El concepto de comuna, tal como se reivindica hoy desde las izquierdas y las revoluciones de inspiración marxista, se centra en la organización y fenómeno social que convirtió en gobierno a la clase trabajadora que se alzó en París el año 1871. Esta experiencia de gobierno socialista, el primero con referencia histórica, se ha convertido en una manera de imaginario que acepta a la organización comunal como organización del proletariado que, como clase, se impone por sobre un gobierno burgués.
Desde entonces hasta ahora, incluyendo el caso del gobierno revolucionario bolivariano, declarado socialista por nuestro líder y Comandante eterno Hugo Chávez, muchos procesos movidos por principios de clase proletaria han intentado establecerse, por oposición teórica al capitalismo, en socialismo. Lo que siempre ha faltado, en todas las experiencias históricamente conocidas, es que los procesos de producción se hayan dado, en su totalidad, de manera diferente a la capitalista.
Dicho de otro modo, un gobierno socialista debe ser la consecuencia de una producción (también distribución y consumo) de los bienes de y para la humanidad, en condiciones de igualdad, sin explotación, sin alienación, sin plusvalía para el explotador. No la causa. Sin embargo, gobiernos de inspiración socialista, deberían contribuir en todos los sentidos, con el desarrollo de experiencias productivas que superen al capitalismo como explotación entre los seres humanos. De allí que la inclusión, la organización comunitaria y el fortalecimiento de la equidad social, sean pasos necesarios de avance, tal como ocurre en la Revolución Bolivariana, desde sus inicios.
El recuento precedente está hecho, a manera de reflexión, por el importante peso que, en nuestra revolución, tienen las comunas. Incluso, el recién instalado Tercer Congreso Nacional de Cultura ha establecido el concepto de cultura comunal como la expresión más importante de la Revolución cultural. A partir de aquí se esperan desarrollar políticas de Estado para el período de gobierno comprendido entre la fecha presente y el año 2019. Es así como nuestra preocupación, que hacemos pública por este medio, se suma a la que leímos en el editorial La voz de la casa, del semanario de las culturas en Venezuela, Todasadentro que hace una propuesta de “Cultura de radicalidad indígena”.
Al respecto señala el editorial de la aludida edición 532 del semanario, que se solicita incluir, en el debate, “cuanto antes, la definición de comuna que es inherente a la organización cultural de nuestros pueblos indígenas”. Esto, también a nuestro entender, es imperativo en el debate presente. Por ello el comentario a los conceptos eurocéntricos siendo que tenemos experiencias “endógenas” de nuestros pueblos originarios, que definieron sus cultura, su producción, distribución y consumo de bienes, en condiciones de igualdad, aunque no se llamasen socialistas.