Es de inferirse que estamos en presencia del verdadero quintacolumna saturado de ambigüedades. Afirma que un medio no puede ser defensor a ultranzas del proceso (sólo alabanzas y amén a cuanto se le antoje al gabinete de turno), y por otro se disgusta porque algunos escritores señalen respetuosa sustentadamente cualquier camino torcido que a estos les parezca que toma el proceso en cuestión.
La realidad es sencilla: la defensa a ultranzas corre a cargo de quienes se benefician directamente con dichas políticas, a pesar de que estas sean perjudiciales tanto para el proceso como para el país, y el señalamiento y ataque a quienes le hagan al proceso objeciones debidamente sustentadas pertenece a la personalidad del verdadero quintacolumnista.
Semejantes quintacolumnistas actúan como acostumbra el *ladrón* en su carrera desesperada cuando grita: *cojan la ladrón, cojan al ladrón, con miras a confundir a sus espectadores.
http://www.aporrea.org/dameletra.php?docid=19299