La formación de esta variante parasitaria empresarial, extrajera en principio, híbrida y nacional después, arrancó con las primeras concesiones. Estas fueron supervisadas y avaladas por los antipatriotas abogados y leguleyos de marras[1]. Estos colaboradores incondicionales de las petroleras y mineras extranjeras se comportaron como los sucesores de los políticos entreguistas del siglo XIX, con el ignaro y lancero Páez como cabecilla del cipayaje[2]; abogaduchos, hoy mejorados en universidades no menos cipayas, de cuyos malos ejemplos y para vergüenza nacional seguimos todavía cosechando amargos frutos.
Las formas de este pillaje ha sufrido una metamorfosis con tantas fases como las que ha vendido experimentando el pueblo venezolano, hablamos del pueblo trabajador, habida cuenta de la clase explotadora, la compradora de mano de obra como la de los ya citados abogados, suele mantenerse en sus trece por la misma razón e que quienes no trabajan jamás podrá desarrollárseles su cerebrito incipiente.[3] Las frecuentes metidas de pata y patas, la de sus desaguisados, así lo confirman, sólo que al igual que el ganado porcino, van siempre hacia adelante inclusive hacia su propio barranco.
Los mantuanos de ayer pusieron títeres en los Ministerios del Estado, gobernadores y alcaldes. Mediante estos burócratas consiguieron contratos leoninos contra el Estado a favor de terceros generalmente extranjeros a quienes servil y antipatrióticamente se han entregado.
Es a este tipo de venezolanos al que se referió Simón Bolívar cuando infirió que “más nos habían dominado por la ignorancia que por la fuerza”.
Colocaron diputados y senadores no menos títeres que los anteriores burócratas; corrompieron a todos los funcionarios que se les iban pareciendo en las cadenas protocolares o durante el largo papeleo que ellos, los corruptos, alargaban ex profeso. Se trata de una corrupción política y económica entendida como aberración del sistema capitalista.
Hoy, la manera de apropiarse indebidamente de la renta petrolera sin trabajar es arrancando y exprimiendo las pensiones y demás salarios mejorados del alto porcentaje de personas que se han visto notoriamente bonificadas por la actual Administración. Es la llamada “guerra económica”, como eufemismo de parasitismo rentístico empresarial.
Lo que ya no pueden seguir haciendo mediante trampas electorales que conocimos durante la 4ta. República, lo están haciendo mediante la presente inflación inducida que no sólo les garantiza riqueza fácil e inmediata, sino que a mediano o largo plazos-así lo estima la derecha-podría redundarles en la perturbación de la presente revolución por una suerte de asfixia económica. Sin embargo, a grandes males, grandes remedios. Maquiavelo no se equivocó en sus apreciaciones al respecto.
20/12/2014 06:04:48 p.m.20/12/14
[1] Pablo Neruda los cita en la primera estrofa de su celebérrimo poema (Canto General): “Los abogados del dólar”. : http://www.agv.cl/cvkesptxts/
[2] Véase: http://es.wikipedia.org/wiki/
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[3] El científico Federico Engels, entrañable amigo y coproductor de El Capital, nos enseña que la transformación del mono en hombre fue dada cuando estas variantes de cuadrumanos comenzaron a trabajar, a hacer herramientas de trabajo, cosas así. Hasta justo antes, esos mismos chimpancés eran simples recolectores silvestres. Así encontramos, pues, una explicación razonable de que los cambios en nuestro cerebro como bebé sólo se puede desarrollar si el niño durante las demás fases etarias las dedica a trabajar en sus diferentes formas productivas. Robar, explotar a terceros, vivirá costillas de los padres y demás familiares, hacer trampas en el juego, el juego, y afines, son trabajaos improductivos, y si su cerebro se desarrolla en esa línea laboral es para perfeccionar el robo, la explotación, el pillaje y las trampas en actividades lúdicas.1