Cada uno de los factores de la revolución bolivariana tendría que acompañar desde ya y decididamente la conformación de las comunas. Sin embargo, los mismos deben tomar en cuenta que ello no significa en modo alguno que las comunas y, por extensión, las demás formas organizativas del poder popular tengan que subordinarse, en parte o por entero, a aquellos intereses que serán siempre ajenos al ejercicio pleno de la democracia participativa y protagónica, ya que esto sería retrasar insensatamente el protagonismo del poder popular y, por consiguiente, sería darle vida a las mismas prácticas clientelares y burocráticas que caracterizaron en el pasado a los gobiernos reformistas de AD y COPEI. Para que tal cosa no ocurra, las comunas y las demás formas organizativas del poder popular están obligadas a adoptar una fisonomía y un contenido verdaderamente socialistas, con lo cual podrán entonces incidir directa y decisivamente en los diversos cambios que tienen que implementarse y que transformarán radicalmente al Estado burgués-liberal vigente, convertido en uno más cónsono con la práctica y el discurso revolucionarios. Las comunas representan, en este momento, la punta de lanza para la consolidación definitiva del proceso revolucionario bolivariano socialista, conformando espacios de convivencia, participación, solidaridad y acción revolucionaria en continuo debate y renovación.
De ahí que sea importante saber interpretar el momento histórico por el cual atraviesa Venezuela en la actualidad, considerando el malestar innegable que existe a nivel de las bases populares respecto a la actuación de los burócratas y oportunistas de la administración pública; sobre todo, conocer algo más de más cerca los errores, las deficiencias y las debilidades del proceso revolucionario bolivariano socialista, lo que le permitiría a cada chavista y revolucionario determinar con una mayor exactitud la manera de enfrentar las arremetidas de la contrarrevolución, tanto las internas como las externas, así como establecer una estrategia y unas tácticas que coadyuven a superar la coyuntura creada por ésta, especialmente en materia económica. Al respecto, chavistas y revolucionarios deben mancomunar esfuerzos y respaldar, si se quiere, de forma extrema, las medidas hasta ahora implementadas por las autoridades nacionales, a fin que se reduzcan los problemas suscitados, por ejemplo, con el abastecimiento de varios productos en el país y recuperar los espacios que, por una u otra razón, se habrían abandonado, dándole oportunidades a la oposición.
Por ello, la constitución de las comunas -lo mismo que las diferentes formas organizacionales del poder popular- tendrían que alterar significativamente todo lo existente, haciendo prevalecer en todo momento la soberanía del pueblo, y aprestarse, además, a defender con mucho celo la independencia que ha de caracterizarlas respecto al Estado. Esta tendría que ser entonces su orientación principal. De ser otra, el viejo sueño socialista no será jamás posible, aun cuando exista la mayor disposición para alcanzarlo, reduciéndose todo a un simple reformismo que no afectará en nada el modelo de civilización vigente, construido a imagen y semejanza de la lógica capitalista y, por consiguiente, incompatible con las aspiraciones populares de beneficiarse de un mayor grado de democracia, igualdad, justicia social y libertad, sin exclusiones de ninguna clase.-