Todos los desajustes técnicos de una economía responden al desequilibrio intersectorial del cual no se ocupa la empresa privada porque sencillamente ella se alimenta del caos del mercado, no de su armonía tecnoproductiva, aunque sí les preocupa las desigualdades en sus rendimientos de capital.
Ese equilibrio interproductivo es un tema aritmético, pero su carácter integral que abraza todas las empresas de los diferentes ramos en materia de bienes de producción, los de uso, los de consumo intermedio y final, lo convierte en una abstracción de segundo grado de difícil ingesta.
Por ejemplo, la oferta de cada sector, de los tratados en nuestra recientes entregas sobre Macroeconomía, no puede desligarse de la demanda de sus propios trabajadores, de sus correspondientes patronos, ni de la demanda que otros sectores hacen de su particular producción.
Nos valdremos de algunos cuadros estadísticos [1]con sus respectivos output e inputs:
Los datos de partida son los correspondientes a la igualdad entre la oferta de medios de producción para el sector productor de bienes de consumo final y la masa de dinero en poder de los trabajadores y patronos del sector productor de esos medios de producción:
c2 = v1 + pl1 (1)
En el cuadro 2, el sector I produce medios de producción, y el s. II, bienes de consumo final, de allí que:
c2 = 80. Esta es la oferta del sector I al s. II, y
v1 = 40, y pl1 = 40, representan la demanda de los asalariados y de los empresarios del sector I. Todo en términos de valor trabajo.(2)
Si los precios de venta final fueran iguales al valor de las mercancías, iguales a su costo en capital, entonces las tasas de ganancia de estos dos sectores resultarían desiguales entre sí y el sistema luciría desestabilizado, si bien se halla equilibrado porque el primer sector produce justo lo que el s. II necesita para sus operaciones productivas. Un sector recibiría una tasa = 13, 8 %, y el otro, 20%.
Para resolver esas diferencias, la competencia refuerza la oferta en el sector II, y merma la del I, con lo cual, para una demanda porcentual fija, los precios subirán en el s. I, y bajarán en el II. Para estabilizar el sistema sobreviene, pues, una desestabilización en el mercado: los capitales migran de un sector a otro, viene desempleo allá y sobreempleo acá, cosas así. Es de tenerse presente que si bien los capitales emigran de un sector a otro, la composición de capital no tiene por qué alterarse como podría pensarse si nos mantenemos en un nivel tieso de abstracción.
Al final de la estabilización, cuando las tasas resulten emparejadas, los datos iniciales habrán recibido las siguientes metamorfosis macroeconómicas, los valores de partida, los agregados en las fábricas, reaparecen transformados en precios de producción alcanzados en el mercado. Se habrá cubierto el ciclo del capital: D- M- P- M’- D’. (Capital dinero, c. mercancía, proceso productivo, capital mercancía y capital dinero).
(3)
[1] Data tomada de mi obra: PRAXIS de El Capital.