Aun cuando el Diputado Guido Ochoa no necesita defensores

A la oposición que escribe en Aporrea contra el gobierno se le ve muy rápido la costura

Es el caso  de un tal Ricardo Basoalto Reyes (que debe  ser un seudónimo) quien escribe  por primera vez a nuestra página web, tratando  de infiltrar  su bilis  contra  El Socialismo  denominándolo “epíteto”, o  sea grosería y  se aprovecha  de un Proyecto  de Ley, todavía  no discutida, para enfilarse  contra el Diputado  a la Asamblea  Nacional por  el Estado de Mérida, Dr. Guido Ochoa Gravina.   (http://www.aporrea.org/tecno/a199351.html)

Repito  que  el Diputado  Guido Ochoa, baluarte  moral  de nuestra  revolución, no necesita  que yo salga  en su defensa, pues durante  más de 50  años  de lucha  revolucionaria  ha sabido  construir  un legado  honorable  y  consecuente  para  su familia, para  la universidad de los Andes  y para el Estado  que  lo eligió como su diputado. Ocupo mi tiempo para  desenmascarar  a  militantes furibundos  de la  oposición  que usan nuestra página  web para  atacar  al gobierno  y   a  sus dirigentes más preclaros, tratando  de abrir  brechas  contra  nuestra revolución y  además  haciéndose  pasar  por  revolucionarios, chavistas y algunos hasta  de socialistas.

Lo  primero que destaca  el  artículo de marras, es el nombre  del presunto autor: “Ricardo Basoalto”, dando  a entender que NO VIENE DE ABAJO.   Ël es un B A S O  A L T O.

Lo segundo  es destacar  su  presunto origen chavista  cuando  dice que: “Cuando nos referimos al Legado Chávez, no estamos haciendo alusión a una simple frase o consigna que acomodamos a nuestra conveniencia. A diferencia de lo que pudiera pensarse, tal alusión implica un compromiso moral y ético con los esfuerzos realizados por el Gigante Hugo Chávez, por transformar cada pequeño espacio de la vida diaria”.  Con esta  introducción piensa  que  se la  comió y  que  todo  lo que  siga  diciendo  va a tener aceptación  entre  los  que  seguimos  este  proceso  desde hace más de  15  años  y trata  de rematarnos  con esta frase: “No es un detalle menor hacer alusión al hecho de que para hablar o referirse al Legado de Chávez hay que tener presente que ello implica la concienciación de valores y responsabilidades que no se pueden asumir a la liguera”.

Despejado  el camino y ya  embobada la audiencia(piensa él)  ahora  hay  que  ir  a fondo, se dice para  sus  adentros y deja  colar  esta  pildorita: “Imaginen ustedes lo que implica castrar dos de las fuentes primordiales del Legado de Chávez: el escuchar al pueblo y no asumir con guáramo los errores que cometemos”.

Considerando  que  ya  al toro  se le ha hecho la faena, pide  el capote  y la espada  para  entrar  a matar y le lanza  la primera estocada: “Estas referencias las hacemos a la luz de toda la controversia dimes y diretes que se han generado con, primero la proposición y luego, la posterior aprobación de la Ley de Ciencia y Tecnología, cuya maniobras políticas estuvieron dirigidas por el diputado Guido Ochoa. Nos preocupa profundamente todo el ruido que se ha generado por la imposición de una Ley que, en primer lugar, no contó ni cuenta con el consenso del colectivo nacional y, en segundo lugar, ha causado más oscuridad que claridad particularmente porque todavía se sigue creyendo que toda institución va a cambiar por el solo hecho de colocarle la palabra socialista.”

Se dá  cuenta  que  el toro no se fue  de cabeza  como había pensado y entonces  toma posición  y se la  juega  todo, cuando enfila otra vez la  espada y:  “Es decir, ingenuamente se cree que, por ejemplo, el IVIC será un instituto de ciencia al servicio del pueblo porque se le agregue el epíteto ya mencionado”. Si  el lector  acepta  y no reacciona  ante  el hecho  de que  alguien defina  la palabra  socialista  como un epíteto o grosería, el mandado  está  hecho.   

Es allí  donde  el opositor encubierto  se deja ver la costura, pues ningún revolucionario socialista,  va  a permitir  que  cualquier  imbécil  venga  a su casa  a insultarlo  y no  va  a  encontrar una  respuesta adecuada.

Yo  sé  que  algunos  revolucionarios  me  van decir  que no me ocupe  de esas bagatelas  y no le demos  importancia  a quien no la tiene, pues  estos  opositores  sólo  quieren obtener notoriedad  cuando  nosotros   los  sacamos del anonimato.   Discúlpenme  los  que  así piensan,  pero  yo pienso  que al enemigo  encubierto hay que  desenmascararlo y al que presenta  batalla sin mascaras  hay  enfrentarlo con argumentos  y si se presenta  armado, hay  que darle  hasta  con la cédula.

Si alguien  está  interesado  en conocer el contenido  del proyecto de Ley, donde está involucrado  el IVIC, que busque  en la página web de la Asamblea Nacional, éste  no es el objetivo  de este  artículo.



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Juan Veroes


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