"Mercedes" es para mí, lo mejor de Simón Díaz. Me parece el tema más poético que "Caballo Viejo", pese a este alcanzó repercusión mundial.
En esa excelente canción, se advierte a un amigo, "los peligros que allí corre su mujer". Se trata que según la letra, en un recodo del río, un caimán inmenso la espera para devorarla, mientras ella se baña "inocente del peligro que corre".
Se trata simplemente que "Mercedes", hermosa mujer, está enamorada de un hombre que pudiera no merecerla y de quien el personaje que canta en primera persona está también prendado. Lo del caimán que la espera "en un recodo del río" no es más que recurso poético del Tío Simón.
Pero, no obstante lo anterior o quizás por eso mismo, se siente obligado avisarle al amigo y esposo de la mujer amada para que "vaya a salvarla y de pronto voy con él". La canción o su autor considera aquello "obligación de un amigo".
Justamente para eso están los amigos. Esta idea y hasta lamento viene a cuento por el asunto CUBA-EEUU donde Venezuela o el presidente Maduro parecieron como quedar por fuera.
Me he propuesto escribir esto por culpa de Clodovaldo Hernández,http://www.aporrea.org/internacionales/a200159.html, quien trató el tema desde el punto de vista del interés de los periodistas y, sobre todo, acicateado por Eleazar Díaz Rangel, quien en su columna dominical, señaló que al parecer sólo los periodistas fueron sorprendidos por aquello. Destacó que ningún medio fue capaz de detectar que aquellas conversaciones se llevaban a cabo. Por supuesto, sin quererlo o más bien con mucha discreción, a Eleazar Díaz no le gusta meterse en vainas, sugirió que aparte de Obama, sus íntimos, el Papa y el gobierno de Brasil, más nadie sabía del asunto. Entiéndase bien, ¡más nadie!
Confieso que las alarmas internamente se me prendieron al escuchar a Raúl Castro y luego a Obama anunciar lo que anunciaron, porque percibí en el primero y luego en mucha gente el nacimiento de una esperanza nada clara y poco promisora, salvando por supuesto la alegría que significa el regreso a Cuba de los tres restantes detenidos por EEUU y la dudosa idea que todo ello derive en bienestar para los cubanos. Pero también porque me quedó la sensación, ahora confirmada por ciertos hechos, que el presidente Maduro fue de los primeros sorprendidos.
Como dice Clodovaldo en su ameno estilo, no fueron sólo los periodistas quienes se quedaron con el bate al hombro viendo pasar aquella recta de humo que quemó la mascota. Pienso que también el presidente Maduro y esto lo digo, como también lo dijo Clodovaldo, tomando en cuenta los contundentes anuncios y declaraciones dados por aquél apenas dos días antes.
El presidente de Venezuela, acusó a Estados Unidos y Obama de crímenes de guerra, lo que no es nada novedoso y menos ajeno a la verdad, ante una multitud que le escuchó y aplaudió con entusiasmo. Hasta anunció que se proponía llevar al gobierno o gobiernos de USA a tribunales internacionales por sus repetidos crímenes y violaciones a los derechos humanos. En el campo de la diplomacia esas declaraciones suelen traer consecuencias en veces serias. Y Obama, casualmente, digo casualmente, al día siguiente le dio el visto bueno a las sanciones promovidas por la extrema derecha del congreso, incluidos cubanos mayameros como para dejar el juego empatado
Lo anunciado por Castro y Obama, dos días después, obligó a Maduro bajar el tono, lo que en sí mismo no estaría mal, y solicitar se nos tratase de la misma manera que a Cuba.
Pero todo no quedó allí. Al día siguiente o también dos días después de haber anunciado los acuerdos logrados con Obama, en un discurso como de arrepentimiento o reconocimiento de culpa, inesperado, Raúl Castro, pese haberlo hecho ya en la reunión del ALBA, deja constar su apoyo a Venezuela por las amenazas, sanciones anunciadas y aprobadas posteriormente por el gobierno de Obama a funcionarios nacionales.
No me parece sensato apelar al infantil recurso del secreto diplomático, habiendo de por medio asuntos de Estado de tanta envergadura que amenazan a mi amigo.
No quiero decir más; sé que se trata de un asunto muy delicado y donde prevalecen criterios en veces hasta como religiosos. Sólo para terminar, me limitaré a volver sobre la canción de Simón Díaz, "Mercedes", donde el cantor o un personaje de la letra, pese estar enamorado de Mercedes, se siente obligado a avisarle al amigo que "hay allí un peligro que amenaza a su mujer y de paso voy con él".