Editorial
Con todo respeto, señor Presidente, pídole que salve a Guayana. Está región le debe su desarrollo, su crecimiento, inclusive, a la conformación de una ciudad moderna, como Puerto Ordaz, a la Corporación Venezolana de Guayana. Personalidades venezolanos y extranjeros, que ha luchado por el engrandecimiento de la región, están esperando desde hacen 15 años que tomen en cuenta a la CVG y a sus empresas filiales. El Presidente Hugo Chávez habló de un “Proyecto Socialista” para Guayana. E inclusive la llamó “La Guayana Socialista”, como alternativa no petrolera del país. Pero todo se ha quedado en ideas que se las ha llevado el viento, y en proyectos que fueron a parar al cesto de la basura. Y el caso más grave, que afecta a todos los venezolanos y venezolanas, jóvenes, niños y niñas, es la grave escasez de medicamentos. Apareado a estos problemas, como si fuera poco, está la baja en los precios del petróleo. ¡Sálvenos, Presidente!
1.Hay que investigar y fiscalizar
En primer lugar se debe investigar que han hecho con la inmensa cantidad de dinero que el Estado ha enviado tanto a la CVG, como a las empresas para fines concretos: honrar los pasivos laborales y adecuar, tecnológicamente, a las empresas. Pero resulta, señor Presidente, que ni lo uno ni lo otro. No poseo pruebas de hechos de corrupción, pero cuando el río suena es porque piedras trae. Es voz populi, que varias altos funcionarios se han enriquecido con esos dineros. Entonces, señor Presidente, para salir de esa duda hay que iniciar una profunda investigación que arroje resultados, sin que éstos sean manipulados. Por el bien de Guayana, y por el bien del país, hay que investigar y castigar a los ladrones. Por otro lado, se requiere una continua fiscalización, de manera de tener un mapa exacto de lo que se hace y se deja de hacer en estas empresas. Hay que involucrar a la comunidad, a través de las UBCH, en la vigilancia de los recursos que son entregados a estos funcionarios, y luego ni lavan ni prestan la batea. Urge, señor Presidente, un sacudón de verdad, verdad en la Corporación Venezolana de Guayana y sus empresas (salvo que haya funestan intenciones con esta región). Pero una cosa sí le digo: un quiebre de estas empresas, es llevar a la región a un estado caótico. Y le recuerdo que en este Estado siempre ha ganado el chavismo. Pero tanto da el cántaro al agua hasta que se revienta.
2. Vienen días duros para Venezuela
Todo parece indicar que lo que viene es “enea”, como se dice popularmente. Eso es lo que perciben, casi todos los venezolanos y venezolanas. No se ha podido controlar la guerra económica. A pesar de los controles y de las leyes en funcionamiento. La ley de Precios Justos, por ejemplo, no pie en bola con la especulación. Los productos, del tipo que sea, aumentan de precio de un día para otro. Y no se diga de la escasez, especialmente, los medicamentos. ¡Ojo, pelao! Se trata de la salud de la población. Conozco personas desesperadas porque no encuentran, en ninguna parte, sus medicamentos, bien para la circulación, bien para la hipertensión. Para nombrar esos dos productos.
A los problemas existentes se les agrega la baja de los precios del petróleo. Esta vaina es la que faltaba, para que se suba la gata a la batea. El Presidente Maduro habla de un plan de contingencia para contener los efectos del problema. Pregunto: ¿Quién conoce, en Venezuela, ese plan? ¿Es un plan secreto? En efecto, las cosas están bien feas. Y no me vengan conque le estoy arrimando una para el mingo a la canalla. No. Mil veces no. Lo que está a la vista no necesita anteojos. ¿Saben que hubiese hecho Chávez en un caso como este? Ya hubiera agarrado un avión y estuviera haciendo contacto con los líderes de los países de la OPEP e inclusive con los que no forman parte de este organismo. Todo para preservar un precio del barril justo. La canalla está brincando en un solo pie. Entre la escasez de todo, los errores de los ministros y la baja del precio del crudo, está el gran aliado de la oposición en su intento por ponerle la mano al “coroto”.
3. Presidente: su responsabilidad es grande
No es fácil lo que usted tiene en sus manos. Se trata de salvar a Venezuela de la hecatombe, en primer lugar. Y preservar el legado de Hugo Chávez, en segundo lugar. Repito, no es nada fácil la situación para usted, para sus ministros y para el pueblo chavista. A mi modo de ver las cosas, no estoy exagerando en nada. No suelo decir cosas por decirlas, sin sentido y sin base alguna. He oído, Presidente, a gente del pueblo. A los de a pie. A esa gente que ha votado siempre por el chavismo, y que habitan en los barrios más populares de Ciudad Guayana. Los he oído lamentarse en una cola del Abasto Bicentenario o en las de Pdval. Se quejan de la situación. Ellos también se enferman y no encuentran los medicamentos. Ellos también van a las panaderías. Ellos también desean tener un televisor, una nevera, un horno eléctrico, una lavadora, una secadora, y hasta un carrito. Pero satisfacen esas necesidades, más que deseos. Usted tiene la palabra, Presidente Nicolás Maduro… ¡Pero, sálvenos! Chao. ¡Volveré!
Puerto Ordaz, 23 de octubre