Desde que nací, hace que jode tiempo, cada vez que subí al Ávila, hoy GuarairaRepano, me contaban tan solo que una vez Pérez Jiménez, había construido el teleférico y que este subía de Caracas y bajaba a Macuto. Que el Hotel Humbolt fue un espectáculo de hotel en aquel tiempo.
Que de paso le informo a Nicolás que sus dudas lingüísticas sobre el nombre de la montaña mágica, entre Caribes y Guaraníes, y los Tupí de Brasil, las leí claritas, en los excelentes libros de geografía e historia de la Colección Bicentenario que repartirá 30 millones de excelentes textos a nuestro estudiantes.
La idea de recuperarlo me fascina. Al igual que la grandiosa obra del Hotel que se construyó en el tope de nuestro GuarairaRepano, el Humbolt. Pero no sé si unir los dos bulevares, de sábana grande y Macuto, servirá un carajo para paliar la escasez o la guerra económica.
Si de verdad estamos tan solventes, y soy yo el equivocado o paranoico, pido disculpas. Pero es que creo que priorizar obras es prioritario y que valga la redundancia.
Todo el mundo dice que Nicolás no tiene dólares. Que se le debe hasta la manera de caminar a las líneas aéreas, por poner un caso. Que la fábrica de perforadores de pozos petroleros está parada, que la harina pan que producimos no alcanza, que hay que promover con urgencia la producción socialista.
¿Será que si hay dólares y que sobran como para darnos el tupé, de rescatar esta hermosa obra?
Yo simplemente quería opinar, pues pienso que la correcta administración de la escasez es importantísima en el mapa político actual.
Un aplauso a Nicolás y al ministro más chévere de su gabinete si es que podemos darnos este lujo.
Mi paranoia ante el embate feroz del imperio me hace decir, ¡epa! ¿Qué vaina es ésta?
Simplemente.
Chávez, corazón del pueblo.
¡Hasta la victoria, siempre!