Como en la famosa película de Disney llamada Fantasía, en la cual el aprendiz de brujo Mickey desata una vorágine de fuerzas ocultas incontrolables, la derecha venezolana sufre otra hecatombe junto al par de aprendices terroristas que fueron expulsados de Colombia. Esta vez, los videos incriminatorios publicados pararon con creces el intento de alboroto mediático por parte de los consuetudinarios abogados de estos pichones de la violencia. Silencio guardó Antonio Ledezma, después de darle un decidido apoyo en las “redes sociales” al pichoncito Lorent Gómez Saleh, igual al que dio cuando este promovió una huelga de hambre frente a la sede de la OEA, así como silencio han mantenido los diputados opositores Julio César Reyes, Francisco Soteldo y Miguel Ángel Rodríguez (más la MUD, MID y secuaces en pleno) que cerraron filas con la juvenil joya del terrorismo al rechazar, en plenaria de la Asamblea Nacional, su detención en el 2011, por considerar que se le “violaban sus derechos humanos.”
Ahora, sectores de la ultraderecha venezolana, evidentes promotores de la violencia de calle, se desmarcan de los aprendices imputados, en un gesto que denota el permanente tira la piedra y esconde la mano de los opositores. Los bisoños terroristas ahora imputados tras las rejas, comprobados discípulos de Álvaro Uribe Vélez, merecen no solo el repudio, por confabularse con conspiradores extranjeros, sino también nuestra lástima al ser traicionados cobardemente por sus mentores. Voluntad Popular, le exige explicaciones al joven Gómez Saleh y JAVU, en comunicado público, declara su “más categórico rechazo a cualquier individualidad o agrupación que pretenda utilizar la violencia e inmiscuir a extranjeros con esos fines en los asuntos de los venezolanos”. Con menos dignidad que las hermandades mafiosas, solidarias en sus actividades criminales, esta gente hace leña del árbol caído, con tal de seguir manteniendo la apariencia que nadie les cree.
Un factor a tomar en cuenta en el caso que nos ocupa es el complicado curso que están tomando las denuncias contra Álvaro Uribe en Colombia. El otrora omnipotente mandatario, importante ficha del Departamento de Estado contra la Revolución Bolivariana, hoy enfrenta acusaciones en el congreso colombiano de ser promovido, y a la vez, entusiasta gestor del narcoparamilitarismo. El gobierno del presidente Santos, además de hacer un gesto de buena voluntad para con el presidente Maduro, quiso dejar en evidencia los nexos del acusado expresidente con los promotores del terrorismo en Venezuela. Mal momento político este para paramilitarismo en Colombia, cuando se suman las pruebas y acusaciones de connotados y variados representantes políticos colombianos contra su financista inicial, tildándolo de huir del debate como “sanguijuela por alcantarilla”. Y mal momento también para la derecha en tierras venezolanas, cuando a la desintegración general de la MUD, se le agrega el encarcelamiento de la joven militancia violenta fascista prouribista, puesta en evidencia sin lugar a dudas para nadie.
Una última reflexión. Los encarcelados Gómez Saleh y Valles son, por pantalleros, imprudentes e inmaduros, el eslabón más débil de la cadena, la punta del infernal iceberg fascista que el gobierno bolivariano ha denunciado reiteradamente. Debemos estar alertas. La contrarrevolución ha sufrido una derrota tras otra, pero seguirá cada vez más demencial en sus aviesas intenciones.
Miembro de la Dirección Nacional del PSUV.
Diputado a la Asamblea Nacional.
Presidente del Instituto Venezolano de Solidaridad y Amistad con los Pueblos.