién fuera adivino. Por lo menos para saber qué hacer. Los ríos cuando crecen se llevan lo que sea por delante.

D) ¿Qué pasaría si los precios del petróleo bajan? No lo quiero ni pensar. Pero pareciera que es eso lo que esperan los burócratas para darse cuenta que el tiempo avanza inexorablemente, y hay que actuar ahora. Mañana, podría ser tarde. Los escenarios mundiales están calientes. Y, de pronto, cualquier cosa puede pasar. En un abrir y cerrar de ojos los precios del crudo podrían derrumbarse. Y así que el gobierno revolucionario tiene que llamar a María. No a María Machado. La otra. Ojalá no suceda eso, antes de que se recupere nuestra economía. ¿Es recuperable? Si otros países han podido, ¿por qué no el nuestro? Si otros gobiernos, sin ser revolucionarios, han podido salir del fondo del barranco, ¿por qué no el nuestro?

D) Con este caos, se ha oxigenado a la pandilla de los 4. Están alzados. María Machado, Antonio Ledezma, Henrique Capriles y Leopoldo López están sacando provecho a la inercia. Al miedo. Y a la modorro mental de los asesores. La pandilla anda envalentonada. Habla duro. Intentaron robarse el conflicto de SIDOR. Pero les salió el diablo adelante. Guayana siempre ha votado bien. Lo ha hecho por la revolución. Pero las cosas las han hecho tal mal en la Corporación Venezolana de Guayana, como en las empresas básicas, que tengo mis dudas para próximos eventos electorales. ¡Ojo!, cuidado con una candelita entre los trabajadores de las empresas básicas. Alerto sobre un engaño en puertas a los empleados, trabajadores, jubilados y pensionados de la CVG. Después no se quejen.

E) Por cierto, ¿hasta cuándo envían mayores generales para la CVG y sus empresas? ¿Estamos hasta la coronilla que vengan los militares a hacer prácticas gerenciales en nuestras empresas? Qué se vayan a aprender para China. O para Rusia, la India, Irak, Siria o Cuba. La economía guayanesa está en terapia intensiva. Aquella otrora prosperidad se esfumó. Aquí lo que hay es inseguridad. Escases de alimentos y medicinas. Protestas. Cierres de calles y avenidas. Quema de autobuses. Con todo este desastre les estamos poniendo en bandeja de plata a Andrés Velázquez y María Machado las excusas abonaditas y todo para que levanten sus banderas demagógicas. No hay derecho. Y me despido con este viejo refrán: “Tanto da el cántaro al agua, hasta que se revienta”… Chao. ¡Volveré!


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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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