¡Llegó Pondrón! Así se anunciaba la aparición de un viejo robusto, posiblemente cuadrado, entrado en kilos. Algunos aumentaban de peso cuando se dedicaban a trabajos burocráticos en las oficinas interminables que casi siempre no servían para nada, pues la firma de papeles —decía doña Juanita— es responsabilidad de quienes se asoman a los tiempos de la vagancia.
Juanita replicaba de nuevo; "por eso los nuevos tiempos de los mayores deben de colocarse en movimiento". Refunfuñaba diciendo que las cosas se habían puesto al revés, pues las muchachas junto a sus familias las hacían casar muy temprano, justo cuando más broma lanzaban y la energía estaba muy joven.
La madurez, dicha y disposición son los años que nunca se pierden, pues es el recordatorio de todo hombre hasta que la distancia del tiempo los alcanza. Los días de la eternidad se agarran con el tiempo y estos son instantes eternos de la juventud los cuales no se acaban tan fácilmente. Por eso los mayorcitos se ponen pondrones porque entre otras cosas andan sin mucho oficio y sus vidas no son distintas, pues sus últimos años serán justo los de casarse.
Juanita decía: "acuérdense de la fuerza y la potencia, miren que a estos años no se llegaron para ponerse pondrones y olvidarse de la verdadera experiencia y que los sueños se sentían despiertos y no durmiéndose".
Para estar Pondrón había que comer cada mañana arepas de maíz pelao blanquito y amarillo. Se cuenta que en algunos de aquellos hogares se hacía diariamente hasta ciento veinte arepas, delgaditas, finitas y tostaditas.
En aquellos desayunos se servían litros de café con leche y muy de mañanita ya estaba flotando la nata que salía de leche recién ordeñada muy de madrugadita. Pero después de escuchar el Alma Llanera comenzaba la batalla por el desayuno. Allí se conversaba de todo y se hacían los grandes anuncios. Todo esto fue convertido con el tiempo en el homenaje al Pondrón. Había lencería para él y los kilos comenzaron a ser disimulados con unas camisas llamadas guayaberas las cuales se usaban por fuera.