Pildoritas 222 (año VII)

¿Por qué no se notan los resultados?

¿Por qué tan caro?, es la pregunta más repetida en este país, se puede afirmar sin ningún género de dudas, en toda la historia nacional, y las respuesta generalizadas, entre otras son: “Pregúntele a Maduro”, “porque tenemos patria”, ”es que el producto es importado con dólar libre, negro, paralelo, etc.”, lo que no dicen es que, o que son simples revendedores con fachada falsa, pues no le compran al importador, ni son importadores directos, sino un eslabón más de la cadena que encarece cualquier producto, sea venezolano o de cualquier origen.

Como todo lo que podría ser controlable, marcha al garete y cada quien hace lo que le viene en gana, porque sabe que solo por casualidad le va a caer la Ley, o porque logra comprar la protección de funcionarios venales e inescrupulosos, para nunca tener que enfrentar las sanciones, a que se hacen acreedores por sus abusos.

Es lo que, sin ser muy observadores, sucede aquí como una costumbre instituida, igual que con los llamados controles contra el contrabando, razón por la cual, después de la línea fronteriza nuestros productos, venezolanos o extranjeros, incluso los traídos por importaciones desde Colombia, se consiguen a montones como si pasaran por un túnel subterráneo indetectable, pues si los funcionarios, altos, medios y bajos responsables del control no han podido evitar esta realidad, o es porque los medios utilizados por la mafias son tan avanzados que no admiten control, o simplemente porque hay conchupancia, a todos los niveles, para que por tanto tiempo, sigamos soportando escases, inflación cada día mayor, detección de tal o cual acaparamiento, que no se refleja en la disminución de la escases, colas para todo, forcejeo y casi que trompadas cuando llega a los expendios algún producto como el aceite, azúcar, papel higiénico, servilletas, harina de trigo, desodorantes, champús, jabón en polvo, jabón de tocador, máquinas de afeitar, pañales, toallas sanitarias y no se diga leche en polvo, que si llegara algún día, sería como si lloviera oro desde el cielo y el espectáculo sería como cuando se rompe una piñata en una fiesta de niños elevada a la máxima potencia y con consecuencias devastadoras.

De paso los dueños, gerentes o administradores de los grandes abastos, aprovechan para hacer todo lo necesario que genere el caos, pues en lugar de colocar en cada caja los productos que todo el mundo ansía ver y comprar, para que el cajero lo ofrezca a cada cliente en el momento de cancelar, llaman a enormes colas dentro del establecimiento y lo que provocan es desorden, y logran el objetivo de que los que pierden la cola, porque el producto supuestamente se termina antes que les toque el turno, salgan echando pestes contra el gobierno, y más de uno gritando: ¡tenemos patria!, ese es el fin de quien monta la estrategia, fríamente calculada, es una de las tantas maneras de contribuir dentro de la guerra económica a inyectar en la mente de los venezolanos una dosis de animadversión, en paralelo con la violencia y la guerra mediática nacional e internacional, para derrocar por cualquier vía al gobierno revolucionario, pues tienen la esperanza, algunos manifiestan que la certeza, que todo ello se va a reflejar en la parlamentarias, en las que auguran una debacle para el chavismo y con ello alimentan la idea de repetir aquí lo de Paraguay o entorpecer de tal manera al gobierno, que todo devenga en una subversión generalizada.

No sé si me van a tildar de loco, iluso o lo que sea, pero yo, o fue que lo soñé o se me ocurrió de repente una solución que contribuiría a limpiar en alto grado de la porquería abusiva del comercio en todas su ramas, el establecer un formula que divida las ventas al público de todo, en producto importados por un lado y venezolanos por otro, con los precios bien visibles en cada uno de ellos, a fin de que quien quiera voluntariamente dejarse robar que lo haga y no como ahora sucede en que todo aparece mezclado y el pobre consumidor fácilmente cae en la trampa de la respuesta frecuente de que el precio es porque se importó a dólar libre..

Por lo menos aquí en este estado, emblemático por lo vergonzoso de los aciagos días del guarimbeo mortal, que aquí tuvo su máxima expresión, la realidad que vivimos es, en parte, la que intento reflejar en este humilde escrito y cualquier cosa que se haga sería un aporte en la lucha sin cuartel que la revolución está enfrentando, al menos por ahora, sin éxitos aparentes, pues los precios no frenan su alza casi que diaria, el contrabando, en grande y bachaqueado, sigue boyante y los demás factores que hay que enfrentar a diario para adquirir cualquier producto, siguen campantes y causando a los ciudadanos sensaciones de estrés, rabia, desazón e impotencia que Dios quiera no se reflejen el próximo diciembre en el momento de votar.

Tenemos casi un año para vencer o morir, es necesario vencer y si no, sentarnos a ver pasar en procesión el cadáver de este nuevo intento por derrotar a un imperio todopoderoso y a sus lacayos de aquí e instituir un sistema que logre una sociedad igualitaria y participativa en la que reine el amor y la solidaridad que no es otra que lo que conocemos como SOCIALISMO.-

Veremos, el tiempo aunque corto puede ser suficiente si hay voluntad política de nuestros gobernantes y colectiva del pueblo, para sobreponerse una vez más a los arteros ataques a que estamos sometidos.-, a todos los niveles, para que por tanto tiempo, sigamos soportando escases, inflación cada día mayor, detección de tal o cual acaparamiento, que no se refleja en la disminución de la escases, colas para todo, forcejeo y casi que trompadas cuando llega a los expendios algún producto como el aceite, azúcar, papel higiénico, servilletas, harina de trigo, desodorantes, champús, jabón en polvo, jabón de tocador, máquinas de afeitar, pañales, toallas sanitarias y no se diga leche en polvo, que si llegara algún día, sería como si lloviera oro desde el cielo y el espectáculo sería como cuando se rompe una piñata en una fiesta de niños elevada a la máxima potencia y con consecuencias devastadoras.

De paso los dueños, gerentes o administradores de los grandes abastos, aprovechan para hacer todo lo necesario que genere el caos, pues en lugar de colocar en cada caja los productos que todo el mundo ansía ver y comprar, para que el cajero lo ofrezca a cada cliente en el momento de cancelar, llaman a enormes colas dentro del establecimiento y lo que provocan es desorden, y logran el objetivo de que los que pierden la cola, porque el producto supuestamente se termina antes que les toque el turno, salgan echando pestes contra el gobierno, y más de uno gritando: ¡tenemos patria!, ese es el fin de quien monta la estrategia, fríamente calculada, es una de las tantas maneras de contribuir dentro de la guerra económica a inyectar en la mente de los venezolanos una dosis de animadversión, en paralelo con la violencia y la guerra mediática nacional e internacional, para derrocar por cualquier vía al gobierno revolucionario, pues tienen la esperanza, algunos manifiestan que la certeza, que todo ello se va a reflejar en la parlamentarias, en las que auguran una debacle para el chavismo y con ello alimentan la idea de repetir aquí lo de Paraguay o entorpecer de tal manera al gobierno, que todo devenga en una subversión generalizada.

No sé si me van a tildar de loco, iluso o lo que sea, pero yo, o fue que lo soñé o se me ocurrió de repente una solución que contribuiría a limpiar en alto grado de la porquería abusiva del comercio en todas su ramas, el establecer un formula que divida las ventas al público de todo, en producto importados por un lado y venezolanos por otro, con los precios bien visibles en cada uno de ellos, a fin de que quien quiera voluntariamente dejarse robar que lo haga y no como ahora sucede en que todo aparece mezclado y el pobre consumidor fácilmente cae en la trampa de la respuesta frecuente de que el precio es porque se importó a dólar libre..

Por lo menos aquí en este estado, emblemático por lo vergonzoso de los aciagos días del guarimbeo mortal, que aquí tuvo su máxima expresión, la realidad que vivimos es, en parte, la que intento reflejar en este humilde escrito y cualquier cosa que se haga sería un aporte en la lucha sin cuartel que la revolución está enfrentando, al menos por ahora, sin éxitos aparentes, pues los precios no frenan su alza casi que diaria, el contrabando, en grande y bachaqueado, sigue boyante y los demás factores que hay que enfrentar a diario para adquirir cualquier producto, siguen campantes y causando a los ciudadanos sensaciones de estrés, rabia, desazón e impotencia que Dios quiera no se reflejen el próximo diciembre en el momento de votar.

Tenemos casi un año para vencer o morir, es necesario vencer y si no, sentarnos a ver pasar en procesión el cadáver de este nuevo intento por derrotar a un imperio todopoderoso y a sus lacayos de aquí e instituir un sistema que logre una sociedad igualitaria y participativa en la que reine el amor y la solidaridad que no es otra que lo que conocemos como SOCIALISMO.-

Veremos, el tiempo aunque corto puede ser suficiente si hay voluntad política de nuestros gobernantes y colectiva del pueblo, para sobreponerse una vez más a los arteros ataques a que estamos sometidos.-



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Saúl Molina


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