La guerra imperialista contra la Patria de Bolívar y Chávez, contra su pueblo, se acentúa y, pese, algunas medidas drásticas que ha tomado el Presidente Maduro y su equipo de gobierno, la cosa pareciera estar intacta. Al desabastecimiento de alimentos, ahora se le une el de las medicinas, acompañada de toda una campaña de terror con linderos no solo nacionales sino internacionales. Desde Miami o España se originan las mismas, las cuales después de recorrer el planeta terminan llegando a nuestra Patria, como decimos en criollo, el último en enterarse es el marido o la esposa, pese a lo pesado de los cachos. El Presidente Maduro, ha tenido claridad en percibir la gravedad de lo que ocurre, pero, parte de su equipo, pareciera estar en otra dinámica, ejemplo de ello, fue el caso del ex ministro de salud Francisco Armada, quien nunca se enteró del desabastecimiento de las medicinas; ahora, su nueva ministra Nancy Pérez, médica de profesión, desestima la presencia del chikungunya, mientras decenas de venezolanos y venezolanas se ven afectados por esa virosis, desconocida para venezolanos y venezolanas, en los años que nos precedieron. Esa infortunada declaración, de la ministra Pérez, tuvo que ser enmendada por el Presidente Maduro, quien se vio obligado a solicitarle a sus colaboradores acentuar la campaña de fumigaciones en el territorio nacional, para así disminuir la incidencia en nuestro pueblo de dicha enfermedad, contradiciendo con ello, lo declarado por su nueva ministra.
La experiencia negativa que está teniendo nuestro pueblo con la burguesía comercial, lejos de propiciar la armonía entre ambos sectores de la sociedad venezolana, está generando escozor, por decir lo menos, contra ese sector de la burguesía. En días pasados, nos comentaba una compatriota quien, en Mikro Agua Salud, Avda. Sucre de Catia, entró a comprar algunas cosas, la oferta de bienes no era muy amplia, pero compró algunas cositas, en la cola que tuvo que calarse por cerca de una hora, pues, una sola cajera atendía unas de las tres cajas dispuestas para atención al público. Casi explota contra uno de los empleados que justificaba el desabastecimiento, debido a que los chinos no le estaban enviando mercancías a Venezuela, porque su gobierno es mala paga. Locura del empleado de dicha cadena de venta de alimentos? No creemos, si nos tomáramos la molestia de revisar los medios de esa burguesía conspirativa, seguramente, encontraríamos las razones de la campaña de ese empleado de Makro, que viene a ser lo mismo que Mikro. Por lo pronto, convendría a la SUNDDE atender esta denuncia y hacer una inspección sorpresa, a ese local comercial y verificar las colas, producto a que no atienden las tres cajas dispuestas para la atención al público, sino una sola caja.
Guerra Económica, Guerra Biológica, la actuación imperialista viene a ser la misma. Pues, si en el ámbito de la economía se vive una lucha a muerte entre dos modelos antagónicos de economía: el capitalista rentístico y el socialista humanista; en el plano de la salud, la batalla es entre el modelo capitalista de salud sustentado en el sector privado capitalista (servicios privados de prestación de salud) y el sistema público de salud. No tenemos la menor duda que, al igual que sucede en el ámbito de la economía; el servicio privado de salud, se ha venido imponiendo sobre el público. Hasta tal nivel que, en organismos de la Administración Pública, funcionan servicios de atención en materia de salud, como el anunciado por el camarada Diosdado Cabello en su programa de los jueves, donde rendía cuentas de los casos atendidos a través de la Oficina de Atención Ciudadana de la Asamblea Nacional: “ha resuelto 1.200 casos de salud […] mientras que, están en trámites para ayudas médicas 612 casos”. Y al igual que, en la Asamblea Nacional, el camarada Nelson Merentes en el BCV, tiene una Fundación que también otorga ayudas médicas. No objetamos dichas ayudas, sino que, la existencia de las mismas, no es más que la demostración de que no contamos con un Sistema Público de Salud acorde la millonaria inversión que, en estos quince años de Revolución Bolivariana, se ha invertido en ese sector. Al respecto, importante compartir la experiencia de una compatriota que se dirigió a la Fundación del BCV en búsqueda de ayuda económica para operarse de una hernia inguinal, tras intentar obtener ayuda médica en hospitales y nada que nada. Al entrevistarse con los funcionarios de la Fundación del BCV, éstos le indicaron que, para su caso, no podían otorgar ayuda económica, ya que se trataba de una operación de índole ambulatoria. Los funcionarios tuvieron una actitud solidaria e incluso le recomendaron trasladarse al Hospital de El Llanito, hasta el nombre de un funcionario le dieron, para que hablara allá. Lo cierto fue que, la compatriota aceptó las razones de los funcionarios del BCV y se trasladó al Hospital de El Llanito, su encuentro con la burocracia hospitalaria no fue muy receptivo, casi que, ni la atienden, y le daban esperanza de operación hacia el 2015. Desesperada en su dolencia, se dirigió a los camaradas de la Asamblea Nacional, quienes en cuestión de dos semanas le solventaron su solicitud de ayuda económica para operarse de su hernia. Lo paradójico de toda esta situación descrita, es que, quien termina beneficiándose de las dolencias de nuestro pueblo, son los comerciantes privados de la salud, valga decir, termina es fortaleciéndose el sistema privado de salud.
En el ámbito de la salud, el Sistema Público de Salud aún es una utopía que no termina de nacer y consolidarse para bien de nuestro pueblo. El impulso que le dio el Comandante Infinito, Hugo Chávez, quedó en solo eso, un buen impulso. Con la ayuda de los hermanos cubanos, se pudo crear una buena infraestructura a nivel de atención primaria de salud, con los Barrio Adentro, CDI, SRI, incluso el Comandante avanzó hasta las Clínicas Populares. Una sólida infraestructura se fue creando durante estos últimos catorce años de Revolución Bolivariana, con la ayuda de los hermanos cubanos. No obstante, ese impulso se detuvo hace pocos años, y la Revolución que avizoraba insertarse en el campo de la salud, fue deteniéndose hasta la fecha en que lo que parecía ser el sustento del nuevo sistema público de salud, pasó a convertirse en un micro sistema marginal dentro del contexto del sistema público heredado de la cuarta república, caracterizado por altos índices de corrupción, mala atención al paciente y, por ende, altas tasas de mortalidades. Ese sistema aún subsiste, y podemos encontrarlo cuando nos dirigimos al Hospital Clínico Universitario, por ejemplo. Si eres funcionario público de un ente representativo del Gobierno Nacional, como por ejemplo, un maestro, te atenderán de lo peor, pues, te supondrán chavista. Así le ocurrió a un familiar nuestro, quien tuvo que armarse de mucha paciencia y abstenerse de responder las provocaciones de los médicos de dicho hospital, quienes no se abstienen de maldecir esta Revolución en sus rondas por los pabellones. En el HCU de Caracas, nuestro paciente tuvo que colocar insumos médicos para poder estar con cierta comodidad en la cama hospitalaria que le asignaron, hasta medicinas tuvo que comprarse mientras esperaba, por cerca de dos meses, para que le operaran de la próstata, muy pocas ganas le quedaron de volver a reencontrarse con el Sistema Público de Salud que hoy tenemos los venezolanos y venezolanas, para nuestra desgracia.
Ahora, la mala atención no es solo propiedad de nuestros hospitales públicos, bien podemos afirmar que se ha filtrado al sistema público que se vino creando con los hermanos cubanos. Así nos lo reporta una compatriota, que acudió a realizarse su examen de la vista en el ambulatorio ubicado en el 23 de enero, parque del Bloque 37. Dejando de asistir a su trabajo, una vez que se hizo su chequeo de la vista, la compatriota cubana le comunicó que regresara la semana próxima a retirar sus lentes, que no se lo entregaba de inmediato porque el equipo estaba dañado. Pidió su permiso respectivo, pero esta vez para retirar sus lentes. Esta segunda vez, su encuentro con la burocracia de la salud, no fue tan afortunado como la semana antes. Otra compatriota cubana le recibió, ésta vez, el trato que caracteriza a nuestros hermanos cubanos no era el afable que los caracteriza, sino agresivo y altisonante, se olvidaba esa compatriota cubana que, por las venas de este pueblo, corre sangre de Guaicapuro, Miranda, Bolívar, Sucre y Hugo Chávez, y nadie, por más hermano que sea, va a venir a nuestra Patria a regañarnos y mucho menos a insultarnos. Al final de la discusión, entró a mediar la otra compañera cubana, que supo enderezar los entuertos, y conciliar las partes. Actuación, que se vino a menos, pues, después de esperar cerca de una hora le entregaron unos lentes que no se correspondían a los resultados del examen practicado la semana previa, la molestia de la compatriota no se hizo esperar hacia los hermanos cubanos, no quedándole otra alternativa ahora, sino acudir al sistema privado de salud con sus altos costos. Nuestro llamado a quienes dirigen la actuación de los médicos y médicas cubanas en dicho ambulatorio del 23 de enero, a revisar la actuación de quienes al pisar territorio de Bolívar y Chávez, se convierten ipso facto en Servidores Públicos, no en agentes de un país invasor. La fraternidad y hermandad, que caracterizó a los médicos y médicas cubanas, pareciera ser cosa del pasado; el llamado es, a la revisión permanente, una persona, una mala actuación, bien pudiera crear situaciones hostiles de nuestro pueblo hacia quienes vienen a nuestra Patria en un gesto de gran amistad y solidaridad.
No tenemos la menor duda que, el Comandante Chávez, hizo un enorme esfuerzo para crear a favor de nuestro pueblo un Sistema de Salud Público, enormes sumas de recursos en dinero fueron destinados para ese fin. No obstante, los resultados están a la vista, nuestro pueblo prefiere asistirse en el sistema privado y hace los sacrificios que tenga que hacer para el logro de tal objetivo. El mismo Estado, incluso, es consecuente con esa tentativa, ya que destina miles y miles de millones de bolívares en HCM para tal objetivo. Y si se les ocurriera solicitar la opinión de esos millones de trabajadores y sus familias, beneficiarios de esos HCM, la respuesta, sin duda alguna, sería la de mantener privatizado sus servicios de salud. El modelo capitalista de salud, es excluyente y perverso, pues solo atiende al que tenga recursos para cancelar su factura de servicios. El modelo incluyente socialista, reclama de un Sistema Público de Salud que funcione y que le atienda gratuitamente, con calidad. Con esos miles, miles y miles de millones de bolívares, que ha destinado la Revolución Bolivariana para el sector salud, es hora que tuviéramos un modelo salud de altísima calidad, igual o superior al que cuentan los hermanos y hermanas cubanas, entre los mejores del mundo. Ahora, que el camarada Presidente Maduro, nos habla de avanzar al Socialismo bajo el impulso de 5 Revoluciones, entre las cuales, el tema de la Salud pasó desapercibido, aprovechamos estas líneas, para llamar la atención sobre este tema de primer orden. La vida de un pueblo, su salud, sin ella no hay Revolución posible. Una sexta Revolución hace mucha falta, la Revolución de la Vida, la Revolución de la Salud.